Podríamos estar en cualquier ciudad del mundo. Todo es amable, pero empezamos a conversar, relajados, y Mina nos cuenta como anécdota que le secuestraron la semana pasada. Adiós jazz, adiós ambiente amable, adiós maravillosa temperatura primaveral.
¿Por qué un hombre infectado de sida puede violar a su hija porque cree que tener sexo con una niña virgen le curará? Las creencias desempeñan un papel causal en la conducta, y hay conductas que no pueden ser respetadas ni entendidas. Un miserable que le practica la ablación a su hija es un miserable, se ampare en la creencia que se ampare.
He pasado unos meses de silencio, debatiéndome entre el contar y el no contar, intentando dar con el cómo o el por qué. Varias veces al día me encontraba a mí misma pensando “esto es una barbaridad, esto tengo que contarlo.” O “Esto es bello, esto tengo que compartirlo”.
Antes de que pudiera darme cuenta, mi querido amigo cruzaba el precipicio por la vía del tren. Los pasos coincidían con las viejas tablas de madera; un paso en falso y caías al río. Y estaba alto. Y me daba miedo.
El azar hizo que me topara con George Ishak, político fundador de Kifaya, el movimiento que en 2004 preparó el terreno para la Revolución. Rompió, de algún modo, la cultura del miedo al conseguir el derecho a manifestarse bajo la Ley de Emergencia y el derecho a elegir al presidente.
Es agotador intentar encontrar algo real. Miro las fotos y veo la alegría de la gente y creo que es una felicidad sostenida por las ganas de ser feliz, no por los hechos.
Tiene 95 años, un bigote blanco que le da aspecto de ratón sabio, una sonrisa que ilumina el mundo mil veces y un alzheimer temprano que a veces le hace olvidar que es un héroe, y le convierte en niño pequeño que se hace pis encima