El sortilegio uruguayo del tiempo
Los que no somos de aquí quedamos algo hechizados con esos uruguayos. No tanto por su capacidad de ir corriendo de un trabajo a otro o de saber tejer, hacer tortas, arreglar motores o bailar, sino por su valor de llevar al primer plano todo lo que suene a entraña, desorden, caos o vacío que tanto atemoriza al mundo occidental.