Nicaragua: el estéril sacrificio revolucionario

Por: Pepa Úbeda (texto y fotos)
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Con dolor, pero sin sorpresas, empecé a recibir noticias de Nicaragua a partir del pasado abril. Procedían de dos amigas que me habían invitado a conocer su país, al que llegué un 18 de diciembre de 2009.

Aunque Nicaragua presenta matices singulares, es un país esencialmente centroamericano y con una impronta de la colonización hispana muy marcada.

Hasta la revolución (1979), fue el cortijo de los EE UU y de unas cuantas familias criollas. Sus últimos dictadores –expulsados por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)– eran miembros de la influyente y riquísima familia Somoza. De Anastasio Somoza el mismo Roosevelt dijo: “Puede que Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. El FSLN fue el primer partido democrático en el poder hasta que perdió las elecciones en 1990 a manos de los conservadores y neoliberales Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños. No obstante, el líder del FSLN Daniel Ortega lo recuperó en 2006, pero favoreció la corrupción y la represión, hecho ignorado por muchos países occidentales y que los mismos nicaragüenses no se atrevían a denunciar por temor a las represalias y a no ser creídos.

Para el turista quedan las elegantes construcciones de sus viejos pueblos, sus majestuosas playas e impactantes volcanes y algunos parajes aún vírgenes

Mi primera parada fue León, ciudad natal de una de mis amigas, que reside actualmente en Italia a causa de la persecución de que es objeto por el gobierno de Ortega y Murillo. León, la segunda urbe del país, me recordó a las viejas ciudades castellanas. Además de su importancia agrícola y comercial, es la sede intelectual de Nicaragua, y su universidad, una de las más prestigiosas del país, ha sido nido de destacados líderes. Para el turista quedan las elegantes construcciones de sus viejos pueblos, sus majestuosas playas e impactantes volcanes y algunos parajes aún vírgenes.

La mañana de Nochebuena mi amiga quiso que conociese el campamento donde Somoza enjaulaba y torturaba a los disidentes políticos. Al llegar, nos vimos rodeados de decenas de criaturas que buscaban comida entre los humeantes vertederos de las afueras. De repente, surgió de una hondonada una camioneta en cuya parte trasera cinco hombres con la cara tapada hasta la nariz protegían, armados con metralletas y fusiles, el botín arrebatado a los vertederos. Aquellas imágenes borraron de mi recuerdo otras de gran belleza en una visita a unas vaporosas llanuras de origen volcánico. Por fortuna, esa tarde pude disfrutar de un popular desfile en León. Sus dos protagonistas son personajes de la colonización: la Gigantona –que representa a una dama española– y su acompañante, el Enano cabezón, que le recita coplas satíricas.

La mañana de Nochebuena mi amiga quiso que conociese el campamento donde Somoza torturaba a los disidentes. Al llegar, nos vimos rodeados de decenas de criaturas que buscaban comida entre los humeantes vertederos

Mi amiga me contó que Daniel Ortega y Rosario Murillo ocultaban su viraje a la derecha entregando regalos a los niños nicaragüenses cada Nochebuena en la sede del Gobierno. En la actualidad, la pareja gobernante ha convertido al FSLN en una maquinaria electoral y represiva que manipula a los cuadros jóvenes y aniquila a los viejos, además de controlar los medios de comunicación públicos a través de sus hijos. Así mismo, nombran y destituyen cargos a capricho y alimentan escuadrones paramilitares que someten y aterrorizan a la población.

Estando allí, supe que Zoilamérica, hija de Murillo, fue violada sistemáticamente durante 20 años por Ortega, su padrastro, y que la pareja se había acercado a la jerarquía eclesiástica católica más reaccionaria y a algunas iglesias evangélicas. Ambas habían apoyado a los Somoza y a las empresas norteamericanas, y habían favorecido la contrarrevolución, armada y financiada por los EE UU. Con todo, la Iglesia popular siempre estuvo junto al pueblo y la revolución.

Granada fue la siguiente parada. Esta ciudad alegre y barroca, “puerto” del Lago Cocibolca y sus Isletas, está considerada la “perla” del país. También la más turística. Sus suaves temperaturas me permitieron disfrutar de largos paseos en barca y a pie, y averiguar lo que del país la gente me contaba en susurros.

Granada, alegre y barroca, “puerto” del Lago Cocibolca y sus Isletas, está considerada la “perla” del país

Mi segunda amiga me acogió en Matagalpa, centro cafetero destacado. Aunque no posee el carácter cosmopolita de Granada y León, el bullicio callejero la llena de vida, sobre todo en sus puntos neurálgicos. Pese a su riqueza, había barrios en los que la miseria era extrema para el ojo occidental.

No fue la única área visitada donde las condiciones de vida resultaban trágicas para sus pobladores, aunque el tándem Ortega-Murillo se vanagloriaba de haber conseguido una Nicaragua socialista e igualitaria. Afirmación dudosa, ya que Ortega se alió con el gran capital y el Banco Mundial, se puso a las órdenes del FMI y vendió las riquezas del país a transnacionales y multinacionales. En cuanto a sus conciudadanos, elevó los impuestos a la clase trabajadora, abortó la reforma agraria, fortaleció a la cúpula empresarial y militar, facilitó el enriquecimiento poco transparente de la nueva burguesía sandinista y expulsó de sus tierras a los indígenas para construir urbanizaciones de lujo y el canal interoceánico. En la actualidad, la política social y la financiación sanitaria, educativa y de vivienda continúan siendo insuficientes. En el ámbito legislativo, no hay separación de poderes, las políticas de género son inexistentes y el control está en manos de las camarillas orteguista y murillista.

En el ámbito legislativo no hay separación de poderes, las políticas de género son inexistentes y el control está en manos de las camarillas orteguista y murillista

Masaya, ciudad cercana a Managua y a Granada, fue mi siguiente parada. Ubicada junto a la laguna Masaya y a los pies del volcán del mismo nombre, tiene un fuerte componente precolombino y es conocida por ser un nudo de comunicaciones muy importante. Además de poseer una activa industria agraria y un bello parque natural, es centro de la artesanía nicaragüense y cuna del folklore nacional. De hecho, es Patrimonio Cultural de la Nación y Capital del Folklore.

Managua me desilusionó, pues me pareció provinciana. En el ambiente se palpaba ya una tensión que hoy se ha convertido en protesta a gritos. El sociólogo, analista político y autor de medio centenar de libros Óscar René Vargas, que cofundó el FSLN y salvó la vida de Ortega de la Guardia Nacional de Somoza, que vivió la insurrección y la revolución en directo e hizo una intensa campaña por Ortega en 2006, considera que la crisis nicaragüense es interna, que la protesta tiene líderes locales y que Ortega ha perdido la calle.

Me despedí del país en San Juan del Sur, evocado con nostalgia por Mark Twain tras uno de sus viajes. Me alivió las heridas de tanto sacrificio revolucionario para nada…

La capital, elegida para neutralizar el enfrentamiento entre Granada y León, es una ciudad populosa que nació junto al lago Managua. Queda poco de la vieja urbe a causa de los terremotos que la asolaron en 1931 y 1972 y al estado en que quedó tras la guerra. No obstante, es una de las ciudades donde más se invierte urbanísticamente. Destaca el Paseo Xolotlán, un malecón con magníficas vistas del lago.

Me despedí del país en San Juan del Sur, evocado con nostalgia por Mark Twain tras uno de sus viajes. Me alivió las heridas de tanto sacrificio revolucionario para nada…

La vida ha cambiado para los nicaragüenses. Muchos han tenido que buscar refugio en países democráticos, pues temen por su vida. Se trata de líderes campesinas como Francisca Ramírez, que se oponen a la expulsión de los habitantes milenarios de sus tierras, de feministas tan odiadas por Murillo, o de profesionales que se han manifestado en contra del régimen. Todos ellos instan a la comunidad internacional para que presione y haya elecciones anticipadas. Del mismo modo, diversos organismos internacionales han denunciado secuestros masivos, detenciones ilegales, huidas a miles del país, torturas, procesos judiciales sin garantías, terror gubernamental, operaciones de limpieza y criminalización de la protesta. Con todo, todavía quedan sectores de izquierdas que afirman que se trata de ataques neoliberales al líder “revolucionario”. No quieren ver que la mayor parte del sandinismo histórico se ha alejado de Ortega, y que el pueblo –que es sandinista, antiimperialista y progresista– quiere derrocar a un gobierno corrupto y represor.

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