Rongbuk: cuando cae la noche
Por:
Ricardo Coarasa (texto y fotos)

En Rongbuk, los ojos centelleantes de los perros salvajes acechan al turista que se aventura en la oscuridad; ponerse una lentilla es un espectáculo de magia negra; cualquier comistrajo, un manjar y dormir, empeño imposible. Cientos de botellas de cerveza vacías -a 5.000 metros de altura, afortunadamente, también se da de beber al sediento- se amontonan formando un muro con las mejores vistas del mundo: un amanecer en el Everest.