Hoy se murió David Bowie y luego entré en este café lleno de sol y vacío de gente y a unos decibelios exactamente propicios para mi alma ronroneante en la mesa de la ventana, justo enfrente del sol, y al otro lado el mar, sonó The man who sold the world, la versión de ese unplugged de Nirvana donde se le va un agudo de la guitarra a Kurt en el penúltimo estribillo. Que no habríamos dado todos entonces por haber estado en ese concierto, por haber visto a Nirvana en el unplugged discreto aquel.
Era la canción número tres.
El café se llama ijentea pero es como estar de viaje en Nueva York. Procedente de Mars, donde estuvimos con los Spiders esta mañana dando la bienvenida al patriarca.
El café se llama ijentea pero es como estar de viaje en Nueva York.
Ijentea tiene una lista musical extraña y extraordinaria y ahora escucho Come and go con una cucharilla de fondo porque acaban de entrar dos señoras a merendar.
Y de repente, oh, Dios Mío, el milagro se produce. Suena Rock and Roll Suicide. Instintivamente le doy al volumen de mi ordenador para subir la música del bar. Qué graciosos somos los humanos a veces. Oh, no, no, you are not alone. David gritaba a su rock and roll suicide lo que quería que le gritaran a él. Porque él estaba aislado pero necesitaba gente, quería salir de su capsula espacial y se iba a buscar soluciones hasta a Marte con su cuerpo largo y sus ojos de ninguna parte.
tiene canciones que llegan al extremo sur del grito melódico, situándose a medio camino entre la hipersensibilidad a la injusticia y la medula espinal.
No se mucho de David Bowie, la verdad, probablemente mis compañeros de VaP le conozcan mucho más que yo, pero se que era un viajero del espacio, de ahí su componente trotamundo, y que tiene canciones que llegan al extremo sur del grito melódico, situándose a medio camino entre la hipersensibilidad a la injusticia y la medula espinal.
Esperamos que los cielos le reciban con los brazos abiertos y sillones cómodos y que se habitué pronto al cotidiano celestial mientras los otros seguimos combatiendo la injusticia histórica y escuchando a Cindy Lauper que ahora mismo nos acompaña en el atardecer de este bar.
And all the fat-skinny people, and all the tall-short people
And all the nobody people, and all the somebody people
I never thought I’d need so many people
(Five Years – David Bowie)