Las doce cataratas más bellas del mundo

Por: J. Brandoli y R. Coarasa (texto y fotos)
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Una catarata por cada mes del año. Hacer este recorrido entre fascinantes saltos de agua imposibles sería una perfecta excusa para descubrir algunos de los enclaves naturales más bellos del planeta. Ahí van doce propuestas para enfrentarse al sobrecogedor momento de ver el agua salvaje despeñándose entre las rocas.

1.- Epupa (Namibia)
Al norte del país de luz de oro, pegado a la frontera con Angola, hay un salto de agua muy especial. Pocos lugares en el mundo hemos tropezado con la magia de este lugar. El río Kunene se desploma por una caída de 30 metros y una posterior caída múltiple que hace escorzos entre las rocas y se desliza a un caudal infectado de cocodrilos. En el gran salto hay baobabs colgando casi de las rocas, haciendo equilibrio. Es la catarata y tierra de los himbas, la tribu de barro, tan primitiva y auténtica como en peligro de extinción por los dólares y el alcohol.

2.- Iguazú (Brasil y Argentina)
No es sólo una catarata imprescindible, es uno de los espacios naturales más brutalmente bellos del planeta. ¿Cómo describir Iguazú? Es belleza en estado puro. Naturaleza salvaje. Poesía violenta. Desde el lado argentino el agua se palpa, su estruendo se mezcla con el tacto. Desde el lado brasileño se contemplan en su magnitud. Llega a sobrecoger la imagen. Poco más que decir, no hay palabras para describir este lugar. Vayan.

3.- Cataratas Victoria (Zimbabue y Zambia)
Es la otra gran catarata del planeta, con perdón del Niágara. Comparte como Iguazú frontera entre dos países, en este caso Zimbabue y Zambia. Desde Zimbabue se contempla la espectacular cortada en hilera de más de un kilómetro de caída por una estrecha brecha entre las rocas. En Zambia se toca el agua, se navega el Zambeze, se come en la Isla Livingstone, desde la que literalmente se contempla el precipicio. Hay que sobrevolarlas en helicóptero y ver un río inmenso deshaciéndose entre una quebrada.  Puedes pasar horas allí contemplando una escultura de la naturaleza.

4.- La Fortuna (Costa Rica)
Junto al Parque Natural Volcán Arenal, en Costa Rica, hay una catarata metida en el estómago de la montaña. La Fortuna es un salto de agua que se abre paso entre la espesa vegetación. Hay que bajar una hilera de escalones que lleva hasta los pies de la cascada. La poza es de poca anchura, menos de 20 metros, y el agua te empuja con violencia contra las rocas. Luego, el caudal se pierde por un río lleno de piedras y pequeños saltos donde disfrutar de baños inolvidables.

5.- Augrabies Falls (Sudáfrica)
Un desconocido parque nacional al norte de Sudáfrica, cerca de la entrada al Kalahari y fuera de las rutas turísticas. El agua se desploma en tres saltos entre inmensas rocas que están llenas de babuinos que contemplan el espectáculo. Las noches allí, bajo un cielo estrellado y escuchando el rugir de las Augrabies, son inolvidables, únicas. El lugar tiene un punto romántico y cálido que te persigue de por vida.

6.- Murchison Falls (Uganda)
El parque nacional más grande de Uganda alberga estas cataratas descubiertas por el explorador Samuel Baker en 1864. Desde el cercano y muy recomendable hotel Paraa Lodge nos acercaron en una barcaza repleta de turistas hasta un islote cercano al salto. Antes habíamos admirado desde arriba la fuerza brutal de las aguas del Nilo Azul encajonadas en un estrecho cañón. El curso del río que más magnetismo ha ejercido en mí está repleto de espumarajos provocados por la violencia de la cascada unos cuantos kilómetros antes de llegar. Recuerdo especialmente a un turista británico uniformado como los exploradores del XIX. Se encaramó a una roca, ahí en medio de la briosa corriente, e inmortalizó el momento con la ceremoniosidad del conquistador que acaba de hollar territorio hostil. Le bautizamos como “Speke”.

7.- Tis Isat (Etiopía)
El “humo que ruge” (significado en amárico) hace honor a su nombre. No hay duda. Es la mayor demostración de podería del Nilo Azul en su peregrinar etíope. Que nadie espere florituras. Por no haber, no hay ni siquiera barandillas para evitar caídas. El terreno es empinado y hay que tener cuidado con asomarse. La caída es impresionante, alborotada por todos esas nubes de vapor que se elevan al cielo desafiantes. Cuando las visité, en plena temporada húmeda, jarreaba y mi principal preocupación era proteger la cámara con un paraguas. El suelo estaba embarrado. La experiencia resultó excitante. Estábamos solos frente a esa descomunal caída de agua de 400 metros de largo oscurecida por toneladas de sedimentos (encargados de fertilizar la civilización egipcia durante milenios).

8.- Pokhara (Nepal)
La cascada de Dave debe su nombre a una leyenda de la que no sabe bien el verdadero autor. Cuentan que un turista, de nombre Dave o David o vete a saber exactamente como se llamaba, cayó en sus violentas aguas y desapareció. Es un salto de agua pequeño pero muy salvaje en el que el agua en tiempos de monzón rompe hasta convertirse en una intensa lluvia. Hoy está vallado, probablemente para no tener que rebautizar la catarata, pero conserva el atractivo del estruendo del agua del río Trishuli chocando contra las rocas.

9.- Nyanga (Zimbabue)
En las Tierras Altas de Zimbabue, tras cruzar un espeso bosque, se llega uno de los saltos de agua más altos del planeta. Sus 760 metros de altura hacen imposible ver en su totalidad la caída si uno no se cuelga de las rocas del mirador natural. El silencio es atronador, la cascada parece lejana y sólo el vuelo de algunas rapaces te recuerda que hay vida en aquel lugar. El camino hasta allí es complicado; hay que atravesar un tramo de carretera difícil de más de 30 kilómetros. Merece la pena llegar a un sitio tan olvidado de todo, hasta conseguir que nos olvidemos de nosotros mismos.

 

10.- Eyipantla (México)
Este impresionante salto de agua en el estado de Veracruz, a pocos kilómetros del municipio de San Andrés Tutxla, es la morada de Tlaloc, el dios de la lluvia venerado por los aztecas. Este barranco de las tres aguas (que eso es lo que significa en nahuatl) está encajonado entre la exuberante vegetación propia de la zona. El viajero puede descender por un sendero que parte del humilde poblado de Comoapan, junto a la carretera, hasta la base de esta cortina de agua de 40 metros de ancho y 50 de alto. Allí abajo, el agua se serena camino del rio Papaloapan, pero a medida que nos acercamos al salto, la sensación de libertad se acrecienta. Empapado pero feliz sólo recupero la noción de realidad cuando descubro mis zapatillas hundidas en el barro del humedal. Desde entonces siempre viajo con unas botas en la maleta.

11.- Cola de Caballo (España)
En el Parque Nacional de Ordesa, uno de los más bellos de España, su emplazamiento no puede ser mejor. Tras superar las bucólicas Gradas de Soaso y remontar el cañón natural, la Cola de Caballo descubre su magia a las faldas de las Tres Sorores: el Monte Perdido, el Cilindro de Marboré y el Soum de Ramond. El murmullo de la cascada acelera el paso del viajero que no puede evitar hacer un alto a sus pies, acercándose lo más posible a su base saltando de piedra en piedra. Allí, hermanado con la Naturaleza, te olvidas del mundo y de sus miserias. Es una de las mejores terapias contra la ansiedad que conozco.

12.- Tamerza (Túnez)
Un lugar puede ser especial o decepcionante dependiendo del momento en el que se visite. Recomendamos que vayan al pequeño salto de agua del oasis de montaña de Tamerza al atardecer. En medio de aquel espectacular trozo de desierto un grifo se abre entre las rocas. Cuando cae el sol oasis está vacío, incluso están cerradas muchas de las tiendas para turistas que rodean la entrada. No hay casi nadie, al rato llega una familia de tunecinos que baña a sus hijos mientras nosotros metemos la cabeza en una piscina natural imposible. Nada que ver con la visión de la mañana siguiente, cuando el parking estaba lleno de autocares y decenas de 4×4 dejaban entrever que aquel lugar solitario y especial se había convertido en carne para turistas.

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Comentarios (16)

  • Fernando

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    Me quedo con Tis Isat, en Etiopía, estuve hace una mes y son brutales

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  • Rocío

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    Sin palabras. quiero ir a todas

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  • laura

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    La Cola de Caballo es un espectáculo, sobre todo en otoño. En verano está más masificada, pero coincido con vosotros de que incluso en esas fechas consigues abstraerte frente a semejante exhibición de la naturaleza

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  • ricardo coarasa

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    Gracias a los tres. Fernando, coincido contigo en que Tis Isat es única, es África en estado puro, tiene el encanto de un paraje salvaje que todavía no se ha rendido al turismo. En cuanto a Cola de Caballo, Laura, sin duda es la catarata que más ha alimentado los sueños de mi infancia, cuando el monte Perdido estaba aureolado por la épica de las cumbres inalcanzables

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  • Naza

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    Me he quedado sin palabras. Chulisimas todas!!

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  • Mariasun

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    ¿Puedo preguntar por qué no estan las Cataratas del Niagara?

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  • Javier Brandoli

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    Hola Mariasun, pues podría estar sin duda, no deja de ser una lista subjetiva hecha por nosotros. Como podrían estar los Potholes de Sudáfrica o Salto Ángel de Venezuela. Lo cierto es que hay muchos lugares que incluir!!!

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  • ANY RAMIREZ

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    LA INFORMACION SOBRE LAS CATARATAS DE YGUAZU ( QUE ESTA EN LENGUA GUARANI Y SIGNIFICA AGUA GRANDE O ABUNDANTE ) ESTA INCOMPLETA . ESTAS CATARATAS ESTAN EN LA TRIPLE FRONTERA , ARGENTINA , BRASIL Y PARAGUAY

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  • Daniel Landa

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    Hola Any. Lo que comentas no es correcto. El río Iguazú, en su desembocadura en el Paraná marca la triple frontera Paraguay-Argentina-Brasil (a 23 kms de las cataratas). Las cataratas de Iguazú, que se mencionan en este artículo, se encuentran en la frontera entre Brasil y Argentina. Paraguay no tiene acceso a las cataratas.

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  • Viajes de Primera

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    ¡¡Aportamos las Cataratas Gulfoss, en Islandia!! Otro espectáculo natural impresionante (como todos, en realidad, en aquel país). Es difícil que estén todas las que son pero es una lista más que interesante, sobre todo por la carga histórica que tienen, como plus, algunas de ellas

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  • javier brandoli

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    Mandarnos la foto de Gulfoss y la subimos al facebook.

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  • MAGNOLIA

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    Visita el Perú y sus paisajes amazónicos, serranos y de la costa.

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  • Ruben / Lugares que visitar

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    Me encantan todas pero sobre todo me encantan las Cataratas del Niágara

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