Lamentablemente, los mercados de toda la vida han empezado a naufragar en las grandes superficies comerciales, auténticos clones desparramados por el planeta. El cáncer de la globalización no conoce fronteras.
Tres animosos soldados sortean todas mis preguntas. La despedida se impone cuando no hay más que contar. Todo el mundo parece aquí perfectamente adiestrado para no hablar de la guerra.
Tres años seguidos intenté entrar en Nagorno Karabaj. La pasada primavera lo conseguí por fin. Tenía pocas horas y mucha curiosidad. Quería conocer esa pequeña provincia del Cáucaso Sur trabada entre Azerbaiyán y Armenia. Y saber de su guerra.