Creo que nunca he vuelto a estar en un lugar con tan pocos artificios como aquel y con una persona con tan pocos artificios como esa. Aquello me supo a vida. A salitre. A la vida de verdad que veneramos, adoramos, servimos y evocamos cuando la otra, la pseudo, la mental, no nos gusta, nos agota, nos confunde y por fin ya no nos interesa
Quedé en no volver a desesperarme cuando me encontrase encerrado en un atasco o cuando el camino no me aportase más que nimios kilómetros de asfalto. Me dije que me lo recordaría mientras tomaba curvas sobre el mismísimo océano bordeando la costa sur australiana a través de la Great Ocean Road.
Como cuando uno recuerda a la mujer que siempre le enamoró, aún siento un nudo en el estómago cuando despliego mi mapa de Kangaroo island y recuerdo los kilómetros recorridos en aquella remota isla apenas unas millas separadas de la costa sur de Australia.