Laila Peak (In): Uno psicologo nei lager

Da: Sebastián Álvaro (testo e foto)
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Il Laila Peak es la mejor respuesta a cuantos me preguntan el porqué de mi tenaz fascinación por el Karakorum. Para quien ama las montañas, contemplar elevarse este colmillo impresionante de hielo y roca es una experiencia incomparable. Si cade in montagna d'amore e nello stesso modo in cui si cade per una donna, per la sua bellezza, per la sua potente attrazione che provoca solo il mistero, per la sua apparente inaccessibilità, porque cierras los ojos y sólo piensas en ellas, perché, al di là di, es un reto provocador y apasionante. Su inconfundible perfil, afilado como la hoja de un cuchillo, destaca desafiante sobre el cielo del Karakorum, clavado sobre las nubes, alborotando la imaginación de los alpinistas.

Cuando un amigo te propone escalar una montaña así estás perdido, porque no tienes otra opción que decir que sí y seguir el mandato de tu corazón, en ese apartado oculto, al margen de las razones de la razón que, como decía Pascal, a veces no entendemos.

Para quien ama las montañas, contemplar elevarse este colmillo impresionante de hielo y roca es una experiencia incomparable

Con algunos de estos amigos, come Ramon Portilla e Juanjo San Sebastián, llevo más de 30 años compartiendo aventuras y desventuras, muchos más de los que aguantan la gran mayoría de matrimonios. Hemos dado tumbos por todo el planeta viviendo momentos extraordinarios, buenos o malos, pero siempre extraordinarios.

Nos hemos abrazado en la montaña más alta de la Antártida, refugiado en una tienda en medio de una tormenta en la Patagonia, el Tíbet o el Himalaya y pasado frío, calor y sed en otros tantos lugares remotos, y hemos llorado abrazados soportando el dolor de perder muchos amigos cercanos en estos años. Nuestros petates están desgastados por más de cien expediciones y el olor inconfundible de los porteadores del Baltistán y en el corazón tenemos más cicatrices que los soldados viejos de los Tercios de Flandes, e ancora, ciò nonostante, no le hemos puesto corazas.

Cuando un amigo te propone escalar una montaña así estás perdido, porque no tienes otra opción que decir que sí

La vida nos ha sido pródiga en inmensas alegrías, por las que tuvimos que pagar, pero no nos ha ahorrado tristezas y amarguras. A Juanjo, un alpinista con alma de poeta y rostro de boxeador, le faltan siete dedos por quedarse al lado de su compañero Atxo en un dramático descenso del K2. Ramon, un niño que cambió la montaña por un destino fatal que le hubiera llevado a ser un magnífico carnicero o un aburrido ayudante de notario, sigue cojeando de su caída en los Alpes, donde estuvo a punto de morir, y los tres juntos varias veces más, in Marocco, Nuova Zelanda, el Himalaya o el Karakorum.

Pero a pesar de todo ello, la fortuna, el azar o el destino ha permitido que sigamos juntos; a veces no conviene hacerse muchas preguntas al respecto de por qué seguimos vivos cuando todo indica que hubiéramos debido abandonar este mundo ya hace tiempo. Simplemente tuvimos más suerte. Aunque discutimos vehementemente y poseemos caracteres muy distintos, tenemos en común que no se nos ha endurecido el corazón, ni con el tiempo ni con los desengaños con los que, inevitabilmente, te zarandea la vida.

A veces no conviene hacerse muchas preguntas al respecto de por qué seguimos vivos cuando todo indica que hubiéramos debido abandonar este mundo ya hace tiempo

Al decir de Juanjo, somos unos ingenuos que siguen creyendo, a pesar de tantas decepciones, en la bondad de las personas y en la certeza de que la amistad y la lealtad son herramientas más importantes que los “friends”, los pies de gato o los piolets para escalar montañas… y también para caminar por la vida.
Quizás por ello seguimos juntos compartiendo las intensas emociones que nos ofrecen estos lugares al margen del mundo, ajenos al control y la domesticación del hombre.

Es probable que nos hayamos convertido en una especie de marginados de la vida rutinaria, porque huimos de las multitudes y nos refugiamos buscando esos últimos espacios de exclusividad, belleza y soledad, donde aún se respira el aroma de las grandes aventuras.

Huimos de las multitudes y nos refugiamos buscando esos últimos espacios de exclusividad, belleza y soledad donde aún se respira el aroma de las grandes aventuras

Hubo un tiempo en el que todo el mundo fue así: grandioso, selvatico, bello, desolado. El mundo de antes y después del Hombre. Lugares donde te sientes como si contemplases la Tierra por primera vez. Donde siempre estas de paso, donde eres diminuto y vulnerable, donde sólo estar supone, spesso, arriesgar la vida. Todo en ellos es desmesurado: la luz, las distancias, la solitudine, il silenzio, sus tormentas. Su grandiosa belleza. En el Karakorum hay que sumar además la altitud, donde se respira ese aire leve, que apenas alimenta el organismo pero enriquece nuestra imaginación, come, como bien escribió Shakespeare, somos de la misma sustancia de los sueños.

Son lugares que te rechazan y hostigan con todas sus fuerzas, che molti. Pero que siempre, y a pesar de todo lo que en ellos nos hemos dejado, nos ha merecido la pena recorrerlos. Ellos forman parte esencial de mi paisaje interior. Per me è la bellezza del mondo, il silenzio, la solitudine del mondo. Soy la suma de todos ellos, perché, in ultima analisi, somos la suma de lo que vivimos y de lo que amamos.

Esos lugares que te rechazan y hostigan con todas sus fuerzas son para mí la belleza del mundo, il silenzio, la solitudine del mondo

Esa fue la razón por la que me embarqué en una expedición, en apariencia arriesgada, expuesta y disparatada, rumbo al corazón más salvaje del Karakorum, cuyo objetivo era alcanzar la cumbre del Laila Peak situada a unos 6.250 metri, con un estilo ligero y en invierno, algo que nadie siquiera había intentado antes. Effettivamente, tan sólo tres expediciones habían conseguido el Laila (al parecer la acepción de “hermosa” en árabe), lo que da idea de la complejidad que entraña pisar su cima. Pero si fui lo hice esencialmente por su hermosura. Sin duda es una de las montañas más bellas del mundo, una pirámide perfecta que pintarían todos los niños y la que sueñan todos los alpinistas.

Sabíamos que las dificultades técnicas se verían acrecentadas por temperaturas inferiores a los 20º bajo cero en el campo base y por debajo de los – 40º C. en la parte superior de la montaña. Oltre, habíamos “engañado” a José Manuel Fernández, que ya había participado con Ramón en otra expedición al Laila, Álvaro Corrochano, Alex Txikon, Mariano Sinistra e David Pérez, todos ellos buenos amigos de los tres.

El Laila es una de las montañas más bellas del mundo, una pirámide perfecta que pintarían todos los niños

Nadie nos había engañado al respecto. Los ocho amigos estábamos convencidos de que íbamos a pasar mucho frío y que nos metíamos en un gran lío. Pero escaladas invernales como ésta son las que están definiendo el camino del alpinismo del más alto nivel en la actualidad, que busca medirse en un terreno de juego más difícil, expuesto y arriesgado. Es la última frontera del alpinismo.

Sabíamos que el margen de error, ya pequeño en verano, es prácticamente nulo con un estilo ligero y en pleno invierno. Las últimas experiencias en el invierno del Karakorum son dramáticamente rotundas; el año anterior Alex Txikon había perdido a tres compañeros en el Hidden Peak y este mismo invierno, dos los cuatro polacos que consiguieron hacer cima en el Broad Peak no regresaron con vida al campo base. Ése es el grado de exposición de una escalada invernal en este lugar. Como puede verse, anche, todo muy alejado de la ortodoxia de las expediciones comerciales, las botellas de oxígeno y las cuerdas fijas tan de moda hoy en algunas montañas como el Everest.

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Commenti (1)

  • Raul Garcia

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    Me ha gustado leerte Sebastián. Aunque no creo estar a vuestro nivel de dificultad de ascensiones, me reflejo con prácticamente todo lo que has escrito. Una lástima lo de las ascensiones comerciales, cada vez quedan menos lugares no accesibles por cualquiera. Las montañas deberían ser para quienes las respetan y no intentan ganar dinero con ellas llevando a gente que no sabe ni a donde va en la mayoría de los casos.

    Saluti!

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