Australia: os restos da cultura máis antiga do mundo

Por: J. Brandoli, texto / D. Landa e J.Brandoli, fotos.
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Ás sete horas, a la salida de la parada de metro de Town Hall de Sídney, apenas hay unos vagabundos. Me fijo en uno, de piel negra, y su ropa hecha trizas. Está a esa temprana hora de la mañana ya borracho. Es un aborigen, un autóctono australiano. Un miembro, según un estudio de la revista Nature, de la cultura más antigua de la tierra. No veré ya muchos más en lo que queda de viaje salvo en determinadas zonas del desierto y norte del país. Los datos oficiales dicen que viven en el país cerca de 670.000 aborígenes, un 3% de la población total.

Australia tiene una densidad de población muy baja pese a ser el décimo país con mayor renta per cápita. La población de Australia es de 25 millones frente a los más de 66 millones de Reino Unido; la superficie de Australia es de 7692 kilómetros cuadrados y la del Reino Unido es de 242 quilómetros cadrados. Una rareza que un país tan rico y grande esté tan despoblado. La respuesta está en el fuerte control migratorio ejercido durante décadas que ha provocado esa imagen de país racista que siempre sobrevuela sobre esta enorme isla.

Se conmemora el día que una flota de once barcos comandada por Arthur Philip llegaba hasta la bahía de Sídney cargada de presos

Sídney me parece al salir del suburbano una ciudad victoriana, británica. É 26 Xaneiro, el cielo está encapotado y las calles semivacías. Nos acabamos de enterar de que hoy es la fiesta nacional. Especificamente, se conmemora el día que una flota de once barcos comandada por Arthur Philip llegaba hasta la bahía de Sídney cargada de presos. Ahí comenzaba la historia blanca de Australia.

La celebración se hace sin remordimientos de conquista pese a un creciente debate interno sobre su propia historia que aflora en el país. En calquera caso, veo una enorme diferencia con México, donde viví cuatro años, y donde se cumplen los 500 años de la llegada de los españoles a Veracruz y la conquista de Tenochticlán entre este año y 2021. La reciente carta que el presidente de México ha mandado al Papa y al Rey de España exigiendo que pidan perdón a los pobladores autóctonos por los abusos de la Conquista de América es sólo una muestra más de ese conflicto interesado que determinadas clases políticas latinoamericanas fomentan y entiendo diferente del rencor de los pueblos indígenas ante una conquista que los aniquiló social y culturalmente.

En Australia, donde los abusos han llegado hasta finales del siglo XX, contemplo una estatua de la Reina Victoria en Hyde Park, el principal parque de la bella Sídney, junto al Museo de las Barracas, la que fuera primera prisión de los británicos que eran deportados a las islas. El origen de la Australia blanca fue el de servir como enorme penitenciaria al Reino Unido.

Aquí ya no queda apenas nadie autóctono para tirarle pintura a la venerada Reina Victoria, mentres en México vivir 11 millones de indígenas

La estatua de la Reina Victoria veo que está impoluta. Cidade do México, la estatua de Colón colocada en el Paseo de le Reforma tenía siempre pintura roja que le arrojaban por encima recordando la sangre derramada y un perenne letrero de genocidio. Probable, la diferencia sea que aquí ya no queda apenas nadie autóctono para tirarle pintura a la venerada Reina Victoria, mentres en México vivir 11 millones de indígenas, 10% poboación, y en todo caso el 93% poboación é mestiza.

El debate interesante, I, no es en todo caso marcar diferencias de conquistas buenas y conquistas malas. Viajar te hace entender que todos los procesos de colonizacióno conquista se repiten en lo básico desde tiempos de los egipcios, Romanos, aztecas o mongoles: la civilización mas poderosa impone sus normas y cultura a la civilización más débil. Cortés conquistó México porque se unieron a su causa pueblos indígenas que estaban sometidos y esclavizados por los aztecas. Los aztecas llegaron desde el sur del hoy Estados Unidos y los españoles en barcos desde Europa. Les une a ambos no ser del valle de México y haber conquistado y sometido a los pueblos que allí habitaban. Quizá para algunos el hecho de venir a pie y desde más cerca les dé más derechos sobre la tierra, todo es opinable, pero en ambos casos fue una violenta conquista de extranjeros. Quizá México deba enfrentarse algún día a asumir que la conquista española la hicieron los indígenas y la independencia, o Español.

Mais, la historia no parece haberse contado igual en todos los casos. Los anglosajones han dominado el mundo en el siglo de las comunicaciones. El relato se ha construido con el cine, televisión e internet, y eso les pertenece. Un blanco en Estados Unidos o Australia era un pionero, en Perú o Brasil era un conquistador. El lenguaje es importante para construir realidades, la imagen también, y el cine enseñó en las colonias anglosajonas a héroes que luchaban contra malvados indígenas que querían matar a mujeres y niños y arrancar cabelleras a los hombres. Su búsqueda de oro era virtuosa y muestra de su capacidad de sacrificio, la de españoles y portugueses era pura codicia.

Un blanco en Estados Unidos o Australia era un pionero, en Perú o Brasil era un conquistador

En Australia o en Estados Unidos, por poner los dos ejemplos más claros, se eliminó a la mayor parte de la población autóctona (en muchos casos por enfermedades que traían los europeos como paso en América Latina), la encerraron en reservas o le pusieron leyes racistas, no en el siglo XVI o XVII, sino hasta finales del siglo XX. Mejor aportar datos que opiniones: para 1962, los aborígenes australianos no tenían derecho al voto, e ata 1967 no se les reconocía como ciudadanos. El escándalo de la llamada Stolen Generation, niños aborígenes robados y entregados a familias blancas en la década de los 60, aún sacude los cimientos éticos de un país que hasta 1998 no reconoció y pidió perdón por estos hechos.

Hoxe, en absolutamente todos los baremos sociales, la población aborigen australiana tiene un claro retraso respecto a la población blanca. De nuevo un dato como ejemplo: un aborigen tiene una esperanza de vida de 69,1 anos, en fronte de 79,7 años del resto de australianos. No es en todo caso este rezago algo que sólo pasa en las ex-colonias británicas, sino que se repite en todos los numerosos pueblos indígenas con los que he convivido en los últimos nueve años de mi vida entre África o América.

«Es nuestra tierra», me resume con desgana una mujer aborigen que trabaja en una tienda

Es cierto también que en los últimos años en Australia se han dado pasos en reconocimiento de los derechos de los pueblos aborígenes. En el Parque Nacional Uluru, la montaña sagrada de los aborígenes, hay una importante población autóctona. E 1985, el Gobierno les concedió a las comunidades locales el derecho de la tierra. Son las comunidades las que gestionan el alojamiento y visitas a la famosa roca sagrada. «Es nuestra tierra», me resume con desgana una mujer aborigen que trabaja en una tienda.

En la ciudad de Cairns, ao norte, es donde vemos más aborígenes. Algunos parecen formar parte de la clase media de la ciudad, pero, sin embargo la imagen generalizada de nuevo es de rezago. No es un debate fácil sin caer en estereotipos. ¿Quién es dueño de una tierra? ¿Qué es ser pueblo originario? ¿Un indígena prefiere vivir de ayudas que adaptarse a la economía de mercado? ¿Deben hacerlo? ¿Son víctimas o viven de ser víctimas? Supongo que todo depende del lugar de la piscina que a uno le toque, reflexiono en la norteña ciudad de Cairns donde un montón de familias blancas y asiáticas se bañan en la piscina pública del centro de la ciudad mientras cinco aborígenes, de aspecto muy pobre, miran sentados en unos apartados bancos como el resto se divierte. Piden dinero a los bañistas. Están borrachos.

 

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