Para un español, viajar a Latinoamérica es una forma de volver a casa, pero con una alegría renovada. Me gusta pensar que más allá de las conquistas del pasado, hoy los países latinos tienen una herencia tallada en piedra y una personalidad irresistible.
La vuelta al mundo se dividía. Mis compañeros de expedición estaban a punto de cruzar Rusia en coche, cruzando Siberia bajo la amenaza de un invierno inminente. Yo haría el mismo viaje a bordo del “tren Moscú-Vladivostok”, como se conoce aquí al Transiberiano.
Los volcanes son demasiado caprichosos y no los entiendo. Yo me he acercado a volcanes tropicales y en zonas polares, hay cráteres donde ha prosperado un vergel que bien podría ser el paraíso y otros que parecen la boca del mismísimo infierno.
Para compensar el frío del último Top 7, vamos a cambiar de aires. Sí, ya lo sé, esa manía de asociar el Paraíso con el Caribe, habiendo tantos edenes por el mundo, tanta variedad de sitios donde sentirse en el limbo.