Georgias del Sur: tras las huellas de Shackleton (I)

Por: Sebastián Álvaro (texto y fotos)
Previous Image
Next Image

info heading

info content

Hace diez años, en 2003, después de seis días de azarosa y dura navegación por el mar más temido por los marinos, de repente se levantó la niebla y pudimos ver unas montañas que parecían surgir del fondo océano. Fue mi primer encuentro con Georgias del Sur, un espectáculo casi irreal que nos acompañó hasta que atracamos en la bahía de Grytviken. En nuestro derredor se levantan montañas enormes que abrazan y protegen la bahía y un pequeño cementerio; estamos en medio del Atlántico sur, a un paso de la Antártida.

En pocos lugares de la Tierra he sentido tanta emoción como en éste, al estar delante de la tumba de Ernest Shackleton, uno de los más grandes exploradores polares de todos los tiempos. Mientras que tras las hazañas de Amundsen se percibe la ambición, a veces con tintes no muy limpios, y la altivez del vencedor, y en la épica de Scott hay una mezcla de tozudez y el honor de la Royal Navy desfasado, en la de Shackleton sólo se percibe humanidad y tenacidad a partes iguales. Ésa fue su grandeza. Por eso su ejemplo es lo que ha perdurado.

En pocos lugares de la Tierra he sentido tanta emoción como en éste, al estar delante de la tumba de Shackleton

La travesía que tuvieron que realizar Shackleton, Crean y Worsley en la isla Georgias del Sur -mientras iban en busca de ayuda a la factoría ballenera de Stromnes– reúne todos los ingredientes de una gran aventura. Esta marcha, que se desarrolla sobre glaciares, anfiteatros helados, collados y bahías pobladas de elefantes marinos y pingüinos, merece situarse entre las más bellas travesías del mundo: por el ambiente desolado y salvaje que se respira en esta isla perdida en medio del Atlántico sur; por el compromiso que exige el acometerla -ya que la mínima contingencia puede adquirir aquí tintes dramáticos-, por la experiencia en marchas sobre glaciares y en navegación que se precisa, y porque, en definitiva, en pocos lugares como en éste te sientes transportado al centro de una de las aventuras más heroicas y ejemplares que se ha desarrollado en las regiones polares.

La sensación de aislamiento y grandiosidad que se siente mientras se atraviesa Georgias del Sur de un lado a otro, es absoluta. Mientras que otros lugares del planeta, la mayoría, en los últimos cincuenta años se han hecho más accesibles, y algunos, como el campo base del Everest, y algunos más del Himalaya, incluso se han masificado, en Georgias ha ocurrido lo contrario. En aquellos días en los que Shackleton y sus dos compañeros la acometieron, existían en la isla cinco factorías balleneras, donde vivían y trabajaban cientos de trabajadores, que hoy no son más que poblados fantasmas, y el salitre, la herrumbre y el abandono son su única compañía. Hoy un solo puñado de personas en Grytviken es el único asentamiento humano en todo Georgias del Sur.

Esta marcha merece situarse entre las más bellas travesías del mundo

A la factoría de Stromnes llegaron el 20 de mayo de 1916 Shackleton y sus dos compañeros, Worsley y Crean, tras una marcha continúa de 36 horas. Fue la penúltima hazaña liderada por “el jefe”, con el fin de rescatar sanos y salvos a todos sus compañeros. Hoy, con buenas condiciones climatológicas, puede realizarse en tres días de marcha. Los rudos trabajadores noruegos que trabajaban en la base ballenera fueron los primeros en tener noticias de aquellos hombres que llevaban perdidos año y medio y que parecían fantasmas. El Endurance, el barco de Shackleton, había recalado precisamente en Georgias dieciocho meses antes. Allí había dado comienzo una de las odiseas de supervivencia más prodigiosas de todos los tiempos.

En agosto de 1914, Shackleton, a bordo del barco Endurance, había iniciado una de las más grandiosas aventuras polares. Su objetivo era “realizar la última gran travesía terrestre” que quedaba por hacer en la Tierra: atravesar la Antártida de punta a punta pasando por el Polo Sur. Lo que no podía imaginar es que no llegarían ni siquiera a poner pie en el continente helado y que, en pocos meses, su único objetivo sería intentar regresar con vida a Europa. Dos años más tarde, en 1916, Shackleton y otros cinco compañeros llegaron en una pequeña chalupa a la isla San Pedro, la más grande del archipiélago de Georgias, para pedir ayuda y rescatar a la tripulación del Endurance, (que había sido hecho astillas por la presión de los hielos en el mar de Weddell) que estaba atrapada y al filo de la supervivencia en la isla Elefante.

Nuestra expedición intentará repetir esta increíble aventura casi cien años más tarde

Para pedir auxilio en las factorías balleneras, Shackleton y dos compañeros, Worsley y Crean, deberían atravesar una isla desconocida, de punta a punta, internándose en enormes valles glaciares, escalando escarpaduras, collados y cruzando bahías, en una de las más duras aventuras modernas que se recuerdan. Desde entonces Shackleton es una referencia tanto en el mundo de los aventureros como en el de las empresas; un ejemplo de liderazgo en condiciones extremas.

Nuestra expedición -patrocinada por Halconviajes.com y Salomba Ventures– intentará repetir esta increíble aventura, casi cien años más tarde, navegando en un velero desde las islas Malvinas hasta la bahía del rey Haakon, el mismo lugar donde llegaron Shackleton y sus hombres, y luego atravesaremos la isla exactamente por el mismo itinerario que los británicos hasta llegar a Stromness, donde se encontraban las plantas balleneras que ayudarían a Shackleton a rescatar vivos a todos sus hombres tras 18 largos meses de soledad y frío. Luego exploraremos la zona montañosa del interior para intentar escalar algunas de estas grandes montañas abriendo rutas nuevas. Será nuestro particular homenaje a este explorador británico.

Los miembros de la expedición

Sebastián Álvaro. Creador de Al Filo. Más de 200 expediciones y 300 documentales, periodista, conferenciante…
Juanjo San Sebastián. Miembro de Al Filo desde sus comienzos. Cumbre en el K2 y varios ochomiles más, escritor …..
Ramón Portilla. Miembro de Al Filo. El primer español en conquistar las 7 cumbres. 7 Ochomiles y más de 100 expediciones
José Manuel Fernández. Alpinista de última generación, cima invernal Laila, acaba de regresar de un intento en solitario a la Torre del Trango…
David Pérez. Miembro de Al filo. Buceador, múltiples expediciones de montañas y subacuáticas….
Luis Heras. 3 Dakares, Transorientale, expediciones en moto en los cinco continentes…
Remedios Morán. Montañera, motera, fisio, navegante, responsable de la salud de la expedición…
Mariano Izquierdo. Cámara de Al Filo en grandes viajes y expediciones, montañero y buceador…
Hugo Delignieres. Capitán de La Sourire, navegante experto en la navegación de los mares antárticos con numerosas expediciones en su haber. Fue el primer navegante en invernar en solitario en la Antártida.
Marie Paul Guillaumot. Navegante y tripulante de la Sourire, más de 20 años de experiencia en travesías por los mares del sur.

 

  • Share

Escribe un comentario