El desierto tragado por el agua. El placer de escuchar a los hipos escondidos entre la nada. Naturaleza en estado puro. Noches de candela. El Okavango.
Etosha es una explosión de vida animal a la africana. Un elefante que te corta el paso; un rinoceronte que se hace el huidizo o un chacal, moribundo, rebuscando entre la basura del camping.
África, a veces, te desespera. Te da y te quita a su antojo. Los horarios son ficción y los compromisos se hacen con sonrisas que no siempre se cumplen. Son cosas de viajes que, por suerte, se suelen arreglar. ¿O no?
Son sólo caras, pero hablan por si solas. Cada foto era complicada de entender. Era complicado mirar por el visor y ver que la realidad era la que estaba al otro lado.