Тейде ходьбы: мой рассвет на крыше Испании (II)

По: Рикардо Coarasa (Текст и фото)
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No hay mejor despertador que la ilusión. A las cinco menos cuarto de la mañana, quince minutos antes de que la alarma del móvil se active, ya estamos en pie para afrontar los últimos 450 metros de desnivel de la subida al Тейде. La litera de al lado está vacía y en la habitación del refugio de Altavista se sucede el típico trajín de montañeros hurgando en la oscuridad en busca de su indumentaria. Un desayuno atropellado es suficiente para ponerse en marcha. Fuera es completamente de noche y hace nueve grados, una temperatura que aconseja dejar el quitavientos en la mochila y abrigarse únicamente con un jersey.

Tras ajustarnos las linternas frontales que iluminarán el camino, salimos de Altavista a las 5:25 junto con otra decena de personas (todo el que ha subido a dormir aquí quiere ver amanecer en la cima del Teide así que entre las cinco y las seis el refugio se queda vacío). El guarda nos ha explicado que tardaremos una hora en llegar al final del teleférico y media hora más en recorrer la distancia entre Rambleta y la cumbre por el camino de Telesforo Bravo.

Como si estuviesen perseguidos por el cobrador del frac, los que están en cabeza imponen un ritmo demasiado fuerte, contraindicado en montaña para empezar a caminar

Una ringlera de linternas echa a andar abriéndose paso en la oscuridad. Como si estuviesen perseguidos por el cobrador del frac, los que están en cabeza imponen un ritmo demasiado fuerte, contraindicado en montaña para empezar a caminar, cuando de lo que se trata es de calentar los músculos e ir cogiendo el ritmo. Los comienzos meteóricos casi siempre obligan a paradas tempraneras y así sucede también en esta ocasión. Nos situamos entonces en cabeza y seguimos a nuestro ritmo, pero muy pronto perdemos contacto con la hilera de linternas que nos siguen, cuyos destellas titilan montaña abajo.

La ascensión es exigente pero muy cómoda. La oscuridad dificulta cualquier tipo de referencia y, como es la primera vez que subimos, sólo podemos guiarnos por los tiempos que nos han dado en el refugio. В 45 minutos alcanzamos el final del teleférico, a 3.550 метров. Se nos ha adherido un bilbaíno que sube sólo, porque sus dos compañeros han preferido quedarse en el refugio. La pájara de ayer no ha dejado secuelas y esta vez me siento con fuerzas y disfruto de verdad de la subida, que se endurece considerablemente en la parte final, donde hace cada vez más frío y el viento sopla con fuerza.

Las emanaciones sulfurosas del cráter indican la proximidad de la cima. Son vaharadas cálidas que brotan de la oscuridad y nos acarician la cara

Las emanaciones sulfurosas del cráter indican la proximidad de la cima. Son vaharadas cálidas que brotan de la oscuridad y nos acarician la cara como saludando nuestra llegada a la cumbre. Lo primero que veo es un pequeño ratón culebreando por las rocas. Мало титанической задачи, которые я могу себе представить, что этот грызун еда каждый день buscándose 3.717,98 метров. Las migajas de los turistas le ayudarán, страхование, a procurarse ese sustento. Son las seis y media de la mañana. Otras cuatro personas ya están en la cima, acurrucadas entre las piedras intentando protegerse del viento. Parapetados en las rocas esperando a que despunte el alba parecemos espectros de la montaña. Nos ha costado llegar hasta aquí poco más de una hora desde el refugio. La costa este de Тенерифе se vislumbra entre la bruma de un día a punto de nacer.

Ninguna cima es igual a otra. Las condiciones climatológicas, el esfuerzo preciso para alcanzarlas, la menor o mayor compañía, el paisaje o el estado de ánimo nunca son los mismos y las hacen a todas diferentes. Éste es un momento especial, очевидно. Pese al frío y al cansancio, todo el mundo está contento.

Parapetados en las rocas de la cima esperando a que despunte el alba parecemos espectros de la montaña

Nos encajamos entre unos peñascos a la espera de que el amanecer nos regale alguna postal inolvidable, pero las nubes se interponen en nuestros deseos y esconden el sol. Un par de montañeros se deciden a bajar y nos brindan un rincón de piedras que casi queman. De las entrañas del Teide nos llega el calor necesario para vencer al frío. В обмен, el volcán se cobra un peaje: las manchas que deja la piedra en los pantalones no se irán nunca.

Estamos una hora en la cima, durante la cual va llegando más gente. Al final nos reunimos en la cumbre alrededor de una veintena, incluido un niño de siete años que sube con sus padres desde el refugio. Lleva unos calcetines como guantes y está tapado con ropa de abrigo hasta las cejas, así que le brindamos nuestra rudimentaria estufa para que entre en calor. El día ya ha desperado y ahora sí podemos disfrutar de las vistas a nuestro alrededor, incluido el cráter que tenemos a nuestras espaldas, junto al que hemos pasado antes casi a ciegas.

Un par de montañeros se deciden a bajar y nos brindan un rincón de piedras que casi queman. De las entrañas del Teide nos llega el calor necesario para vencer al frío

Ahora toca lo más complicado: la bajada que pondrá a prueba la rodilla de mi compañero y su reciente operación de ligamentos. Nos lo tomamos con calma y en una hora y cinco minutos (lo mismo que nos ha costado la subida) llegamos al refugio de Altavista, ahora cerrado a la espera de que llegue el relevo del guarda, a quien nos cruzamos camino del teleférico, soñando ya con sus vacaciones. Nos felicitamos por haber salvado el tramo más peliagudo sin un resbalón y ¡zas! Fernando pierde pie y se queda sentado en el suelo. La incertidumbre sobre la suerte de su rodilla sólo dura un segundo, pues enseguida se levanta despejando cualquier pronóstico ceniciento. Respiro aliviado: a una hora del teleférico y a más de dos del coche, un tropezón podría suponernos un quebradero de cabeza.

Descansamos veinte minutos para comer algo. Это 9:00. Мы ожидаем, что 50 minutos más por los zig-zags de piedra pómez, resbaladiza y traicionera, y otro tanto por la soporífera pista de tierra. Tres horas y veinte minutos después de abandonar la cima llegamos al aparcamiento de Белая Гора. Un helicóptero sobrevuela las faldas del Teide en busca de un excursionista accidentado en la zona situada entre el refugio y Rambleta, sin duda alguien con quien nos hemos cruzado en la bajada. В целом, subir y bajar al Teide desde aquí nos ha costado, en dos jornadas, siete horas y diez minutos, por lo que con los permisos en regla se puede hacer perfectamente en un solo día sin necesidad de dormir en el refugio. Una hora y media después estamos en la playa de Fañabé.

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