De Madrid a Maputo, en coche

De febrero a abril. En 4×4. Una ruta con la que saldar una vieja deuda. Un viaje de trabajo y un viaje de amigos que hace algunos años soñaron con realizar exactamente el viaje que ahora se proponen hacer. Los sueños se sueñan y luego, si se puede, se cumplen.

No hay muchas decisiones firmes para 2014 y desde luego ninguna certeza, pero hay un plan que es solo revocable por causa mayor. El 10 de  febrero llegará mi amigo Víctor desde Lisboa a Madrid a recogerme. El 11 saldremos a  Barcelona donde veremos a algunos amigos y daremos alguna charla de los viajes que organizamos. Luego, de ahí seguiremos a Génova y a Trieste,  mirando para el sur siempre en el mapa con la pena de no recorrer Italia entera despacio, muy despacio.

Seguiremos pegados al Mediterráneo camino de Salónica, cruzando los Balcanes

De allí pasaremos por Eslovenia sin que Eslovenia tenga tiempo de saber que por allí hemos pasado, para detenernos un segundo después en Dubrovnik a beber en alguna de las tabernas de su puerto uno o unos vinos. Seguiremos pegados al Mediterráneo camino de Salónica, cruzando los Balcanes, en lo que en parte es un viaje por el tiempo, que no hay ningún lugar del planeta donde el tiempo está tan condensado como en este mar donde comenzó casi todo.

Nos dará el tiempo justo para partir Grecia en dos e internarnos en la maravillosa Estambul para decir adiós a Europa con cierto pesar, que se echa también de menos la historia y vida de este continente. Entonces  atravesaremos un trozo pequeño de Asia, perdiéndonos un poco por la Anatolia y llegando al puerto de Mersin.

Cogeremos un ferry que nos dejará en Port Said, Egipto, donde si las revueltas lo permiten emprenderemos nuestra larga ruta africana

Y allí cogeremos un ferry que nos dejará en Port Said, Egipto, donde si las revueltas lo permiten emprenderemos nuestra larga ruta africana dejando a los lados templos y pirámides tras seguir el único destino firme de esta tierra, el Nilo. Entraremos entonces en el convulso Sudán, tierra condenada a no tener apellidos ni nombre y pegados al Mar Rojo intentaremos llegar a Etiopía y saldar mi cuenta pendiente con los castillos de Gondar y las iglesias de la Lalibela. Luego, con los minutos que nos sobren nos permitirnos mirar de reojo a las tribus del sur del país ancladas en otro milenio.

Pero ahí previsiblemente ya iremos con prisas por algunos excesos anteriores y entonces habrá que hacer rápido en Kenia la temible pista de Moyale y pasar a decir hola a algunos amigos en Nairobi y el Masai Mara para entrar en Tanzania donde perderemos alguna noche en sus parques míticos. Si hay tiempo veremos Selous y si hay más Ujiji, donde se encontraron Livingstone y Stanley, pero lo más previsible es que por entonces haya largos turnos al volante para llegar donde se no espera.

Si hay tiempo veremos Selous y si hay más Ujiji, donde se encontraron Livingstone y Stanley

Y donde se nos espera es en nuestra casa, en Mozambique, al que accederemos por el norte y lo cruzaremos hasta el sur. Y entonces descansaremos el tiempo justo para irnos a buscar a nuestros viajeros de la ruta de Zimbabue y Botsuana. Y será probablemente allí, al abrigo de unas Cataratas Victoria rebosantes de agua o junto una hoguera del Delta del Okavango que nos pararemos un momento y seremos conscientes de que hemos cruzado dos continentes. Y será probablemente allí donde una noche comenzaremos a hablar de nuestro próximo viaje.

Viajen, no hay nada más bello en el mundo que contemplar lo que hay fuera sin llegar a entenderlo. No dejen pasar la vida sin experimentar al menos una vez lo que es sentirse realmente perdido en un lugar que no les reconoce. No se permitan el lujo de no intentarlo, no dejen que los miedos y la rutina les venzan. Feliz 2014.

 

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