Renania-Palatinado: los centinelas de piedra del Rhin

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)
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[tab:el viaje]

Hay cruceros que hacen casi los 883 kilómetros navegables que tiene el caudal (tiene una longitud total de 1.320 kilómetros), pero en esta ocasión hacemos una parada en la región alemana de Renania-Palatinado. La comarca es famosa por su vino blanco, el Riesling, que deja estampas de viñedos allá donde se pierde la vista, y por tener una colección de castillos desde la que se construyó parte del pasado del norte del viejo continente. 32 emperadores y reyes germanos recorrieron estas aguas desde Francfort hasta Aquisgran para ser coronados. Ustedes pueden hacer el mismo recorrido que ellos, incluso navegar desde la ciudad suiza de Basilea hasta su desembocadura del Mar del Norte.

Nosotros comenzamos nuestro trayecto en la ciudad de Boppard, en el valle de Lorely, donde el río tiene su recodo más importante. Allí, en el siglo IV, los romanos levantaron una fortaleza con 28 torres que fue arrollada por las tribus germánicas. Quedan pocos restos de esta empalizada sobre la que se acabo levantando parte de la muralla medieval. La ciudad, que conserva su casco histórico, ha conseguido fundirse con el paso lento del gran caudal. Merece la pena quedarse allí a dormir en alguno de sus balnearios.

Desde Boppard, y en carretera, por la B 42 y B 9, dependiendo del margen de caudal por el que se circule, y siguiendo el curso inverso del río, tropezamos con decenas de castillos espectaculares. Cada dos o tres kilómetros, nuestros ojos tropiezan con una nueva fortaleza. Algunas están derruidas y otras se conservan en buen estado. Algunas están en la cima de la montaña y otras en medio del río o pegadas a él. ¿Por qué? “Porque el caudal era hace siglos una gran autopista, por la que los barcos transportaban la mercancía de media Europa. Cada castillo pertenecía a un señor feudal, que cobraba un peaje por proteger a cada embarcación al paso por sus posesiones”, nos explican.

Un islote fortificado

Entre los castillos destacan por su originalidad o su particular historia, la torre de Pfalz, ligada al castillo de Gutenfels. El torreón, de color blanco, está situado en un pequeño islote en medio del Rhin. Una postal cargada de historia. Allí, por ejemplo, están orgullosos del asedio de más de seis semanas que resistieron ante las tropas del poderoso landgrave Wilhelm de Hessen e el siglo XVI.

Unos kilómetros más abajo, decidimos parar en el castillo de Rheinstein. Sus medievales almenas cuelgan de una enorme roca. Fue construido en el año 900 y su estampa, aun desgastada, es majestuosa. En 1282, el emperador Rodolfo de Habsburgo presidió allí un juicio contra los insubordinados caballeros de Reichenstein, Sooneck y Ehrenfels. Las tres localidades mencionadas tienen una espectacular fortaleza que mira a las aguas del Rhin. Ya digo que el panorama visual e histórico es constante.

El torreón, de color blanco, está situado en un pequeño islote en medio del Rhin. Una postal cargada de historia

Tras comer en la ciudad de Rüdesheim, donde hay que tomar el teleférico que sobrevuela una mar de viñedos, encontrarán, cerca de la localidad de Bigen, la llamada “torre de los ratones” (Mäuseturm), levantada también sobre un islote en medio del caudal. Era la torre de vigilancia del castillo de Ehrenfels, destruido en 1689 por los franceses, en el marco de uno de los innumerables conflictos entre francos y germanos. Cuenta la leyenda que la torre debe su nombre a un despiadado obispo que se intentó salvar de ser devorado por una plaga de ratones resguardándose en la torre, en medio del río. Los roedores saltaron al agua y se lo comieron dentro de la fortaleza.

Terminamos nuestro recorrido en Maguncia, la que fuera principal colonia romana de la Alta Germania y que cuenta con un importante patrimonio artístico. Entre los siglos XI y XII fueron coronados en su monumental catedral, construida entre 975 y 1011 con conceptos parecidos a los de San Pedro en Roma, siete reyes germanos. Visiten si pueden el museo mundial, donde encontrarán una réplica exacta de la primera imprenta de Gutenberg.

El castillo de cuento de Eltzbachtal

Fuera del cauce del Rhin, debemos seguir ahora la corriente de otro río, el Mosel, y desviarnos hasta el castillo de Eltzbachtal. Es, sin duda alguna, uno de los castillos más bellos de Alemania. Parece como si se hubiera levantado sólo para ser admirado. La parada en el parking del castillo, desde el que comienza una caminata de un kilómetro, no deja imaginar lo que un frondoso valle esconde. Una fortaleza que no se sabe bien cuando fue construida, aunque hay documentos que atestiguan su presencia en 1.157. Permanece intacta, explican los guías, “ya que nunca ha sido conquistado”. La primera visión al llegar es sorprendente, torres superpuestas, sobre una armazón de piedra, que se sujetan en sobre una gran roca. Rodeando a la fortaleza hay un frondoso bosque. Impactante, como en los cuentos. Por dentro quedan las marcas de su profusa historia: desde armas medievales, a pieles de osos colgadas cazados por los señores o habitaciones con techos artesonados. Merece la pena la visita, aunque no hay guías para enseñar el castillo que hablen castellano.

[tab:el camino]

Lufthansa vuela hasta Frankfurt desde Madrid, Barcelona, Bilbao y Málaga. Allí la mejor opción es alquilar un coche.

[tab:una cabezada]

(En esta ocasión, recomendamos los mismos lugares para dormir y cenar)
-En Zeltingen-Rachtig está un precioso hotel restaurante llamado “Ratsschänke Zeltingen”. Hay sólo tres habitaciones, pero son fabulosas. Además, se come muy bien, hay diversos vinos y el dueño habla español. Pegado al Mosel. Estilo moderno. www.zeltingen-ratsschaenke.de

-Best Western Bellevue Rheinhotel, en Boppard. En la misma orilla del Rhin. Se trata de un edificio clásico, que guarda el sabor añejo de la vieja burguesía europea. Gran hotel, con habitaciones espaciosas y reformadas, su encanto es los grandes y viejos cuadros de sus anteriores dueños en las escaleras o su bar que guarda la decoración de principios de siglo. Buena comida. www.bellevue-boppard.de

-Weingasthaus Hotel, en Rüdesheim. Junto al Rhin, el encanto de este lugar es ese turisteo permitible y divertido que hay que hacer en todo viaje. Un hombre tocando el piano, mientras unas camareras vestidas con trajes regionales sirven abundante comida. alemana. La sorpresa son las buenas y modernas habitaciones para pernoctar. La dueña, que no habla español, es una mujer divertida y afable.

[tab:a mesa puesta]

(En esta ocasión, recomendamos los mismos lugares para dormir y cenar)
– En Zeltingen-Rachtig está un precioso hotel restaurante llamado “Ratsschänke Zeltingen”. Hay sólo tres habitaciones, pero son fabulosas. Además, se come muy bien, hay diversos vinos y el dueño habla español. Pegado al Mosel. Estilo moderno. www.zeltingen-ratsschaenke.de

-Best Western Bellevue Rheinhotel, en Boppard. En la misma orilla del Rhin. Se trata de un edificio clásico, que guarda el sabor añejo de la vieja burguesía europea. Gran hotel, con habitaciones espaciosas y reformadas, su encanto es los grandes y viejos cuadros de sus anteriores dueños en las escaleras o su bar que guarda la decoración de principios de siglo. Buena comida. www.bellevue-boppard.de

-Weingasthaus Hotel, en Rüdesheim. Junto al Rhin, el encanto de este lugar es ese turisteo permitible y divertido que hay que hacer en todo viaje. Un hombre tocando el piano, mientras unas camareras vestidas con trajes regionales sirven abundante comida. alemana. La sorpresa son las buenas y modernas habitaciones para pernoctar. La dueña, que no habla español, es una mujer divertida y afable.

[tab:muy recomendable]
-Hacer una cata de vino blanco Riesling en alguna de las numerosas bodegas cercanas al Mosel o el Rhin. Recomendamos: Vinothek en Winninger Spital. Junto a la plaza central, el dueño habla algo de castellano. www.vinothek-winningen.de.

-Nos parece una buena alternativa hace un crucero por el Rhin. Hay tanta oferta, que preferimos no indicar una empresa en concreto y que busquen ustedes las numerosas páginas que hay en internet.

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Comentarios (1)

  • Teutón

    |

    Bonitas fotos. ¿El castillo de Eltzbachtal no ha sido reformado?

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