Equipaje en mi maleta

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)
Un viaje es siempre una idea, un deseo, un impulso por descubrir un mundo ya, más o menos, imaginado.  El 15 de marzo aterrizo en Ciudad del Cabo, donde viviré hasta el 30 de julio, Casillas mediante. Recorreré primero Sudáfrica, me empaparé de sus vinos y gentes (me confieso fanático de ambas cosas) y comenzaré después un viaje que, espero, me lleve a distintos rincones del continente (si las dos aficiones antes mencionadas me lo permiten). No tengo billete de vuelta. No sé cuándo ni dónde decidiré volver.Hace unos días, un amigo, José Aguado, me envío un email donde me recomendaba que leyera un artículo de un escritor Keniano que circula por distintos foros y blogs de viajes. Lo hice. Genial, sin más. Me recordó a una historia que narra Javier Reverte, en su libro “Vagabundo en África”, en la que explica la indignación de una tanzana que le recrimina el trato que recibió en su estancia en Alemania por parte de los europeos: “¿Sabes?, yo viví cuatro años en Alemania y me echaron cuando terminé mi contrato. ¿Y sabes qué aprendí? Que los hombres blancos tienen dos almas. Te desprecian en Europa, te escupen casi. Pero en África, cuando vienen como turistas sonríen, siempre te sonríen”, cuenta Reverte.

De eso mismo habla el artículo de Binyavanga Wainaina, de la estupidez de mirar con condescendencia a un continente entero por el mero hecho de creer que eso nos hace más humanos. De pensar que una mochila y tres hoteles baratos de paso nos acercan a lo auténtico. Hay que subrayar que nosotros sí convivimos con ellos para formar parte del grupo de elegidos que explica en casa a qué huele la miseria.
 
Qué pena intuir que no tendré una reflexión mejor que ésta en toda la ruta. Qué pena que lo mejor que habrá en mi blog no será mío. Qué pena hubiera sido no haberlo leído
 
Ahí os dejo la idea, robada, que se viene conmigo de viaje (junto a una mochila que pesa más que toda lo que llevó la expedición de Burton para descubrir la Fuentes del Nilo y que adelgazará drásticamente cuando deje mi aparta¿entro? de Sudáfrica y comience mi viaje por el continente). Qué pena intuir que no tendré una reflexión mejor que ésta en toda la ruta. Qué pena que lo mejor que habrá en mi blog no será mío. Qué pena hubiera sido no haberlo leído.
 
Cómo escribir sobre África
“Nunca pongas la imagen de un africano de clase media en la portada de tu libro, ni dentro, a no ser que haya ganado un premio Nobel. Un AK-47, costillas prominentes, pechos desnudos: utiliza éstas. Si tienes que incluir a un africano, asegúrate de que consigues a uno vestido con ropas zulúes o masais.
 
En tu texto, trata a África como si fuera un solo país. Hace calor y es polvoriento, lleno de praderas onduladas y enormes manadas de animales junto a gentes altas, delgadas, famélicas. También puede ser caluroso y húmedo, con gente muy pequeña que come primates. No te enredes con detalles y descripciones precisas. África es grande: 54 países y 900 millones de personas que están demasiado ocupadas pasando hambre, muriendo, guerreando y emigrando para leer tu libro.
 
En tu texto, trata a África como si fuera un solo país. Hace calor y es polvoriento, lleno de praderas onduladas y enormes manadas de animales junto a gentes altas, delgadas, famélicas
 
Asegúrate de que muestras cómo los africanos tienen la música y el ritmo profundamente arraigados en sus almas y comen cosas que ningún otro humano come. No menciones el arroz, la ternera o el trigo; el cerebro de mono es el preferido en la cocina africana, junto a la cabra, la serpiente, los gusanos, las larvas y todo tipo de carne de caza. En tu texto, muestra cómo fuiste capaz de comer dicha carne sin estremecerte y, por supuesto, describe cómo aprendiste a apreciarlo, porque África te importa.
 
Temas tabú: escenas ordinarias de la vida cotidiana, amor entre africanos, referencia a escritores africanos o intelectuales, la mención de niños que van al colegio y no sufren virus ni ébola ni mutilación genital femenina.
 
Entre los personajes no puede faltar la África Hambrienta, que vaga por el campo de refugiados prácticamente desnuda y espera la benevolencia de Occidente. Sus hijos tienen moscas alrededor de los ojos y tripas hinchadas. Sus pechos están planos y vacíos. Debe aparecer como una mujer completamente indefensa. No debe tener ni pasado ni historia; estas pequeñas diversiones arruinan el dramatismo del momento. Los gemidos y las quejas son buenos. Nunca debe contar nada acerca de ella misma, excepto para hablar de su (indescriptible) sufrimiento.
 
Culpa a Occidente por la situación de África, pero no seas demasiado específico
 
Incluye también una adorable mujer con aspecto maternal que tiene una risa contagiosa y que se preocupa por ti. Simplemente llámala Mama. Sus hijos son todos delincuentes.
 
Estos personajes deben revolotear alrededor de tu héroe principal, sirviendo para su lucimiento personal. Tu héroe puede enseñarles, bañarlos, alimentarlos; lleva a cuestas montones de niños y ha visto de cerca la Muerte.
 
Entre los que hacen el papel de malo de los occidentales, incluye a los ministros de los gabinetes tory, a los afrikáner y a los empleados del Banco Mundial. Cuando hables de la explotación de África por los extranjeros, menciona a los comerciantes chinos e indios. Culpa a Occidente por la situación de África pero no seas demasiado específico.
 
Hablar generalizando es bueno. Evita que los personajes africanos se rían o luchen para educar a sus hijos. O mejor, simplemente evita representarlos en circunstancias mundanas. Los personajes africanos deben ser coloridos, exóticos, más grandes que la vida, pero vacíos por dentro, sin diálogo, sin conflictos o resoluciones en sus historias, sin profundidad o rarezas que confundan la causa.
Describe en detalle los pechos desnudos (jóvenes, viejos, recientemente violados, grandes, pequeños) o genitales mutilados. O cualquier tipo de genitales. Y cadáveres. O, mejor, cadáveres desnudos. Especialmente, cadáveres desnudos pudriéndose.
 
Recuerda: cualquier trabajo en el que la gente aparezca mugrienta y miserable será alabado como la «África real», y eso es precisamente lo que tú quieres que ponga en la contraportada de tu libro. No sientas malestar por esto: estás intentando ayudarles para conseguir ayuda de Occidente.
 
Cuando escribas sobre la difícil situación de la flora y la fauna, menciona que África está superpoblada. En cambio, cuando tu protagonista se encuentre en un desierto o una jungla viviendo con nativos, está permitido mencionar que África ha sido gravemente despoblada por las Guerras y el Sida (usa mayúsculas).
 
Para ir terminando, siempre necesitarás un club nocturno llamado Tropicana, donde mercenarios, diabólicos nuevos ricos africanos, prostitutas, guerrilleros y expatriados salen juntos por las noches.
 
Termina tu libro siempre citando a Nelson Mandela diciendo algo acerca del arcoiris y renacimientos. Porque a ti te importa África».
 
Binyavanga Wainaina

 

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Comentarios (3)

  • Demonio

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    Brandoli, eres un charlas. Hablado o escrito. Hubiera sido más fácil poner el link que te mandó Josito. Pero me ha gustado, eh?

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  • javier

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    Con vosotros no se puede. Pobre Goyo!!

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  • Maria (Ruiz)

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    Es estupendo, me ha encantado… pero ahora no te sientas culpable si te impacta y nos cuentas algo de lo que el escritor keniano deja entreleer que no debes relatar. Al fin y al cabo, todo trotamundos ha de pasar por llegar y estar pocos días en un lugar y dejarse impresionar por algunos tópicos. Luego ya, cuando tu piel «empiece a oscurecer» nos contarás cómo es África (perdón, Ciudad del Cabo 😉

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