Las sucesivas cornadas de la economía deberían haber convertido hace tiempo a Numancia en un parque temático de eslogan innegociable: "Lecciones frente a la crisis". Sin más.
Rosa María Mateo le entrevistó en un programa de televisión, y le preguntó por su vida de periodista aventurero, en qué momento se produjo la experiencia más excitante, Leguineche respondió, en directo ante la cámara: "Cuando te conocí"
Alguien vino a remover la tumba. Era un grupo de extranjeros, empezaron a fotografiar todo y luego a la mañana siguiente vi que habían desenterrado algo que al día siguiente volvieron para enterrar de nuevo. Eran raros, no sé lo qué hacían. Un año después uno de esos hombres volvió por aquí y lo vi merodeando esta zona.
Acaban siendo prostitutas, esclavos laborales o venden sus órganos para rituales mágicos por menos de 50 euros o varios sacos de patatas. Los trafican sus propios conocidos y familiares. Algunos escapan y consiguen narrar el horror vivido. Hay asociaciones que luchan entre amenazas por liberarlos. Menos del 10 por ciento volverá a su casa.
La tierra que rodea el ibón está impregnada de agua y las botas se hunden como si camináramos encima de una esponja. Un rebaño de caballos pasta despreocupado a unos metros de nosotros. La escena no puede ser más bucólica. Casi dan ganas de reencarnarse en vaca.
La Brecha de Rolando, una muralla de piedra a caballo entre España y Francia partida en dos por un capricho de la naturaleza, es uno de esos lugares impregnados de mitos montañeros donde un niño puede olfatear sin esfuerzo el olor a aventura.
¿Qué tienen en común los municipios madrileños de Pinto y Santorcaz con el castellano-manchego de Pastrana? Sobre todo, la mirada de una mujer, la tuerta más famosa de la historia de España, el parche más vilipendiado de ese imperio en el que no se ponía el sol.