Ronda: the most beautiful city in the sunlight

For: Javier Ramos (text and photos)
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«Si vais alguna vez a España, it is to Ronda where you should go. La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico». Ernest Hemingway se sintió seducido por el influjo de la ciudad malagueña, whose history and appearance overwhelm me as soon as I set foot on it. Aunque tengo tiempo para disfrutar de este viaje, no permanezco ajeno a la primera estampa que me dispensa Ronda: su desafío a la ley de la gravedad sobre una enorme pared vertical de rocas. Observo como la ciudad asume la división que de ella hace el río Guadalevín, raído de aguas, que atraviesa el núcleo urbano formando un espectacular tajo que sobrepasa los 100 metros de profundidad entre gatos asilvestrados y basuras despeñadas.

Ronda es un compendio de bellezas, es una perla engarzada en el corazón de sus serranías, una ciudad partida en dos. Está dividida en tres barrios: la Ciudad, que es el barrio viejo, medieval; el Mercadillo, que es el que surgió después, y los arrabales modernos. Todo este entramado me invita a callejear por la ciudad vieja, seguir las murallas árabes, pasar por debajo del arco de la puerta de Almocábar (siglo XIII) mientras contemplo los bellos ejemplos de arquitectura civil, o pasear por los jardines colgantes de la Casa del Rey Moro, decimonónica. Llamada por estos foráneos Izn-Rand Onda, antes Ronda fue la Acinipo romana y antes, la Arunda celta.

Ernest Hemingway was seduced by the influence of the Malaga city

Dos lugareños que pasan por allí me recomiendan que fije la mirada sobre las extrañas pilastras en figura de ajusticiados que sostienen el templete barroco de los Dolores y la colegiata de Santa María la Mayor. Clearly, sabio consejo; se trata de un prodigio renacentista gótico y barroco sobre rastros de la antigua mezquita. También sobre una mezquita se construyó la iglesia del Espíritu Santo, mi siguiente parada, que completa un itinerario religioso que discurre por la iglesia de Nuestro Padre Jesús, en el barrio del Mercadillo, el convento de San Francisco (mandado construir por los Reyes Católicos), the convento de Santo Domingo (antigua sede de la Inquisición), la ermita de la Virgen de Gracia y el convento de la Madre de Dios.

Los pasos del viajero se dirigen prestos hacia el pasadizo minado más notable de España. Descubro que cuenta con 365 steps, uno por cada día del año. Emprendo un recorrido que salva unos 60 vertical meters, con tramos de escalera muy angostos y quebrados. Un lugar tan peculiar como éste no está exento de leyenda. La puedo leer en la cruz marcada en la piedra que hay a mitad de recorrido. La tradición sostiene que la hizo un esclavo cristiano sin otra herramienta que la uña del dedo pulgar.

La tradición sostiene que el pasadizo lo hizo un esclavo cristiano sin otra herramienta que la uña del dedo pulgar

No me iré de Ronda sin echar, at least, un rápido vistazo a la plaza de toros, de la que aseguran es la más antigua de España. Construida en 1785 en lugar de una anterior que había de madera, me uno, to reach, a un grupo de guiris cuya guía con acento andaluz explica, con orgullo, que en este coso debió torear Francisco Romero, el primero que usara estoque y que inventara la suerte de recibir. Una plaza de piedra, pero con una barrera de madera muy especial, la del pinsapo. Hoy sería impensable utilizar este árbol, reliquia de la época de las glaciaciones y muy protegido. Más que la plaza en sí, lo que más me llama la atención de este lugar es el Museo del Bandolero, que conserva una sala dedicada a la figura de José María Hinojosa, El Tempranillo.

La serranía, antaño refugio de famosos bandoleros, asoma como una región montañosa de perfil accidentado

Los alrededores de Ronda no la desmerecen. Su serranía asoma como una región montañosa de perfil accidentado, que en su momento fue refugio de famosos bandoleros, con colinas donde pastan los rebaños y formaciones calizas sobre las que vuelan las águilas. Pero antes me acercaré, si el cansancio no me lo impide, hasta la Cueva de la Pileta. Una atenta muchacha de la oficina de turismo me ha esbozado su pequeña historia, que merece la pena visitar. Descubierta en 1905 y declarada Monumento Nacional, contiene un importante conjunto de pinturas rupestres de cabras, caballos o ciervos. Está apenas a 14 kilómetros de Ronda.

Tras una jornada de paseo histórico, creo que deberé hacer mías las palabras del Premio Nobel. Concluyo mi grata experiencia viajera parafraseando a otro escritor, Juan Goytisolo: «A la luz del sol Ronda es la ciudad más hermosa del mundo». Nothing is further from reality.

 

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