El menú más barato del mundo
Por:
Ricardo Coarasa (texto y fotos)
Viajar al Tibet y no visitar un monasterio budista es como estar en Port Aventura y no subirse al Dragon Khan o ir a «Lucio» por primera vez y no pedir unos huevos rotos. La ventaja de pasar unos días en Lhasa antes de adentrarse en la cordillera del Himalaya -además de aclimatarse gradualmente a la altitud, que no supone ninguna tontería- es que en las proximidades de la capital del Tibet se sitúan tres de los más importantes: Drepung, Sera y Ganden.