Bangkok: peces masajistas y saltamontes fritos

Por: Juancho Sánchez

El barrio de mochileros de Bangkok –Khao San Road- hierve de americanos y australianos borrachos, alemanes con calcetines bajo las chanclas, franceses con aire de intelectualidad y rastas de cualquier lugar con cara de despiste. Hemos llegado a la conclusión de que los locales con cantautor de terraza se amontonan deliberadamente para que nadie pueda percibir lo mal que cantan. Por todos lados hay chicas  tailandesas de piernas impresionantes que juegan al despiste entre dejarse conquistar o cobrarte por sus placeres.

En cada centímetro cuadrado, a golpe de sonrisa, se hacen hueco negocios imposibles. Aquí puedes comprarlo todo y, para un europeo, el dinero siempre alcanza. Puedes ir a que te den un masaje en los pies unos pececitos inquietos, o recibir una sesión de yoga, o comerte unos saltamontes fritos –nosotros no nos hemos animado-, o presenciar un combate de lucha tailandesa, que impresiona de verdad, o hacerte un tatuaje o comprar la mejor imitación –con permiso de los chinos, claro- del mítico chándal de Adidas a diez euritos de nada.

Por un módico precio de cinco o seis euros, puedes hacerte en un rato un carnet falso… de estudiante, de periodista, de conductor de camiones… De lo que quieras

En las calles cocinan nuddles con verduras por 60 céntimos en un minuto gracias a una especie de paelleras gigantes, y mientras tanto aprovechan para venderte camisetas, zapatillas, pearcings o cervezas de marca Chang. Y, si te animas, por un módico precio de cinco o seis euros, puedes hacerte en un rato un carnet falso… de estudiante, de periodista, de conductor de camiones… De lo que quieras. Tú solo piensa en qué te apetece, y ellos te lo hacen.

Pero Bangkok no es solo el caos de sus calles, los turistas borrachos y los angustiosos atascos de tráfico… También, si no sales corriendo y miras con atención, la ciudad puede ser una isla en la que encontrar tesoros en forma de templos, o enormes imágenes de Buda a las que todos veneran. Para una persona educada en el cristianismo, las pagodas o wats son dignas de ver, con sus enormes dragones presidiendo la entrada, los monjes rapados cantando mantras o las puntiagudas formas de sus tejados.

La religiosidad budista está por todas partes. No es raro encontrar a un vecino que, en las puertas de su casa, ha improvisado un altar con flores y decenas de barras de incienso, en el que los paseantes se detienen a echar un rezo espontáneo. Bangkok puede ser también un lugar en el que pasear a la orilla del río mientras, en los parques, los jóvenes tailandeses practican aerobic sin vergüenza. O un complejo enorme de barrios gremiales con frutas exóticas y todo tipo de alimentos.

Y, con un poco de suerte, también puedes encontrar en el laberinto de restaurantes algunos lugares auténticos con cocina en la parte de atrás donde sentarte a tomar una sopa o una carne con los parroquianos.

Para llegar a las calles traseras, claro, una de las cosas necesarias es renunciar a los simpáticos taxis llamados tuc-tuc. Sólo tratarán de llevarte a sitios turísticos y sacarte la pasta. Pero Bangkok tiene una enorme red de autobuses que, por menos de 20 céntimos de euro (la moneda local se llama bat, y hay que tener 50 para juntar un euro), te acercan por ejemplo al parque Lumpini a montar en barca y ver cómo los asiáticos practican taichí o juegan al badminton. O al impresionante centro comercial, en el que puedes sentirte como en París, rodeado por un tren construido sobre puentes que hace de techo de la ciudad.

Nosotros hemos estado tres días, y yo me reafirmo. Hay que conocer Bangkok antes de ir a buscar zonas más tranquilas. Y, si queréis algo original, no dejéis de ir a un combate de lucha tailandesa en uno de los tres estadios oficiales que abren en noches alternas los lunes, viernes y sábados.

Esta noche partimos para Chang Mai, al norte, en un tren nocturno. Son 16 horitas de viaje. Veremos qué nos espera.

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Comentarios (2)

  • ricardo

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    Grande Juancho! Qué duro ha debido ser separarte de esos simpáticos y relajantes pececitos… Mucho ánimo amigo y sigue deleitándonos con tus sucedidos asiáticos, que ya son los comentarios mas vistos en nuestra web (ya puedes dejar de entrar tropecientas veces en tu blog cada vez que te conectas a internet, ja, ja)

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  • Lupiluz

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    Juanchete! ¿Crees que si te leemos en voz alta, la casita pensará que no la echas de menos?
    Sigue disfrutando!
    Muchos besos

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