Así fue el comienzo de la World Cup en las calles de Sudáfrica. Dos días antes de su inicio iba en un minibus y la calle se llenó de gente a las 12 del mediodía del 9 de junio de 2010. Nadie podía avanzar, los coches se pararon y la gente tomó las aceras y asfalto para celebrar el incio del campeonato. Fue una fiesta espontánea, que luego supe que la había incentivado una radio que pidió a la gente que saliera a soplar sus vuvuzelas. Fue ver un país encenderse por ser anfitrión de un festín para el que nadie pensaba que estaba preparado. No era fútbol, era el orgullo de saber que hacían algo importante aquí, en la esquina de África.
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