Ливия… глубоком сердце

По: Винсент Мариан Plédel и Ocaña (Текст и фото)
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Изображения нетронутой и освежающие воды Средиземного моря будет расходиться, как если бы они были неуловимый мираж. Храмы, амфитеатры, columnas de la Antigua Grecia y del Imperio Romano se diluyen por el espejo de nuestro retrovisor y se convierten en un memorable recuerdo cuando la brújula de nuestro vehículo nos indica rumbo sur por un paisaje mucho más árido y un ambiente intensamente más caluroso. No debemos olvidar que el 90% de la superficie de Libia es puro desierto. Abramos esta puerta.

Las montañas de Nafusa, al sur de la capital, es la vía intermedia que nos adentra en el Sahara. Klebá, Jade, Yefren o la preciosa y encajada Al Galah, son viejos poblados que alojan insólitas casas trogloditas abandonadas por la población local, castigadas por las inclemencias climatológicas. Adentrándonos por el corazón de Libia vemos desfilar viejos silos atrincherados en colinas, medinas amuralladas, solitarias y centenarias mezquitas blancas

Adentrándonos por el corazón de Libia vemos desfilar viejos silos atrincherados en colinas, medinas amuralladas, solitarias y centenarias mezquitas blancas

La capital del jebel Nafusa, Nalut, о 250 км. de Trípoli, nos ubica en el principal núcleo del pueblo bereber, los autóctonos habitantes del territorio libio donde aún se conservan vivas sus tradiciones y su lengua. Enclavado en lo alto de una cornisa rocosa de espectaculares vistas, posee un impresionante ksar erigido hace 300 лет. A modo de castillo medieval, este granero fortificado, emerge de lo más alto de la colina y domina la gran planicie que se extiende a sus pies. En este fortín de cubículos amontonados y escalonados se almacenaba el grano y el aceite para protegerlo de los bandidos y era la atalaya de vigilancia y defensa para toda la zona.

Dejando atrás el ondulante jebel, nuestras ruedas van acariciando el cautivador manto del desierto. La ruta se hace más solitaria, el terreno más estéril y los núcleos urbanos más esporádicos. Con este hosco paraje nos acercamos a Dirj, donde iniciaremos el primer gran tramo de desierto puro y duro a base de GPS. Serán un mínimo de 600 Км. de pistas con mucha arena sin poder repostar, el consumo se dispara sobre la arena y hemos de considerar la posibilidad de muchos kilómetros extras si nos perdemos. Llenamos el depósito y los cinco bidones que llevamos como refuerzo. Tampoco nuestros bidones de agua dejan un milímetro sin aprovechar; se supone que hay pozos de agua pero no conviene fiarse, por si están secos o no podemos localizarlos.

Arena, hamadas de piedras, cortados, jebels y rocas se van alternando hasta llegar al primer pozo: Bir Rimit. Su depósito de agua despunta sobre el ralo y seco terreno y su pozo abastece a humanos y animales. No nos fiamos mucho y tan solo rellenamos los bidones que usamos para el aseo.

Когда дует ветер, песок создает занавески, а солнце безжалостно завершает работу.

Durante nuestro árido y estéril camino llegamos a un hito importante que nos indica que seguimos en el camino correcto: el estratégico campo de aviación que los italianos construyeron en 1927, a pocos metros del pozo Bir Gazeil, que desgraciadamente ya se encuentra seco. Когда дует ветер, песок создает занавески, а солнце безжалостно завершает работу. Con el ocaso, todo se tranquiliza y una brisa hace que las acampadas sean agradables.

Después de tres días recorriendo unas tierras que fueron escenario de las andanzas de los italianos hace muchas décadas, sobrepasamos un frente de dunas que nos indica que hemos entrado en el desierto del Fezzan.

Alcanzar el pueblo-oasis de Brak nos indica el regreso a la civilización. Era la meta a conseguir como fuese tras varios días de navegación GPS. Nos da la bienvenida su antiguo castillo otomano, que aún conserva su aspecto sólido con numerosas troneras y cañones apostados en la puerta. В вера, la antigua medina, ahora una ciudad fantasma, y un poco más allá¡combustible y agua fresca! ¡Por fin!

Estamos ante una misteriosa cultura que aun hoy en día sigue siendo objeto de estudio. Poco se sabe de su origen y nada sobre su desaparición.

Nuestro primer descubrimiento del Fezzán es Garama. Un oasis encajado entre dunas y jebels que se convirtió en el corazón del Imperio Garamante, una civilización que durante mil años fue la dueña y señora de esta vasta extensión de terreno. Un imperio que gozó de una importancia y poder que algunos comparan con el Imperio Egipcio. Estamos ante una misteriosa cultura que aun hoy en día sigue siendo objeto de estudio. Poco se sabe de su origen y nada sobre su desaparición. Sus ciudades y pueblos organizaban un estado sólido que poseía lenguaje escrito, tecnologías avanzadas y un complejo sistema de irrigación que generó gran riqueza; siendo pioneros en abrir rutas a través del Sahara gracias a sus ciudades-oasis.

Explorando Garama y sus alrededores queda manifiesta la magnitud de su pueblo por los restos de su enorme sistema de canales subterráneos que se pueden encontrar a lo largo del Wadi al-Hayat –el Valle de la Vida- y que abastecía de agua a esta enigmática civilización. Tras su desaparición, el enclave fue ocupado por sucesivos pueblos e incluso los romanos acercaron su Imperio hasta esta ciudad convirtiéndola en la llave de las rutas comerciales transaharianas. Hoy en día aun se puede deambular por esta urbe fantasma de adobe, sobre sus murallas, por sus calles o en su fuerte; como una enorme y frágil termitera que aun permanece en pie y se niega a desaparecer. Desde la antigua capital de los Garamantes, escoltada por unas descomunales dunas, nos adentramos por el desierto de Awbari.

El subsuelo esconde el agua como un tesoro inalcanzable y estalla en la superficie como un milagro de frondoso verdor.

В этом бесконечном океане песка и одиночества, скрывает подземные воды как недостижимая сокровища и взрывается на поверхности как чудо пышной зелени. Son zafiros engarzados en una turquesa de vegetación, brotando entre un infinito oleaje de dunas que parecen infranqueables. El avance es muy complicado pero con obstinación, prudencia y alguna que otra caída violentísima desde lo más alto de algunas dunas, vamos alcanzado cada uno de esas perlas.

El destello añil de Mahfou, un suspiro de vida en medio de tan vasta aridez, será el primero del nutrido rosario de oasis que derraman sus vivificantes aguas sobre la inhóspita superficie que le rodea. El oasis de Gabr’oun es aun mayor, realmente impresionante, y nos muestra en sus márgenes un antiguo poblado, ahora abandonado, debido a la difícil accesibilidad del lugar. Cuando llegamos a este vergel nos desconcierta un repentino olor a mar que lo invade todo, máxime cuando nos encontramos en medio del desiertopero tiene una peculiar explicación. Debido a la salinidad concentrada en este lago, se ha desarrollado una diminuta gamba que ha sido muy empleada por las mujeres de la tribu Dawada para confeccionar diversos platos. Tribu que hasta hace muy pocos años poblaba estos hermosos pero severos parajes.

За… los oasis de Mandara, cuyas aguas aparecen y desaparecen estacionalmente, y Umm el Maa, más menudo pero acogedor y el más romántico, destacan en este extraordinario circuito sahariano de incontables pequeños Edenes que, a través de una auténtica montaña rusa natural de gigantescas dunas, nos embeben de exuberante belleza e intensas emociones.

 

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