La selección de Uruguay, un país de apenas 3,5 millones de personas, esta entre los ocho mejores equipos del momento, en un Mundial en que las grandes amenazas se van quedando por el camino y donde los charrúas resisten invictos, para alegría y plétora de TODOS sus habitantes
El sol tostaba la cubierta brillante y los guardiamarinas nos mostraban sus vidas a bordo, nos hablaban del descubrimiento de América y de Colón, de las tierras heladas del estrecho de Magallanes.
Si uno logra mantener en el pecho la potencia creativa y cantante que las ciudades con cultura y horizontes entregan para jugar, entonces, francamente, somos filibusteros de aquellos tiempos que nos adentramos con la fantasía intacta.
"Sonaba una banda de bossanova uruguayo-brasileña, y el whisky y el asado corrían de una mesa a otra en una atmósfera de fraternidades fronterizas y de cervezas de importación."
Todo el viaje fue una ruptura de estereotipos, desde los alemanes retozando por la hierba hasta el cementerio con bicicletas y deportistas, desde nuestra amiga enferma riéndose, bromeando y abrazándonos con cuidado hasta la ilusión sincera de su familia que, lejos de la nube de tristeza imaginada, nos tendieron los brazos de una alegría de verdad.
La felicidad quedaba dentro del desorden, el premio parecía exclusivo de quien se hubiera dejado perder. Nos acordamos entonces de que en la plaza principal, donde empieza una calle angosta por la que deambulan vagabundos atemporales, enfrente de un monumento a las batallas navales de Chile, está el Palacio de Justicia.
Jane me contó, mientras iba sacando café, papayas, tostadas, mantequilla, mangos y yo la iba siguiendo plátano en mano, que, más allá de fales y playas, de mercadillos ambulantes y de palmeras que rozan el mar, en Savaii había “un milagro”-.