Kenia: Bye Bye Obama

Por: María Ferreira (texto y fotos)
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«Niaje!». Con ese saludo en sheng, dialecto que utilizan la mayoría de los jóvenes kenianos, abría Barak Obama la Cumbre Global de Emprendedores en Nairobi el pasado fin de semana. El país entero escuchó sus palabras de esperanza, de futuro y de determinación. Nairobi, pletórica y limpia, adornada de banderas estadounidenses que ondeaban junto a las kenianas, se movía a otro ritmo. ¡Ni rastro de los famosos atascos!

Notorios (y corruptos) políticos, canallas de las altas esferas, brillantes emprendedores, jóvenes optimistas, policías malhechores capaces de negociar con el demonio a cambio de dos pavos, escuchaban y asentían. Los extremos morales de Kenia se dieron la mano en aquella visita histórica.

Nairobi, pletórica y limpia, adornada de banderas estadounidenses, se movía a otro ritmo

“¡No hay límites para la imaginación humana!”, afirmaba Obama ante una Kenia emocionada. Se habló mucho del crecimiento económico que el país había experimentado en los últimos años. No se habló de que la corrupción se lleva un tercio del presupuesto nacional. Sí se habló de la necesidad de luchar contra la corrupción. Todos estuvieron de acuerdo en que es un “cáncer”, especialmente el presidente del país, Uhuru Kenyatta, cuyo nombre significa libertad en swahili, a quien la Corte Penal Internacional no pudo juzgar a pesar de estar acusado de ser indirectamente responsable de más de 1.300 muertes en la violencia post-electoral del año 2007. Un presidente que gobierna libre, tan libre que los casos de corrupción que llegan a ser condenados son escasos para un país cuya Policía lidera el ranking de Transparency International como la institución más corrupta del Este de África.

Se habló mucho del crecimiento económico del país y nada de que la corrupción se lleva un tercio del presupuesto nacional

Se habló de los derechos de las mujeres. De democracia. Del triunfante derecho de los débiles a levantarse y a decir NO (pero cómo decir no cuando tienes hambre y te ofrecen un poco de pan). Se presentó el camino al cambio como un giro natural, se pidió un esfuerzo colectivo a un país que es continuamente pisoteado por la hipocresía de la autoridad. El optimismo brilló, simbólico, sobre problemas que no necesitan de símbolos, sino de decisiones. De cosas.

Obama se fue y el tráfico volvió a invadir las calles y las banderas estadounidenses empezaron a desaparecer

Obama se fue, y el tráfico volvió a invadir las calles. Los atascos volvían a desesperar a cualquiera y las banderas estadounidenses empezaron a desaparecer poco a poco. Y entonces la realidad, lo fantástico del país: personas que ganan sesenta dólares al mes y sacan adelante a una familia emprendiendo en un negocio que empieza con dos gallinas; madres que siembran la tierra con su hijo a sus espaldas, agachadas, arrancando las malas hierbas de la tierra fértil; jóvenes que se levantan a las cuatro de la madrugada y cruzan la ciudad hacia sus trabajos mal pagados y que, cuando terminan la jornada, se van a clase porque tienen un sueño. Los emprendedores que no acudieron a la cumbre. Los emprendedores que sostienen este país sobre sus hombros y que se ensucian las manos y se ensucian la ropa.

Los emprendedores que sostienen este país sobre sus hombros y que se ensucian las manos no acudieron a la cumbre de Obama

Cómo puede ser que nos deslumbren tanto las grandes palabras y mostremos tanta indiferencia ante las cosas realmente importantes: las que suceden en la calle, ahora, las pequeñas historias, los pequeños retos, los pequeños sueños que hacen de este país algo grande.

Ojalá que el “niaje” de Obama, ese saludo dirigido al pueblo, llegue directamente al pueblo, y no se enrede en los bolsillos de los sinvergüenzas que “gobiernan” este país de oportunidades que son reales, pero que sólo son accesibles a unos cuantos.

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Comentarios (4)

  • GB

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    Yo comprendo que se quiera dar buena imagen, que se limpie la ciudad y que se planten flores, que se retire a los mendigos y a los borrachos de los lugares por los que va a pasar Obama. Y también comprendo las palabras de ánimo y de esperanza. Pero es necesario denunciar que en ese país la vida no vale nada o vale lo que al corrupto de turno le apetece pedir. Gracias María por ser valiente y denunciar. ¡Mucho ánimo!!

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  • Javier Brandoli

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    Obama es un buen símbolo (con sus carencias) entre una población que necesita símbolos (con sus carencias)…La intrahistoria siempre está por encima del resto.
    Besos María

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  • María Ferreira

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    Tienes toda la razón, Javier. Beso grande desde tu África!

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  • María Ferreira

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    ¡Gracias a ti, siempre! 🙂

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