Alaska: encuentro con un oso
Ya pueden ser bestias feroces, paramilitares o terribles tormentas de truenos o de arena, pero quien dispara no soy yo. No estoy ahí. En realidad he desaparecido de la escena y es como si nada pudiera tocarme salvo la emoción de encontrarme a solo dos días de viaje de Valdez después de un año en la carretera.