Febrero es un mes extraño. Le pasa como a noviembre: los dos son meses fríos, húmedos en ocasiones, lluviosos, poco amables, sin fiestas que los alegren. Claro está que hablamos de nuestro hemisferio. No obstante, si la memoria no me traiciona, creo que tampoco es febrero un mes demasiado amable en muchos de los territorios del sur del Ecuador, porque trae interminables lluvias y calor de agobio.