Langtang National Park: stone and water paths

For: Raul Garcia (text and photos)
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Namaste. La primera palabra que oyes al llegar a Nepal. It means hello or goodbye, depending on the situation. Until our departure, we will not stop listening to it constantly.

El Lama hotel no es un hotel como podríamos imaginar, sino un campamento. Se encuentra a medio camino del Langtang National Park. Un conjunto de casas de piedra, in the best, o de madera, techos de planchas de hojalata con la única sujeción de unas piedras encima para evitar que salgan volando en un día de viento. También hay alojamientos, no sabría cómo denominarlos. Yo estoy en el Sherpa Lodge. Tiene dos alturas y bien podría pasar por un refugio de montaña, pero no como los de nuestro querido Pirineo, que en comparación son hoteles de 4 stars.

Desde una ventana veo cómo van apareciendo los últimos caminantes que se dirigen, igual que yo, a Langtang

Rooms, más parecidas a unos barracones con separaciones de madera, miden unos cinco metros cuadrados. Mine, al estar en una esquina, tiene tres ventanas. Desde una de ellas veo cómo van apareciendo los últimos caminantes que se dirigen, igual que yo, a Langtang, y cómo no, los denominados porteadores. Luego hablaré de ellos.

Desde otra, veo lo mismo, pero esta vez esos caminantes ya vienen de bajada. Ambos grupos haremos noche en este mágico lugar, en medio de un espeso bosque y al lado de un enorme barranco por el que no deja de bajar agua, y eso que estamos entrando en el invierno y ya debería llevar poco caudal.
Voy al cuarto oscuro donde mi guía dice que hay una ducha de agua caliente. Un habitáculo diminuto con puerta de hojalata y un pequeño grifo con ducha. Entro y abro el grifo. Sale un hilo de agua fría, no tan fría como la del barranco, pero fría a fin de cuentas. Pienso que tal vez para mi guía eso es caliente, así que me ducho tan rápido que el agua casi no ha tocado el suelo cuando ya he terminado. Salgo de allí diciéndole al guía que el agua estaba fría, y él me aconseja encender el termo la próxima vez. Shit. Una ducha de agua fría gratuita.

Me ducho tan rápido que el agua casi no ha tocado el suelo cuando ya he terminado

Cojo mi cámara y voy a dar una pequeña vuelta por el lugar, pequeña porque no más de 100 metros de camino pasan por aquí antes de enfilar hacia Langtang, la siguiente “gran” población. Este sitio me invita a sentarme y disfrutar de la gente. Un anciano se acerca y me pregunta de dónde vengo. Of Syabrubesi, le respondo. Quieres saber de dónde soy. España es mi respuesta. Ahora me toca a mí. «¿Qué edad tienes?». Me sorprendo al oír 78. Entablamos una cómoda conversación en un inglés indio, ya que tanto él como yo nos manejamos mejor en nuestra lengua materna.

Al rato se va a arreglar su cercado de madera para que la vaca no se escape. Lo repara con unas tiras de caña de bambú, que por aquí abundan. Me sorprende ver cómo aguantan esas tiras, y más como las tensa. Después de darle un par de vueltas a los dos palos, uno vertical y otro horizontal, hace girar sus dedos con la tira hasta que ya no puede más, y listo, ni nudos, ni nada más, eso es suficiente.

Los rayos que atraviesan las húmedas ramas de los árboles y el agua del barranco dan al lugar un aire místico

Su mujer está con sus dos nietos cogiendo algo que no termino de saber qué es. Al verlos me imagino que desde pequeños les enseñan las tareas básicas de esta vida en una aldea de montaña. Imagino que sin esos conocimientos no durarían ni un mes en este lugar con unas condiciones realmente duras. Temperaturas bajo cero, abastecimiento de comida a más de 6 horas caminando y a más de 1.000 vertical meters.

Sigo disfrutando de los últimos rayos de sol que bañan mi cara. Los rayos atraviesan las húmedas ramas de los árboles, que junto con el agua del barranco que choca con las redondas rocas le da un aire místico. Immediately, veo interrumpida mi paz por un grupo de adolescentes boy scouts en pantalones cortos, camisetas de algodón de manga corta, botas de montaña y calcetines de lana gordos bajados hasta el final de la caña del calzado.

Veo interrumpida mi paz por un grupo de adolescentes boy scouts en pantalones cortos

Están acompañados por dos monitores, uno de ellos muy parecido a unos muñecos que tenía de pequeño. Pantalón militar arremangado hasta las rodillas, e inflado como un globo por las horas de gimnasio o por los anabolizantes. Al tipo se le nota que le gusta mostrar su fisonomía. Por lo que entiendo, no caben todos en un lodge, así que tras hacerle unas señas a un pipiolo sube corriendo hacia el siguiente lodge. Va dando saltos de piedra en piedra, mientras el adolescente lo mira impresionado y le sigue.

Mi experiencia en la alta montaña me dice que las personas muy musculosas, y este tipo lo es exageradamente, en altitud lo pasan fatal, pues el mal de altura los visita antes que a otros. Toda esa cantidad de músculos sobredimensionados necesitan gran cantidad de oxígeno, oxígeno que a partir de los 3.000 metros empieza a escasear. Realmente no escasea, es la misma cantidad, pero como la presión es menor, las moléculas de oxigeno están más separadas, y por cada respiración, entra menos aire en los pulmones. Estamos a 2.450 metros de altura y mañana llegaremos a los 3.500. Los boy scouts y su fornido monitor no subieron más allá de Langtang.

Los boy scouts y su fornido monitor no subieron más allá de Langtang

Los porteadores, son personas increíblemente fuertes aunque de complexión delgada y pueden cargar con el doble de su peso o más. En las expediciones al Everest cada uno de ellos carga con más de 100 kg con ayuda de cuerdas que enrollan por la carga y gracias a una pequeña cinta que se ajustan en la frente. Algunos van con chanclas y calcetines por un terreno pedregoso y a ratos resbaladizo.

Para este trekking suelen cobrar unos 10 euros diarios y está incluido el alojamiento y la comida. Mi porteador es un tipo bajito, desaliñado y bastante sucio. Creo que si yo fuera él, estaría igual de sucio. No todos tienen posibilidad de tener una ducha de agua caliente, y a 5º no creo que haga mucha gracia meterse bajo un chorro de agua que no debe estar mucho más caliente. Es callado. Mi guía le hace entrar en una casa de té. Él entra tímido y se sienta lo más cerca de la puerta, como si no quisiera molestar. Toma la taza y se mantiene callado.

Desde mi ventana veo la blanca montaña de Langtang iluminada por los últimos rayos de la tarde. Are 17:30 y hace rato que la luz del sol nos abandonó. Mañana volverá a las 6:00 and, her, una nueva aventura.

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Comments (1)

  • Chidy Dad

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    lol, la ducha con agua fria es para reactivar el organismo, tú al ser de occidente no controlas el tema, vivimos en el paraíso y no nos damos cuenta y lo peor es que nos quejamos de vicio

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