Un día nublado en el Kazinga Channel

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)
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(Vean las fotos para entender qué se hace en un día nublado y apático en este lugar)

La barcaza se abría paso por el Kazinga Channel con parsimonia. A los lados tropezábamos con manadas de búfalos que se refrescaban en la orilla, con decenas de hipopótamos en su eterna duda de salir del agua o sumergirse y con águilas pescadoras aburridas de vigilar el aire. Compartíamos barca con otros turistas.

Decidimos sentarnos los últimos, atrás, costumbre compartida por las personas que nos gusta preservar nuestra intimidad. Desde allí observábamos el manto de agua que es el Kazinga, un canal de agua que comunica los lagos George y Eduardo en Uganda. Los lagos de este país son especiales. Tienen la serena estampa de los lagos suizos y en su estómago el salvaje rugir de África. Me gusta, me gusta contemplar el vivir de sus gentes que salen a pescar en sus canoas. Les ver remar con sus palas cortas y lanzar sus redes tantas veces remendadas como tantas veces útiles.

Tienen la serena estampa de los lagos suizos y en su estómago el salvaje rugir de África

Cerca ya del Lago Eduardo cruzamos junto a un gran poblado. Escuchamos cánticos y una multitud de gente dispuesta como en corro. La canción es cada vez más fuerte a medida que nuestra barcaza avanza. A esta distancia ya se puede percibir que las personas van vestidas para la ocasión sin saber yo de qué ocasión se trata. Parece una melodía religiosa como tantas veces en este continente aferrado a creer en imposibles. “Están sacrificando una vaca, debe ser algo importante”, pienso. Imagino una muerte o una boda. Quién sabe, quizá no sea nada, un día más, pero en África la nada es rutina y en la rutina de este lugar no se sacrifica algo tan valioso como una vaca.

A nuestro alrededor vemos barcas de pescadores que salen del poblado con el tiempo justo para volver antes del último aliento del sol. Estamos cerca ya del gran lago cuando observo a la izquierda que en una esquina hay cientos de pájaros. Todos comparten un trozo de tierra, casi un saliente. Hay todo tipo de especies, por algo moran en este país más de 1000 tipos distintos de aves, la mitad de todas las que hay en África.

Trinan con fuerza, hasta apagar la calma de aquellas aguas con sus tormentos

Trinan con fuerza, hasta apagar la calma de aquellas aguas con sus tormentos. Francamente nunca había contemplado tantas aves diferentes juntas. Me gustan sus picos rojos, amarillos, naranjas… Observo la disposición de los pelícanos, el andar preciso de las garzas y el revolotear constante de los pájaros más pequeños. Está nublado. Un hipopótamo saca la cabeza del agua y su estruendo nos hace girarnos. La estampa es tranquila. Calma.

Todo me parece bello, quizá hoy sepa incluso más valorarlo. Sencillamente pasó para escribir este post que buscando unas fotos tropecé con estas de 2010 y recordé aquella maravillosa tarde en la que no aconteció nada especial mientras navegaba por el Kazinga Channel. Creo que por eso no he sido capaz aún de irme de África, por tardes como esta en las que «no aconteció nada especial».

P.D. A la vuelta pude ver la estampa de uno de los míticos leones que vive en los árboles. Otra de esas rutinas de los días nublados de aquel lugar.

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