La victoriosa El Cairo

Por: Javier Reverte

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Ahora que hemos visto casi arder El Cairo y su plaza de Midan Tahir me acuerdo de tantas veces que he pisado la ciudad, sin duda una de las urbes más apasionantes del planeta y capital indiscutida e indiscutible de la civilización musulmana. Ya en el clásico “Las mil y una noches” podía leerse: “Quien no ha visto el Cairo, no ha visto el mundo”. No le faltaba razón al anónimo autor de tal juicio: personalmente, siempre he pensado que es una ciudad que no se parece a ninguna otra; y esto es algo que no puedo decir de casi ninguna de las muchas que he visitado. En sus libros “Viaje a Egipto” y “Cartas de Oriente”, el inmenso Flaubert escribió sobre Cairo con humildad y respeto, asombrado ante su explosión de vitalismo: “¿Qué puedo decirle? –escribía a un amigo en 1850-. Apenas me estoy reponiendo del primer aturdimiento. Es como si te arrojaran completamente dormido en medio de una sinfonía de Beethoven, cuando los cobres desgarran el oído, los bajos rugen y las flautas suspiran. Luego, poco a poco, todo se armoniza. Pero los primeros días, el diablo te arrastra, en un ensordecedor barullo de colores, hasta tal punto que tu pobre imaginación, como ante un fuego artificial de imágenes, permanece totalmente deslumbrada”.

“Quien no ha visto el Cairo, no ha visto el mundo”. No le faltaba razón al anónimo autor de tal juicio

Es importante dejar clara una cosa con Egipto en general y con Cairo en particular: los egipcios no son árabes. Pertenecen a una etnia distinta y únicamente tienen en común con los árabes el que, en su mayoría, son musulmanes. Les sucede como a los turcos, a quienes suele llamarse con frecuencia otomanos, cuando los otomanos no eran otra cosa que una etnia dentro de las etnias turcas que creó una dinastía monárquica. Otro aspecto que resulta curioso de Egipto es que nunca fue independiente, desde el fin de la civilización faraónica hasta que Nasser conquistó el poder y proclamó su independencia de la tutela inglesa en 1956. Durante casi toda su historia ha sido un país sometido a potencias extranjeras: asirios, persas, griegos, romanos, árabes, turcos, franceses, ingleses…. Y eso que la palabra Cairo viene de la expresión árabe al-Qahira, que significa Victoriosa. ¿Sobre quién victoriosa? Por ahora, tan sólo sobre los ingleses en 1956 y sobre Mubarak en este 2011. Contra Israel, por poner un ejemplo reciente, perdió todas las guerras.

Pero a la ciudad, sobre todo, la dignifica su enorme vitalidad. Vaya el viajero y lo compruebe cuando se calmen las cosas tras la reciente revolución popular. Polvorienta, pobre, noctámbula, olorosa, reina de hacinamiento y de las basuras, madre de todos los vicios y virtudes, chabacana y refinada, culta y vulgar, repleta de miserables cantinas y de alegres cafetines en donde se bebe té y se fuman pipas de agua, islamista y europea, piadosa y pagana…, Cairo fascina al viajero, lo envuelve con sus aromas y sus hedores, lo enamora y lo pervierte. Y cuando uno recorre la ciudad por su cuenta, tiene la sensación de ir abriendo cortinajes que revelan de pronto a la vista secretos escondidos durante siglos.
Vayan a comprobarlo, amigos. Quien no ha visto el Cairo, no ha visto el mundo.

Javier REVERTE

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Comentarios (10)

  • Graham

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    Ni los sátrapas, ni la revolución, ni el islamismo, ni las colonias, ni el influjo del dinero podrá acabar con la maravillosa luz de esta ciudad. Estoy de acuerdo con todo lo que dice. El Cairo es mi casa.

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  • Pedro Manzano

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    Estimado Javier, no sabes la de viajes que he hecho con tus libros. Gracias por regalarme momentos maravillosos en Grecia, Turquía y Tanzania, donde tus libros fueron fuente de inspiración de mi viaje. Estoy deseando leer el siguiente, que he visto aquí que sacarás en breve. Sigue así y, una curiosidad, en la foto pareces entre pensativo y serio. ¿El hombre de gafas del fondo no era excesivamente interesante? (jajaja)
    Un saludo

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  • Jarabo Méndez

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    Buenos días, señor Reverte. Leo su artículo y me entran ganas de salir corriendo al aeropuerto y pedir el primer billete para Cairo. De hecho, llevaba unos días pensándolo, porque creo que ahora debe ser mucho más barato viajar. ¿Cree que podría ser peligroso tan cerca como estamos de las fechas de la revuelta? Mil gracias por sus textos

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  • Ernesto Villar

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    Gracias, don Javier, qué bueno es aprender cosas. Gracias, sr. Coarasa. Gracias, sr. Brandoli.

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  • ricardo

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    Gracias, señor Villar. Las puertas de VaP están siempre abiertas para reporteros tan buenos como usted..

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  • Javier Brandoli

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    Un abrazo señor Villar. Suscribo las palabrasa del señor Coarasa. Diré, a propósito, que este artículo de Reverte que es sencillamente una maravilla. Lo es porque dan ganas de coger un avión y plantarse en El Cairo en dos minutos. Ese es el sentido de este proyecto: viajar.

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  • Fernando Lázaro

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    Muy bonito el artículo. Siempre es una gozada leerle señor Reverte. Tengo todos sus libros.

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  • Valeria

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    Una pasada!!!!!!!!!!!!!!!

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  • Rosa

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    Egipto, el Cairo, su pasado, su presente…Para mí, que amo la historia tanto como la literatura, es el viaje siempre pendiente y siempre atrasado. Necesito tiempo, no me bastan quince días ni siquiera un mes para todo lo que llevo años estudiando. Necesito tiempo para ver y sentir dos egiptos, el que es y el que llevo dentro…pero el Tiempo es el único que no se deja sobornar ni por ilusiones ni por sueños.

    No he visto el Cairo…no he visto el mundo.

    Gracias, Javier.

    La murciana de la segunda fila

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