periodismo

11 artículos

El camino más corto: cuando el mundo se contaba de otra forma

El libro de Leguineche tiene una virtud inmensa, la de un maestro, muy complicada de conseguir: es a partes iguales el texto de un periodista y de un viajero. Manu se sienta en un coche y se va con tres periodistas estadounidenses y un suizo a cruzar el planeta, e, imaginen hoy la herejía, se atreve a narrarlo tal como lo siente, tal como lo vive, y tal como lo entiende

Corresponsal en México

Vaya aquí por tanto este contrato de mesura, de no sacar rápidas conclusiones, de intentar contar lo importante primero y lo menos importante también, después. De no contarme a mí y sí contar a los otros. Vaya este deseo como un todo al que agarrarme cuando lleguen los egos y las dudas...

Hoy no han matado a nadie en Sudáfrica

Mi trabajo como corresponsal condena a estos países a contar muertos y estafas. No puedo, no se publicaría, mandar una noticia que se titule “en Sudáfrica hace una semana que no violan a nadie”. Tampoco imagino a tres columnas o en portada de la web la noticia que explica que el “Ministerio de Trabajo de Mozambique no es nada corrupto”, acompañado de un detallado informe en el que se revela que no se desvió un dólar de la partida presupuestaria para “formación juvenil”.

En las tripas de una noticia

“Desplomado, roncando. Son las 10:15 horas de la mañana. Intento no hacer ruido y cojo el bolígrafo que hay sobre la mesa y pongo mi nombre, apellidos y firmo, como hice cuando estuve aquí la vez anterior (que no avancé nada). Todo muy sigilosamente para no despertarle. Llamo al ascensor y cuando se abren las puertas el hombre, el guardia de seguridad de un edificio público donde se dirimen las reclamaciones de la tierra, sigue con su cabeza desmontada sobre el hombro y aún logro escucharle un último ronquido”

Corresponsal en Sudáfrica: adiós a los aduladores del papo

(...) Trabajar de corresponsal te aleja de los aduladores de papos prominentes que merodean por las redacciones; de los que mercadean con las babas y las noticias (...) de los que admiran la cantidad de horas por encima de la calidad de las palabras; de las palmadas en el hombro cuando tu tema se zarandea por las tertulias; de los miserables que nunca tiemblan ante el teclado…
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