“El antropólogo inocente”: África, a carcajadas

Un británico que se instala a vivir con los dowayo
Valoración de 9,75/109,75/10
El antropólogo inocente

Todo libro se puede resumir en 6 párrafos….

  • Editorial Crónicas Anagrama. Edición 1983
  • Autor: Nigel Barley
  • Libro para interesados en: África, antropología, tribus y humor..
  • ¿De qué va? Un joven antropólogo británico decide viajar a Camerún para estudiar las costumbres de la tribu de los dowayo. Su convivencia está llena de descubrimientos mutuos, problemas y situaciones delirantes.

Párrafo 1

No podía evitar oír las incesantes series de pedos, accesos de tos y ensordecedores eructos que salían de su casa por la noche. Sentía mucha simpatía por ella, pues me parecía que sus entrañas estaban tan poco preparadas para vivir en el país Dowayo como las mías (…)Matthieu regresó por fin, llorando y debilitado de tanto reír. Me condujo a la vivienda de Mariyo y señaló una choza pequeña que había justo detrás de la mía. Dentro estaban las cabras. Como lego que era en lo relativo a esos animales, desconocía lo humanas que sonaban sus detonaciones.

El libro de Barley es una divertida crónica en la que se ríe constantemente de sí mismo y de sus equivocaciones en el modo de interpretar la extraña realidad tribal con la que convive.

Párrafo 2

A regañadientes confesó que los dowayos creían que todos los blancos que vivían durante largos periodos en el país Dowayo eran espíritus reencarnados de hechiceros.  Debajo de la piel blanca de que nos habíamos revestido éramos negros. Alguien había visto que al acostarme por las noches me quitaba la piel blanca y la colgaba. Cuando iba a la misión con los otros hombres blancos, al hacerse de noche corríamos las cortinas, echábamos la llave a la puerta y nos quitábamos la piel blanca.

Barley habla de un África tribal de finales de la década de los 70. El libro es un valioso testimonio de la visión que desde algunas tribus se tenía de la población blanca que se instalaba en algunas comunidades. La obra gira en torno a su mirada de los dowayo y de los dowayo a él. Los dowayo, de alguna forma, se convierten también en antropólogos ante las para ellos extrañas costumbres del británico

Párrafo 3

Cada tribu despreciaba a alguna otra: para los dowayos, los koma eran quienes desempeñaban esa necesaria función. Eran una tribu pagana que vivía a unos cincuenta kilómetros de distancia, al otro lado del río. Los dowayos les atribuían una forma degradada de lenguaje, un salvajismo y primitivismo terribles, y un increíble grado de suciedad. Su fealdad era un tópico en los chistes dowayos.

El valor testimonial del libro es el de explicar que en una sociedad tan diversa culturalmente como la de los dowayo se repiten los mismos comportamientos racistas y clasistas de sociedades más avanzadas tecnológicamente.

Párrafo 4

Con frecuencia me reprochaban el no haber traído una ametralladora de la tierra de los blancos para poder erradicar las patéticas manadas de antílopes que todavía existen en su territorio. Cuando los dowayos empezaron a cultivar algodón para el monopolio estatal, les suministraron grandes cantidades de pesticidas, que ellos inmediatamente aplicaron a la pesca.

Barley entra de lleno en el mito del “noble salvaje” que cuida la naturaleza, desmontando esa visión con el simple relato de la realidad con la que él convive. Pero este no es un libro de un occidental despedazando una sociedad «salvaje», es el libro de un antropólogo que se limita a narrar el entorno en la que se ha sumergido sin complejos. Y ese es su gran valor.

Párrafo 5

Me levanté y le estreché la mano cortésmente. ‘Discúlpeme –dije-, tengo que guisar un poco de carne’. Al menos es lo que pretendía decir, pero debido a un error de tono declaré ante la perpleja audiencia: ‘Discúlpeme, tengo que copular con el herrero.

Creo que pocos libros hacen reír a carcajadas como este. El sentido del humor del británico narrando situaciones absurdas y colocando su personaje como espectador o protagonista es sencillamente magistral.

Párrafo 6

El antropólogo que regresa a casa no espera una bienvenida de héroe, pero la frialdad de algunos amigos parece excesiva. Una hora después de llegar me telefoneó un conocido para decirme sucintamente: -Oye, no sé dónde has estado, pero te dejaste un jersey en mi casa hace casi dos años. ¿Cuándo vas a venir a recogerlo?

El retorno a casa y la “indiferencia” de familiares y amigos en la bienvenida es una de las grandes decepciones del retorno de los viajeros. Barley, como en toda la obra, lo retrata con sencillez e ironía.























Estilo9,50/10
Contenido10,00/10
Valoración9,75/10
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