Javier Reverte

Javier Reverte ha pateado los cinco continentes, ha navegado el Índico, el Pacífico y el Atlántico, ha cruzado el Ártico de Este a Oeste y pisado la isla del Cabo de Hornos. Ha descendido el Amazonas desde su nacimiento hasta su desembocadura, recorrido el curso del Nilo, y se ha embarcado en el rio Congo en la misma ruta que realizó Joseph Conrad a finales del siglo XIX. Ha seguido los caminos literarios de escritores como Homero –en la Grecia clásica- o Jack London –en el río Yukón- y se ha internado en las inmensas llanuras africanas en busca de sus sueños infantiles. Ha cruzado el lago Victoria, el Tanganyka y el Tana, y se ha acercado a pie hasta las orillas del Turkana. Y todo eso y más cosas las ha contado en sus libros de viajes.

Sus libros de viajes: El Sueño de África, Vagabundo en África, Los Caminos Perdidos de África, Corazón de Ulíses, El Río de la Desolación, El Río de la Luz, En Mares Salvajes, Billete de Ida, La Aventura de Viajar. (En mayo próximo verá la luz un nuevo libro sobre viajes por África: “Colinas que arden, lagos de fuego”).

Sus poemarios: Trazas de Polizòn, Poemas Africanos.

Sus novelas: Trilogía de Centroamérica, Lord Paco, Campos de Fresa para Siempre, Todos los Sueños del Mundo, La Noche Detenida, El Médico de Ifni, Venga a nosotros tu Reino, La Canción de Mbama.

Una biografía: Dios, el Diablo y la Aventura (Pedro Páez, el jesuita español que llegó a las fuentes del Nilo Azul).

30 artículos

Otra vez África

Me he jurado no volver a viajar a África ni escribir una línea más en mi vida sobre ello. Pero hace unos días veía un vídeo, incluido en esta página VaP, de un viaje por Suráfrica, Malawi y Mozambique, y después de leer un estupendo texto de mi tocayo Javier Brandoli, el gusanillo africano empezaba a picarme de nuevo. ¿Y por qué no volver?

Tras la estela de Saint-Exupéry

Hace unos pocos años, todavía con el ánimo y la psiquis trastocados por los restos de una puñetera malaria que había contraído en Brasil dos años antes, decidí embarcarme en un viaje hacia los desiertos costeros del sur marroquí, las riberas atlánticas que se extienden desde Agadir hasta Tarfaya, el antiguo Cabo Juby, en donde hacía escala, en sus vuelos nocturnos, la avioneta-correo de aquel piloto y escritor que fue Antonie de Saint-Exupéry.

África y los sueños de la infancia

¿Quién no ha soñado alguna vez en la infancia con ser explorador y también con practicar el oficio de cazador blanco? Por lo menos, en mi generación era cosa común, cuando de niños jugábamos a organizar expediciones de exploración y partidas cinegéticas en busca de grandes animales, por lo general, claro está, en una imaginaria África que soñábamos sobre los campos desolados de Navalcarnero, el lugar en donde yo pasaba mis estíos.

Americanos

"Hace un par de semanas publicaba en estas páginas un artículo sobre la América profunda y mis viajes por los Estados Unidos y uno de los amables lectores de VaP comentaba con extrañeza y cierto malhumor: “¿América? ¡Pero si sólo habla de los Estados Unidos!” (...) El asunto tiene su miga, más de lo que parece a simple vista".

La victoriosa El Cairo

Ahora que hemos visto casi arder El Cairo y su plaza de Midan Tahir me acuerdo de tantas veces que he pisado la ciudad, sin duda una de las urbes más apasionantes del planeta y capital indiscutida e indiscutible de la civilización musulmana.

El refugio del Mediterráneo

Febrero es un mes extraño. Le pasa como a noviembre: los dos son meses fríos, húmedos en ocasiones, lluviosos, poco amables, sin fiestas que los alegren. Claro está que hablamos de nuestro hemisferio. No obstante, si la memoria no me traiciona, creo que tampoco es febrero un mes demasiado amable en muchos de los territorios del sur del Ecuador, porque trae interminables lluvias y calor de agobio.
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