La Recoleta: el secuestro de los cadáveres de Evita y Aramburu

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)
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Tumba de Eva Perón

 

Entre la sorprendente, divertida y caótica ciudad de Buenos Aires (una debilidad de este viajero) conviene perderse por barrios como San Telmo, Palermo o, por qué no, La Boca para encontrar el verdadero corazón de esta urbe. Las grandes avenidas, los bares canallas que alargan su vida hasta la madrugada, los pequeños y oscuros teatros alternativos o los restaurantes donde se rinde culto a la servilleta son parte de una capital que no puede dejarte indiferente: o la adoras o la desprecias. Esa es la magia del viajero: elegir.

[tab:el viaje]

Pero nosotros somos uno enamorados, además de todo lo anteriormente explicado (mea culpa), de la historia. Y en nuestro recorrido por el alma porteña encontramos un lugar de obligado paso: el cementerio de la Recoleta. Un campo santo cargado de leyendas y bellas tumbas. Es realmente interesante contratar a alguno de los guías oficiales y escuchar durante casi una hora buena parte de la historia más importante del país.

Entre estatuas de mármol
En un pasillo estrecho del espectacular cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires, descansan los restos de la inolvidable Eva Perón. Lo hace en una cámara acorazada, ya que muchos años después de su muerte se decidió devolver su cuerpo a Argentina, enterrarla en el campo santo más importante de Buenos Aires y proteger su tumba para que no volviera a ser ultrajada su memoria y su cuerpo.

La guía que nos acompaña en la visita del campo santo comienza el relato del largo viaje de Evita frente a la tumba del hombre que dio la orden de hacer desaparecer su cuerpo (se encuentra al final del pasillo principal de la entrada). Ironías de descansar un cementerio VIP: el destino ha hecho que el ex general Pedro Eugenio Aramburu y la mujer más amada de toda la historia de Argentina sean vecinos hasta la eternidad. Resumiremos un poco esta apasionante historia.

La noticia del secuestro corre como la pólvora y el pueblo busca, siguiendo rumores, encontrar el cadáver de su amada “presidenta”. Algunas mañanas amanecía el edificio en el que situaban a Evita plagado de flores y velas y, entonces, era rápidamente trasladada a otra dependencia

Aramburu ordena el 23 de noviembre de 1955 secuestrar el cadáver de Evita, que está siendo embalsamado por el doctor español Pedro Ara. El cuerpo es subido a una furgoneta de reparto de flores y comienza un periplo por todo Buenos Aires. La noticia del secuestro corre como la pólvora y el pueblo busca, siguiendo rumores, encontrar el cadáver de su amada “presidenta”. Algunas mañanas amanecía el edificio en el que situaban a Evita plagado de flores y velas y, entonces, era rápidamente trasladada a otra dependencia. De hecho, el cadáver fue instalado en casa del mayor Arandía, el cual dormía aterrorizado por la posible aparición de peronistas en su casa. Una noche, tras escuchar unos ruidos en el salón, disparó a una sombra que resultó ser su mujer embarazada: la mató. En el juicio declaró que tenía la cara de Eva Perón, pensó que era ella.

Ultraje del cuerpo de Evita

La situación se volvió tan absurda que Aramburu mandó sacar del país el cuerpo, en secreto,  ya que circulaban multitud de leyendas sobre supuestos abusos y maltratos al cadáver (no se han confirmado esos hechos, pero el tema provoca en el propio cementerio de la Recoleta una acalorada discusión entre la guía que dirige la visita y algún espontáneo oyente argentino. Sí se sabe que tras recuperarse el cuerpo le faltaba un dedo y también que el siniestro Moori Koenig, ideólogo del secuestro, expuso su cadáver en su despacho donde pudo ser objeto de algún abuso).

Finalmente, en 1956, un año después de una larga cadena de sucesos, el cuerpo de Evita es enviado a Italia y enterrado en Milán, en el cementerio Mussocco, donde permaneció oculto 15 años bajo una lápida con otro nombre: María Maggi de Magistris.

Antes, en 1970, un grupo terrorista, los Montoneros, secuestraron a Aramburu y exigieron que les fuera devuelto el cadáver de Evita. El Gobierno reaccionó tarde y el general fue ejecutado. No será la única vez que Aramburu sería secuestrado por los Montoneros. En 1974, y cuando el secreto del cuerpo de Evita, ya era público y su cadáver le había sido entregado a su esposo, Juan Domingo Perón, en Madrid, los Montoneros se llevaron el cadáver de Aramburu de su bóveda del cementerio de La Recoleta, y exigieron que el cuerpo de Evita volviera a Argentina. El deseo no lo cumplió su marido, Perón, pero sí la que era su tercera esposa, Isabelita, que mandó traer los restos desde España. A la mañana siguiente el cuerpo de Aramburu fue devuelto. En 1976 se entierra a Evita en el panteón de la Familia Duarte, en la Recoleta, a pocos metros de quien la quiso hacer desaparecer.

Pero la Recoleta es mucho más que la tumba de Evita. Allí descansan la mayoría de presidentes del país, así como varios científicos y humanistas entre los que hay algún premio Nobel. La belleza del lugar es inigualable, con sus calles plagadas de bóvedas que se mandaron construir por los mejores escultores europeos. Se trata de un cementerio, con un espacio equivalente a cuatro cuadras, en el que no hay cuerpos enterrados bajo el suelo y en el que se venden parcelas de la muerte a precio de vivos por tener desde hace años el “aforo completo” (comprar una bóveda allí puede costar lo mismo que un piso). Es un signo de distinción para las familias porteñas.

La Recoleta cuenta con decenas de anécdotas, como la tumba de Bernabé que enterró junto a él a su sirvienta, algo inaudito, aunque, eso sí, lo hizo en un espacio pegado a la bóveda pero por fuera, como correspondía a su clase social. O la tumba de Rufina, una bella joven de clase alta que falleció en su fiesta de puesta de largo. Un entierro que modificó las leyes argentinas, ya que el cuidador del cementerio descubrió que el ataúd se había movido y se supo que había sido enterrada viva. Ahora es obligatorio velar el cadáver, al menos, durante 24 horas.

[tab:el camino]
Todas estas líneas de autobuses (llamados allí colectivos) pasan cerca del cementerio de La Recoleta: 10, 37, 38, 59, 60, 61, 62, 92, 93, 101, 102, 108, 110. Aunque sea una larga caminata, aconsejamos aprovechar para conocer el barrio de La Recoleta llegando hasta allí desde la Avd Corrientes.

[tab:una cabezada]
Si van a estar más de una semana en la ciudad, VaP recomienda el alquiler de un apartamento propio: más barato y se hace más vida en la ciudad. Los hay de todos los estilos y precios. Miren en las páginas web: www.desigbuenosaires.com y www.bairesapartments.com

-En el pijísimo barrio de La Recoleta, el hotel Alvear Palace es lo más. Miren en la wen www.alvearpalace.com.

[tab:a mesa puesta]

Munich Recoleta: Casi frente al cementerio, este antiguo establecimiento fue frecuentado por Jorge Luis Borges. Especialmente buenos los raviolis y las brochetas. Calle R. M. Ortiz, 1871.

Recomendamos también dos de nuestros restaurantes favoritos de Buenos Aires, aunque no están cerca de La Recoleta (nada está cerca en esta inmensa ciudad).

-La Brigada: La mejor carne de Buenos Aires en el barrio de San Telmo. Es un restaurante decorado con bufandas de todos los equipos de fútbol del mundo y al que acuden muchos artistas y deportistas argentinos e internacionales. Tiene una espectacular oferta de vinos (hay que probar el Malbec) y la carne es deliciosa. Más barato que los pomposos restaurantes de Puerto Madero y, para nosotros, igual o mejor calidad. Dirección: calle Estados Unidos 465. (Reservas antes si piensan ir un domingo). 20 euros por persona.

-En el barrio de La Boca, recomendamos Il Matterello. Un restaurante italiano, de comida casera y con una lasaña boloñesa exquisita. Calle Martín Rodríguez, 517 (cerca del estadio de La Bombonera).

[tab:muy recomendable]
Salir de copas:

Buenos Aires es la ciudad nocturna por excelencia. Toda la urbe tiene ambiente por la noche, pero nosotros recomendamos dos barrios:

Palermo: Zona de bares de ambiente moderno y cuidado. Destacamos Mundo Bizarro, en la calle Serrano 1222. Buenos cocktails en un sorprendente decorado y con una pantalla gigante donde se emiten películas que hacen honor al nombre del local (nada desagradable). Otra posibilidad, en otro estilo, es el bar “El Cau”. Música en directo, buenas pizzas y tragos hasta la madrugada.

San Telmo: De esta típico barrio porteño destacamos el Bar El Alemán, en la calle Estados Unidos, 523, con su barra que divide el local y su eterno horario.

El Guevara, pegado a la famosa plaza de Borrego, llena de bares donde tocan grupos en directo, es un local de buena música rock. Buen precio y mucho ambiente todos los días.

Tango:

Para los amantes del tango vamos a dar dos propuestas sorprendentes. Si quieren acudir a un sitio donde los porteños bailan tangos de verdad y no espectáculos para turistas, vayan a La Viruta, en la calle Armenia 1.366. Es una noche inolvidable.

Si buscan algo más atrevido y espectacular, acudan a ver a la Orquesta Fernández Fierro. Hacen tango fusión y tocan en el club Atlético Fernández Fierro, calle Bustamante 764 (todos los miércoles). La puesta en escena, encerrados tras una reja, es auténtica. Vayan, no se arrepentirán.

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Comentarios (10)

  • Recoleta.com.ar

    |

    Muy buen posteo!!

    Te invitamos a sumarlo a la web de Recoleta!

    Saludos
    Recoleta.com.ar

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  • javier

    |

    Encantados, cómo tenemos que hacerlo?

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  • todo esta ok

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    Muy bonito reportaje, sí señor. Qué grande es Argentina. Y qué bonito fue sentirme allí como en casa. No conocía este blog, pero me gusta

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  • javier

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    Gracias. Está todo ok?

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  • carlos g

    |

    Me encantó su artículo. Es parte de la historia reciente de mi tierra

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  • Natalia

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    Me decepcionó un poco el nicho de Eva Perón, pero el sitio es espectacular. El cementerio de Chacarita también está muy bien

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  • javier

    |

    Sin embargo, a mi el nicho de Evita me pareció cargado de encanto. Sólo, pequeño, en medio de un pasillo…

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  • Bonaerense

    |

    El abuso del cuerpo de Evita es una mentira que inventó la izquierda radical

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  • Porteño

    |

    Tan mentira como todos los cuerpos que desaparecieron en el mar

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  • Milonga

    |

    Grande Evita

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