Glasova iz WC

Po: Javier Brandoli (tekst i fotografije)

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(Hago un parón en el relato de mi reciente viaje por Mozambique en mi blog para explicar algunas creo que interesantes cosas de las elecciones del pasado miércoles en Sudáfrica)

A Sudáfrica la dignidad se le mide sobre el retrete y la memoria se le difumina en las urnas. Vivir unas elecciones municipales aquí ha tenido la parte entrañable de quien mira en un espejo no tan lejano. La democracia concebida como exclusiva fiesta a la que todos están invitados es un ejercicio reciente por el que han pasado ambos países, España y Sudáfrica, que han tenido casi que esperar al siglo XXI para empezar el siglo XX.

La campaña electoral sudafricana tuvo un inesperado campo de batalla, el retrete. La construcción por parte de las administraciones de los dos grandes partidos (ANC y DA) de baños públicos al aire libre donde desahogarse los más miserables, sin ningún tipo de mínimo muro que preserve la dignidad del usuario, levantó desde hace un año una polémica que se convirtió en disturbios generalizados en las calles. Toda la inmensa polvareda mediática, en la que un juez acabó prohibiéndo los retretes al aire libre (imaginen literalmente una taza con una cisterna sin ninguna protección), terminó con el propio presidente Jacob Zuma diciendo que desconocía este hecho y que estaba “desolado”. Sorprendente declaración de quien debería entrar más en las casas de muchos de sus compatriotas para comprobar que los orinales cuelgan de los estantes.

Međutim, todo ese ruido mediático, todas esas portadas y personas que salían en televisión y periódicos han debido sufrir un ataque de amnesia colectivo a la hora de ir a las urnas. Nada ha cambiado en aquellos lugares donde los baños eran también bancos en los que ver pasar la vida. Volvieron a ganar los mismos allí. Zašto?

Mi padre murió de 20 balazos que le disparó un informador de la Policía en la época del apartheid en District Six

Quizá en estas anécdotas que no nos parecerán tan lejanas a los españoles se encuentre parte de la respuesta. Enmanuel es un mestizo de Ciudad del Cabo que me dice: “Es una vergüenza el Gobierno y el presidente. Zuma quiere casarse de nuevo y mientras toda esta gente vive hacinada en la miseria (pasamos en ese momento frente a una township). ¿Por qué vota entonces al ANC? (es miembro del partido). “Mi sangre es ANC. Mi padre murió de 20 balazos que le disparó un informador de la Policía en la época del apartheid en District Six. Él pertenecía al ANC. Yo acabé matando al tipo que mató a mi padre y acabé en la cárcel unos cuantos años, hasta la amnistía. Yo soy ANC, mi padre era ANC, lo llevo en la sangre”. ¿Pero no le gusta lo que hacen?, reći. “No me gusta nada este presidente, pero no puedo ofender las ideas por las que mi padre murió”, me responde.

Janine es una blanca que trabaja como peluquera en la zona más cuidada de Ciudad del Cabo. Su nivel cultural es medio y su conversación agradable. “Ojalá gane la DA, yo le recuerdo a todos mis amigos que hay que ir a votar mañana”, Rekao sam. Zašto?, pitao. “Porque no puede ganar el ANC, sería terrible para nosotros”, contesta en el mismo tono bajo en el que se producen casi todas las conversaciones políticas en Sudáfrica con gente blanca. ¿La DA es un partido de centro izquierda?, reći. “No lo sé”, me dice sonriente ella.

  • Udio

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