Un viaje por Africa

Un viaje por Africa: Javier Brandoli.

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Kruger: la noche que se despedazó el cielo

De pronto, noté el viento sacudiéndome en la cara. Se levantó un olor a tierra mojada, a tierra por parir, a noches de cielo despedazado. Me fijé que a lo lejos se veían algunos rayos. Parecían perdidos, lejanos, inalcanzables. Pronto llegó también el sonido. Se escuchaban los truenos partir el horizonte. Lo lejano se hizo rápido cercano. La lluvia comenzó a descargar con fuerza. El aire era pesado con su olor a entrañas. Y de pronto, en medio de aquellas jornadas duras, difíciles, ocurrió lo sublime, la magia.

Etiopía, en diez imágenes

El norte enseña su historia con la frente alta, sabedor de que sus reyes fueron grandes y de que su historia es hermosa. El sur es primtivo, sus tribus son ancestrales, detenidas en el tiempo. Las gentes de Etiopía, las tres veces que allí estuve, me parecieron pícaras, canallas, generosas, cultas y con demasiado peso en sus miradas. Había una cierta tristeza, un campo callado y unas ciudades vivas y libres.

Kenia, en diez imágenes

Una costa de arena blanca y mar azul, un tren decrépito y maravilloso que navega en el tiempo, unos parques donde nunca descansan los sentidos, una capital cosmopolita, un lago de agua azufre, unas tribus del pleistoceno, unos campos de cultivos donde todo crece, una dolorosa pobreza urbana y una gente alegre y capaz. Kenia podría ser el país que mejor resume África.

Tanzania, en diez imágenes

Es la catedral de la vida salvaje africana. Sus parques son majestuosos, probablemente en términos absolutos, em paísajes y animales, los mejores de todo el c0ntinente. Su fama es merecida, se cobra en aullidos de hiena y en pisadas de barro de las eternas manadas de ungulados. La Gran Migración es el espectáculo natural más imponente que nunca contemplé.

Zambia, en diez imágenes

En los parques de Zambia se escucha y contempla a los leones en sus rutinas de caza y siesta. Los animales parecen dueños de todo, de una naturaleza que roza la perfeccción. Quizá Kenia y Tanzania tengan parques más espectaculares y más llenos de vida salvaje, pero en Zambia hice mis favoritos safaris, especialmente en los fabulosos Lower Zambezi y South Luangwa.

Zimbabue, en diez imágenes

Zimbabue es polvo y piedra. Un país casi muerto, un fantasma que sobrevive por inercia, por salvaje. Su campo es cruel, bello, desordenado. Zimbabue es el África de ayer. Sus gentes son cultas y simpáticas pero en sus rostros se intuye el desencanto de todo lo que no les permiten ser. Zimbabue se mata en su pasado sin saber si volverá a nacer.

Despacio

Y entre medias paso todo y de todo, que nunca en aquella ruta que es la tercera vez que la hacía pasaban tantas cosas en mi entorno. Era como si todo tuviera respuesta porque nada era preguntado. Y el sol se levantó con nosotros y, cosa de hacerlo todo tan lento, siempre nos estuvo esperando.

Namibia: aún dos noches y seis nubes de polvo

En Namibia las distancias son polvo. Se calculan a ojo, o eso cuentan al menos que hacen las aves cuando atraviesan las largas vaguadas de madera y sal con el pavor de equivocarse y alcanzar un lugar. No hay tiempo en Namibia, no es posible, no lo permiten los días muertos que siempre han de llegar. ¿Y cómo hacer entonces? “No hay forma, nada se hace para que nada ocurra. Así ocurre todo”, nos contestaban unos ojos.

Poesía de Mozambique

Declamaba un actor en voz de Mozambique. Y hablaba el país de ellos en forma de poesía. Llovían palabras y sueños, quejas y anhelos, mientras se ceñía la noche. Y se hablaba del llegar del día, milagro de la no muerte en esta tierra. Y de amor, que la poesía sólo se inventó en su origen para curar los males de tener quebrada el alma y así seguirá siendo mientras la vida no se ordene y se aburra

Y 25.000 kilómetros después… llegó el fin

mirábamos el mar, que en L`Agulhas se mece violento, en busca de las inexistentes sombras del horizonte. Y al entender que no estaban, que allí no hay rincones, entendimos que se acababa el camino y que habíamos llegado a nuestro destino. Y sentimos la emoción del niño que sueña y la del adulto que hace realidad sus sueños. Lo habíamos hecho, estábamos allí.
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