África: el champú de los «peces de ciudad»

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)

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Hay varias leyendas urbanas que afirman que las ciudades más caras del mundo no son Tokio, Londres u Oslo, son Luanda, la capital de Angola, o Ndjamena, la capital del Chad. Así lo dicen también estudios internacionales económicos. Sólo hay que meter la ciudad más cara del mundo en Google y la sorpresa salta cuando aparecen urbes de la paupérrima África.

¿Por qué? La respuesta, como todo en la economía, se basa en la relación del tengo, querría y podría, ley universal que divide lo imprescindible del resto. Buena parte de la población angoleña no usa papel higiénico, artículo caro e importado, lo que hace que el papel higiénico sea un producto de «lujo» cuyo precio para su economía sería el equivalente a limpiarnos el trasero (con perdón) con la enciclopedia Espasa-Calpe. (Debe ser complicada la sensación de ir al baño como si se pagara la entrada de la ópera de Milán).

El miércoles pasado viví una anécdota divertida y clarificadora. Bajé a ver el partido del Real Madrid-Lyon en un bar que hay cerca de casa. Estaba sólo, perfecto, lejos de la numerosa colonia culé de amigos de Ciudad del Cabo a los que cada vez que miro les veo cara de 5-0… y los que me esperan (una cara 5-0, para los que no lo sepan, es una cara segura de que cuando pide las cervezas en los bares los días de partido se van a pedir otra ronda. La mía, por ejemplo, a fuerza de bofetones los últimos años, es más del tipo “si nos cae el tercero me invento una dolencia y me voy a leer a casa la biografía de Mandela”).

¿Cuántas posibilidades hay de ver en un bar perdido y vacío de Ciudad del Cabo un partido Real Madrid-Lyon con la sola compañía de un tipo de Barcelona y un francés? Las que haya, que no deben ser muchas, las hice yo realidad.

En fin, que con esa tranquilidad de enjuagar mis miedos a solas, con mi whisky&coke en la mano, le pedí al camarero que pusiera el partido. En ese momento entran dos tipos que se plantan delante de la pantalla. Les pido en inglés que si se pueden retirar y me contestan con un inglés que me parece demasiado entendible “por supuesto”. Entonces, se sientan relativamente cerca, veo que se agitan con emoción cuando atacan los que no son de blanco, y percibo que su inglés es tan entendible como para escuchar “hostia, es que son muy malos”, en un perfecto castellano. ¿Cuántas posibilidades hay de ver en un bar perdido y vacío de Ciudad del Cabo un partido Real Madrid-Lyon con la sola compañía de un tipo de Barcelona y un francés, nacido en el mismo Lyon, que vive en la bella Ciudad Condal? Las que haya, que no deben ser muchas, las hice yo realidad.

La cuestión es que los tipos, que eran bastante simpáticos, y con los que acabé compartiendo velada, se dedican a vender papel para liar tabaco por toda África. Son representantes de una empresa española y viajan, me explicaron, por Sudáfrica, Nigeria, Costa de Marfil, Ghana, Sierra Leona… vendiendo papel de fumar. “En Nigeria, que es un mercado de más de 100 millones de habitantes, se liaban el tabaco antes con folios o papel de periódico”, me dice el chico de Barcelona. “Ahora tenemos el problema de que los chinos copian nuestro papel y nos están quitando mercado” (la colonización de China en África es abrumadora).

Cuando me despedí de ellos, con cara de 3-0 (tres whiskys), volvía a casa pensando cuanta gente he encontrado en Namibia, Botsuana, Zambia… que me contaron historias similares. Gente que ve en África un Dorado en el que buscarse la vida; un nuevo bazar de las oportunidades para inventores de fortuna aburridos de sacarse brillo en los zapatos en la cola de los sueños rotos. Por desgracia, siempre hay algo que hace falta en África. Como dice una fabulosa canción de Joaquín Sabina, Peces de Ciudad, “el dorado era un champú”; el mismo por el que esperaban toda una tarde los niños en la puerta de mi hotel de Livingstone, en Zimbabue.

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Comentarios (2)

  • Pedro Manzano

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    Habrá que pensarse en ir para allá, porque aquí uno ya no sabe qué hacer para ganarse la vida. Me alegro de que te vaya bien. Me alegro menos de que ganara el Real Madrid.
    Cuídate y un abrazo, amigo

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  • Jarabo Méndez

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    Genial! inventores de fortuna aburridos de sacarse brillo en los zapatos en la cola de los sueños rotos… Deberías hacerle unos ripios a Sabina. Sigue así. Y viajesalpasado cada vez está más completa… Enhorabuena

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