Nos levantamos bien temprano. Hoy nos espera un trayecto largo de carretera hasta Gorongosa. Nos han dicho varias veces que a partir de hoy empieza otro viaje, el Mozambique profundo, con menos infraestucturas, menos turistas, … Tomamos la carretera que va hacia el norte, una de las pocas carreteras del país que está más o menos asfaltada. A las nueve tenemos que estar en el puente que atraviesa el río Save. A partir de aquí, el país está controlado en esa parte por Renamo, el partido político de la oposición y que durante mucho tiempo ha actuado con guerrilla… Aunque últimamente se ha firmado un acuerdo de paz, debemos ir con escolta.
Hay una cierta tensión, no sabemos si se trata de una avería grave o se puede solucionar con rapidez
Llegamos al puente del río Save con tiempo, lo cruzamos y como no vemos cola, creemos que ya no es necesario escolta. Sin embargo empezamos a ver camiones parados en la cuneta de la carretera, cada vez más, grandes camiones cargados de troncos, cargas indefinidas enormes envueltas con lonas negras… Hacemos cola; de repente nos damos cuenta de que el jeep pequeño que llevamos tiene problemas. Se ha roto la bomba de agua. Hay una cierta tensión, no sabemos si se trata de una avería grave o se puede solucionar con rapidez … Al final tenemos que dejar el coche e ir todos al jeep grande. Esto supone reestructurar los equipajes, dejar algunas cosas para la acampada de los próximos días, … Tomamos la carretera todos dentro del coche grande, seguimos el convoy que nos debe escoltar. Al final lo hemos podido solucionar más rápido de lo que pensaba. Hemos dejado el otro coche con el driver a la espera de que lo pueda reparar y atraparnos más adelante.
Avanzamos por la carretera, que está en mejor estado de lo que pensaba. Hacemos unos bocadillos a medio camino para comer. Al cabo de un par de horas estamos en la entrada del parque nacional de Gorongosa, la próxima parada. Comienza el Mozambique más profundo. Montamos el campamento en la zona de acampada del parque. En realidad es un lodge con bungalows, pero nosotros acampamos. Montamos las tiendas, preparamos el fuego y nos vamos a tomar una cerveza en el bar del campamento. Hoy para cenar hacemos pan con tomate y jamón. Siempre llevamos un poco de embutido envasado cuando viajamos a lugares como este. La cena improvisada ha sido fantástica, hemos tostado el pan en las brasas de la hoguera, lo hemos untado con tomate y nos lo hemos comido con un poco de jamón, salchichón y chorizo. Además, ya habíamos comprado un par de botellas de vino tinto sudafricano para una cena de estas, o sea, que ha salido redondo.
Sábado 16
Nos despertamos de madrugada por el ruido de la lluvia. Debemos correr a guarecer las maletas y todo lo que habíamos dejado fuera de las tiendas. Volvemos a dormir hasta que la luz del amanecer nos despierta. Amanece muy temprano, sobre las seis. Sigue lloviendo. Es extraño porque estamos en la época seca y en Gorongosa ahora no llueve mucho. Improvisamos un desayuno a base de galletas, zumos y algo de fruta.
Empezamos un game drive, lo que nosotros llamamos un safari. Han prohibido la entrada de coches particulares hace poco, así que tenemos que ir con un coche y un ranger del parque. Es un vehículo abierto de nueve plazas con muy buena visión. Gorongosa había sido uno de los mejores parques de África en los años 70, pero la guerra civil acabó con la vida salvaje. Esta zona estuvo especialmente afectada para guerra, buena parte del terreno fue minado y la gente mató a todos los animales para comérselos. Ahora hay un programa de reintroducción de fauna y, poco a poco, se repoblando con las especies autóctonas.
Ante nosotros se abre la gran llanura de Gorongosa
Salimos del campamento en busca de animales. Afortunadamente ha parado de llover. El paisaje es diferente de los otros parques. No hay sabana sino bosque subtropical con vegetación más densa. El árbol que predomina es la acacia amarilla. El color de la corteza de estos árboles, junto con la humedad que ha traído la lluvia, la soledad del lugar, el silencio y la luz matinal crean una atmósfera misteriosa. Ante nosotros se abre la gran llanura de Gorongosa, una basta extensión de tierra plana salpicada de vegetación verde que forma una gran laguna en época de lluvias. En todas partes multitud de antílopes varios, impalas, waterbucks, kudu, Oribi, bushbucks, redbucks, … Es el animal que más abunda en el parque. Reproduciendo las palabras de Javier, si existiera el Edén, sería la llanura de Gorongosa.
Seguimos avanzando por los caminos del parque. Qué diferencia con el Kruger. Aquí no hay nadie. El Kruger es un parque-espectáculo donde cada uno entra con su coche y por los caminos asfaltados siguiendo los recorridos previamente marcados. Nos desviamos por un camino y ante nosotros aparecen un grupo de leones. Son dos leonas y seis cachorros. Están tumbadas sobre la hierba seca humedecida por la lluvia de la noche. Los cachorros parecen pequeños juguetes de peluche jugando entre ellos, lanzándose encima de sus madres, buscando un poco de atención. Nos ofrecen un espectáculo inolvidable.
Continuamos el safari, seguimos viendo todo tipo de antílopes. Al fondo se dibuja la silueta de un elefante. Los elefantes de Gorongosa son conocidos por su agresividad. La caza furtiva ha hecho ariscos estos animales. Nos ve, presta atención a nuestros movimientos, parece como si se repensara si cargar contra nosotros o no. Finalmente decide continuar comiendo ramas de acacia. Comienza a llover de nuevo. Vamos terminando ya el recorrido. Volvemos a las tiendas, mientras esperamos la comida, repasamos el millar de fotografías que hemos hecho de los leones. Espectacular.
Domingo 17
Nos levantamos temprano como cada día. Hoy tenemos uno de los días más largos de carretera. Tenemos que ir hasta Tete, parada técnica para llegar a Malawi, ya que el trayecto no se puede hacer en una única jornada. En total son unas cinco horas. Me pensaba que se haría más pesado. La carretera es bastante buena. Llegamos a Tete a las cuatro de la tarde. Nos estamos en el Masolosolo Lodge, a orillas del río Zambeze. Llegamos justo antes de la puesta de sol. El lodge es un oasis en medio de una ciudad minera sin ningún encanto, pero tiene la suerte de estar delante del lugar donde la gente local viene a lavar la ropa y a lavarse ellos mismos.
Nos ofrecen un espectáculo digno de documental. El río tiene tres tramos, el de las mujeres, el de los niños y el de los hombres. Lavan ropa, se enjabonan, … Escena típica africana. El sol se pone por la orilla de enfrente, tiñendo de tonos rojizos y anaranjados el agua de uno de los ríos míticos de África.
Lunes 18
Desayunamos a orillas del Zambeze viendo de fondo como las mujeres lavan la ropa en el río. Hoy nos toca otro trozo largo de carretera hasta Malawi. Tengo curiosidad por conocer este país. La carretera no está en mal estado, parece que ha sido asfaltada desde el año pasado. A medida que vamos avanzando hacia el norte, el paisaje y el clima van cambiando. Cada vez hace más calor. En el campo cada vez se ven más baobabs, el árbol típico africano, de cepa carnosa y pequeñas ramas en lo alto. En torno a la carretera siempre hay gente, es una constante en toda África, estés donde estés, sea la hora que sea, siempre hay alguien que camina a lo largo de la carretera.
El billete más grande que tienen es de 1000, que al cambio son 2 €
La tierra es yerma. No hay cultivos. Es una lástima que un país como éste no explote más la agricultura. La gente basa su vida en la subsistencia y el gobierno sólo está interesado en acumular riquezas personales con el comercio del gas y otros recursos naturales. Llegamos a la frontera. Los trámites personales son fáciles y rápidos, pero los coches son más complicados, deben pasar la aduana y tramitar un seguro. Cambiamos un poco de moneda. En Malawi utilizan la kwatcha. Una moneda local que no cotiza en ninguna parte. El billete más grande que tienen es de 1000, que al cambio son 2 €. Ya os podéis imaginar cómo es un país donde el billete más grande tiene este valor.
Malawi fue uno de los primeros países africanos en independizarse del Reino Unido. Es un país pequeño, con mucha población y con una esperanza de vida baja, 53 años. También es uno de los lugares más pobres del mundo. Cruzada la frontera vamos hacia Liwonde. Es un parque natural. Nos alojamos en el Bushman’s Baobab Lodge. Está en medio del parque. Nos estamos en unas luxury tents, tiendas de campaña grandes con cama y baño. Todo un lujo, rodeados de baobabs inmensos. El calor aprieta, pero el lugar invita a relajarse en el porche que tiene la tienda, esperando la hora de cenar …
Vamos a dar un paseo por los alrededores del campamento. Subimos a una plataforma de observación. Vemos el río, las cañas que se balancean al ritmo del viento y un elefante que va haciendo camino, lentamente, con paso firme, comiendo hierba y ramas. Seguimos la orilla del río, entre las cañas se ven los caminos que abren los hipopótamos para acercarse al agua. De vez en cuando, algunos pescadores en pequeñas canoas de madera surcan las aguas tranquilas del arroyo. El elefante que hemos visto desde la plataforma aparece ante nosotros. Cruza el campo con mirada impasible. Nos ha visto, pero sigue su camino.
Escondida entre baobabs, aparece ante nosotros la imagen típica de África
Volvemos al campamento y tomamos una cerveza en el bar colectivo, un honestity bar, típico de estos lugares. Cada uno coge lo que quiere de las neveras y lo apunta en una libreta. Empieza a oscurecer. Vemos la puesta de sol desde la plataforma del lodge. El cielo va adquiriendo unos tonos anaranjados muy fuertes. Escondida entre baobabs, aparece ante nosotros la imagen típica de África que inmortalizamos a través de las fotografías. Es la hora de cenar. Compartimos la comida con los otros huéspedes del lodge: arroz, verduras, patatas, carne asada, …
Es noche cerrada. En un rincón hay un espacio donde todas las tarde se hace una hoguera. Nos sentamos en los asientos que rodean el fuego y contemplamos las llamas juguetonas que con el aire construyen formas caprichosas, mientras bebemos Amarula, el licor típico sudafricano hecho de los frutos de este árbol y miramos con detenimiento el cielo estrellado con la vía láctea y las constelaciones propias del hemisferio sur. El lodge es un campamento auténtico al más puro estilo de los safaris africanos. El ambiente y las tiendas me recuerdan algunas escenas de la película Mogambo. Es como si de repente tuvieran que aparecer en la tienda de al lado Clark Gable, Grace Kelly o Ava Gadner.
El tiempo pasa lentamente. Aquí se vive a otro ritmo y a otros horarios, de sol a sol. Son las nueve de la noche y parece que sea medianoche. Vamos a dormir. Mañana nos levantamos con el sol.