Pacific Time

28 artículos

El sortilegio uruguayo del tiempo

Los que no somos de aquí quedamos algo hechizados con esos uruguayos. No tanto por su capacidad de ir corriendo de un trabajo a otro o de saber tejer, hacer tortas, arreglar motores o bailar, sino por su valor de llevar al primer plano todo lo que suene a entraña, desorden, caos o vacío que tanto atemoriza al mundo occidental.

El sueño celeste

La selección de Uruguay, un país de apenas 3,5 millones de personas, esta entre los ocho mejores equipos del momento, en un Mundial en que las grandes amenazas se van quedando por el camino y donde los charrúas resisten invictos, para alegría y plétora de TODOS sus habitantes

El imaginario azul

El sol tostaba la cubierta brillante y los guardiamarinas nos mostraban sus vidas a bordo, nos hablaban del descubrimiento de América y de Colón, de las tierras heladas del estrecho de Magallanes.

A orillas del Paraná

Si uno logra mantener en el pecho la potencia creativa y cantante que las ciudades con cultura y horizontes entregan para jugar, entonces, francamente, somos filibusteros de aquellos tiempos que nos adentramos con la fantasía intacta.

Lecciones de amistad en un pueblo alemán

Todo el viaje fue una ruptura de estereotipos, desde los alemanes retozando por la hierba hasta el cementerio con bicicletas y deportistas, desde nuestra amiga enferma riéndose, bromeando y abrazándonos con cuidado hasta la ilusión sincera de su familia que, lejos de la nube de tristeza imaginada, nos tendieron los brazos de una alegría de verdad.

Jane’s Fales, acuarelas de la Polinesia

n un fale más grande, rectangular y sin tela lateral, Jane servía el desayuno todas las mañanas mientras los rayos del sol naciente se expandían por la superficie del agua. El resto del día era pulular: pasear por la playa, ir a la iglesia, buscar cangrejos ermitaños y quitarles la casita para ver cómo buscaban otra o sentarse en el cibercafé a charlar con la pareja de suizos que había dejado todo para instalarse en las inmediaciones de Jane.

Fiji Time y el mapa doblado

Creo que nunca he vuelto a estar en un lugar con tan pocos artificios como aquel y con una persona con tan pocos artificios como esa. Aquello me supo a vida. A salitre. A la vida de verdad que veneramos, adoramos, servimos y evocamos cuando la otra, la pseudo, la mental, no nos gusta, nos agota, nos confunde y por fin ya no nos interesa

Verano en Montevideo: campo de ciudad

Montevideo en verano es una ciudad tan plana como un campo debajo de un cielo celeste. Es la soledad estival del entorno rural llevada a las calles de cemento, en cuyas tardes letárgicas canturrean los pájaros, toman mate los grupos de amigos apostados en las veredas y caminan, con bastante parsimonia y sosiego, los perros, algunos gatos y unos pájaros patilargos que no he conseguido saber cómo se llaman aún.

Montevideo. El blues del autobús

La primera vez que subí en un autobús en Montevideo, mi corazón retrocedió veinte años, treinta, cuarenta, sonaba “In the army now”, sonaba con toda su carga de claudicación, deserciones, letanías y acordes impecablemente armonizados.

El viaje de David. Café de media tarde

"Hoy se murió David Bowie y luego entré en este café lleno de sol y vacío de gente y a unos decibelios exactamente propicios para mi alma ronroneante en la mesa de la ventana, justo enfrente del sol, y al otro lado el mar, sonó The man who sold the world".

Palabras de palabras porteñas

"Hay pintadas. Grafitis que te abofetean como epifanías en muchas calles porteñas. En barrios elegantes y en barrios que no lo son tanto, en esquinas mezcladas y en tapias abandonadas. Hay frases que te golpean en pleno paseo soltándote un verso que se te queda pegado como un lunar."

París, a primera luz

Hay una hora en París, a eso de las 6:28, dependiendo de la estación, en la que la ciudad empieza a abrirse y emite, como si fuera un objeto extraterrestre, una radiación magnética que obliga, día tras día, mes tras mes, año tras año que pasa, a desear volver a verla nacer.

En Suecia hay una pompa de jabón, Herrang Dance Camp

Comprendí, en un volantazo epifánico genial, que la Vida va de eso, de estar vivo en cada instante, de, como los niños y los caracoles, ir despacio sin correr a ninguna parte siguiendo el tempo que marca la música, sin anticipar ni esperar, sin desmarcarse ni destacar, entrar en el flujo, sencillamente, y luego echarse a volar.

Estado zen extremo en pleno Tokio invernal

¿Qué es Tokio? Un montón de ruidos, bocinas, gritos, sirenas, centros comerciales... un caos... Pues no. Resulta que no. Tokio es más parecido al fondo del mar, donde un montón de peces van en la misma dirección sin rozarse, que al estereotipo cinematográfico de megalópolis del año dos mil.

Tuvalu, el cambio climático y la magia de la sencillez

Desde las ventanillas del avión ya habíamos visto llegar a los tuvalenses a la pista de aterrizaje armados de tenderetes con collares de conchas, pulseras de semillas y cestas de hojas de palmera para tratar de impresionar al viajero. Cuando la puerta del avión se abrió al aire caliente, los cuatro o cinco puestos estaban perfectamente alineados.

Los Angeles en rojo, amarillo, verde y azul

Como todas las calles se parecen en cada barrio-ciudad de esta metrópoli anónima, reconocíamos la calle de la casa por el árbol rojo, que hacía de farolillo justo a media altura y que nos daba sombra en las pausas interminables en las que salíamos a la puerta para que nos distinguiera el coche tintineante de dominos pizza o se les quitaran a algunos las ganas de fumar.
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