La historia y el McDonald’s

Por: Javier Reverte (texto y fotos)
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La pasada semana escribía sobre campos de batallas y, un poco de lado, me referí al campo de Gettysburg, por donde anduve deambulando una mañana fría en marzo de este año. Los feroces combates del 1 al 3 de julio de 1863 en los arrabales de este pequeño pueblo de Pennsylvania determinaron la suerte, en favor del Norte, de la Guerra de Secesión americana, hasta ese momento favorable a los estados del Sur. En Gettysburg murieron casi cincuenta mil hombres, más o menos unos quince mil diarios. Hoy es un escenario lleno de monumentos, estatuas y tumbas que la gente visita con reverencia y hambre de mito. Y una vez al año, en los días de julio en que se conmemora la batalla, voluntarios llegados de toda América se visten con uniformes confederados y unionistas y juegan a representar la batallita, con balas de fogueo y falsa cañonería, como niños grandullones.

Meses después, de regreso a España, zapeaba un día en la tele buscando algo de interés para entretenerme un rato y me detuve en un canal temático en donde anunciaban una película sobre la batalla de Gettysburg. Era un reportaje muy detallado en sus datos históricos, pero sobre todo con una imponente reconstrucción en vivo del combate. Centenares de  hombres, si es que no miles, se movían ante la cámara disparando cañones, pistolas y fusiles; había cargas de caballería y de infantería; un gran despliegue de uniformes y banderas; gritos de batalla, hombres que simulaban morir y otros que solicitaban la ayuda de los sanitarios para curar de fingidas heridas. “¡Caray!”, me dije, “este reportaje ha debido de costar millones de dólares”. Pero sabiendo de lo que son capaces los americanos cuando se trata de hacer cine, el asunto no me produjo excesiva extrañeza.

¡Caray!”, me dije, “este reportaje ha debido de costar millones de dólares

No obstante, conforme el reportaje avanzaba, fui reparando en algo que me resultaba ciertamente extraño: que casi todos los extras de la película estaban bastante gordos. ¿Cómo no habían caído los productores del film en la cuenta de que, en un cruento combate de una larga guerra, los soldados tienen que estar por fuerza más bien escuálidos? Antes que un campo de batalla, Gettysburg parecía el escenario de un “picnic” en el que la gente se había hinchado a comer hamburguesas y ahora jugaba a las guerritas para digerir el atracón.
Y al punto lo entendí todo. El reportaje estaba rodado uno de esos días de julio en que se conmemora el evento, con voluntarios gratuitos venidos de toda América, y naturalmente bien cebados en los McDonald’s, para representar la histórica batalla y revivir el mito. Un chollo para los productores, en fin.

He oído que, en España, están poniéndose de moda este tipo de celebraciones bélicas. Concretamente de la batalla del Ebro y creo que también de la de Brunete. Las guerras civiles dan mucho de si, por lo que se ve. De modo que ya saben los productores de cine a dónde recurrir, en tiempo de crisis, para realizar superproducciones a precio de saldo. Pero, por favor, que controlen el peso de los extras.

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Comentarios (8)

  • Gabriel Melo

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    Gettysburg es un lugar mágico

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  • Pedro

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    Muy bueno

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  • ana

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    Genial, como siempre

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  • Rebeca Jiménez

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    En ÚBEDA se hace una celebración similar y es genial

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  • Yago

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    Jajajaja Pasa lo mismo que en algunas fiestas de moros y cristianos, que los moros parecen cristianos y los cristianos, moros. La caracterizacion no es el fuerte de este tipo de festividades populares

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  • Livingstone

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    Me ha encantado

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  • Mariano

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    Hola Javier: La verdad es que hay varios documentales sobre la batalla de Gettysburg.Pero el que comentas se parece mucho a un documental que vi hará dos o 3 años que habla sobre como los estadounidenses recrean sobre el terreno la batalla de Gettysburg más que la batalla en sí. Es un día festivo de barbacoa y cerveza y el documental se centraba en eso.
    Tal vez por eso los extras estaban gordos o tal vez era un documental mal hecho aunque habitualmente el canal de historia suele cuidar mucho lo que emite. Los USA en cuestión de cultura y producción televisiva nos ganan por goleada.
    Lamentablemente en España tenemos hecho más patéticos como, por ejemplo, ese acto del Alarde de Fuenterrabia donde en un «alarde» de feminismo e igualitarismo malentendido se cambia la historia y la mujer desfila no sólo como cantinera. Por suerte a nadie se le ha ocurrido hacer un documental sobre ello, bastante tuvimos con verlo como noticia en Informe Semanal.
    Yo, puestos a elegir me quedo con los extras gordos.Por lo menos ellos sólo cambian la dieta y no la historia.Aunque de historia, en general, el gringo medio tampoco es que ande muy sobrado.

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  • Joaquín

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    dices que en España se dan estos eventos de reconstruir las batallas de la guerra civil…, «pues que nos cojan confesaos», porque aquí de falsa artillería nada, como se descuiden acaban matándose de verdad otra vez sobre todo si empezamos con la cosa de la memoria histórica y se politiza el tema, que aquí somos muy brutos. Un saludo javier y felicidades por tu libro el «Río de la Luz», del que hoy por cierto empiezo y termino el último capitulo; me ha gustado mucho.

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