Es la catedral de la vida salvaje africana. Sus parques son majestuosos, probablemente en términos absolutos, em paísajes y animales, los mejores de todo el c0ntinente. Su fama es merecida, se cobra en aullidos de hiena y en pisadas de barro de las eternas manadas de ungulados. La Gran Migración es el espectáculo natural más imponente que nunca contemplé.
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Es la catedral de la vida salvaje africana. Sus parques son majestuosos, probablemente en términos absolutos, en paísajes y animales, los mejores de todo el c0ntinente. Su fama es merecida, se cobra en aullidos de hiena y en pisadas de barro de las eternas manadas de ungulados. La Gran Migración es el espectáculo natural más imponente que nunca contemplé. Y luego llegan los masais, señores de la sabana, con sus largas capas de guerreros fieros patrullando hasta el confin de lo humano. Y Zanzíbar, donde Alá parece que podría divertirse más en la Tierra. Tan bonita, tan fácil. Y sus montañas del centro, donde el país es frío y alto para sorpresa de todos, horietatik ere. Visité en varias ocasiones Tanzania y seguro, por razonable deseo, que un día volveré. A los pies del Kilimanjaro África es atronadora.
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