Hoy no han matado a nadie en Sudáfrica

Por: Javier Brandoli (texto y foto)

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Tocaba escribir del Parque Nacional Kruger,al que retorné por enésima vez el pasado 24 de febrero,  de sus hierbas altas en la temporada de lluvias que nublan todo de verde, del encuentro otra vez inesperado con un leopardo en los límites del tiempo, de lo que me gusta uno de los sitios más bellos que hay en África y al que se le critica por turístico, que lo es, y se le niega la belleza con el argumento de ser accesible. Es como decir que el Coliseo romano, las Cataratas de Iguazú o Chichen Itzá no merecen la pena por tener demasiado cemento a su alrededor y demasiados coches y cámaras. ¿Y por qué hay allí tanto cemento, coches y cámaras? Otra cosa es que es evidente que eso quita encanto a los lugares, el encanto de sentirte el primer último en llegar a ese sitio.

Tocaba hablar de Kruger hasta que recibí un mensaje de una amiga sudafricana que me decía: “Hola Javier, he leído tu artículo en El Mundo  en el que dices que Sudáfrica es el país más violento del mundo. No es verdad, creo que deberías leer este artículo…” Y me recomendaba un artículo del Huffington Post en el que una blogger, Amanda Willard, se preguntaba “¿por qué los medios de comunicación están asesinando la imagen de Sudáfrica?

Hola Javier, he leído tu artículo en El Mundo  en el que dices que Sudáfrica es el país más violento del mundo. No es verdad

El artículo de Willard está errado en algunos aspectos o al menos bebe de fuentes distintas a las mías. Sudáfrica, que es lo que yo decía, está en el podio mundial de muchas categorías delictivas. Lo está, ciertamente, porque en las township los niveles de violencia de disparan. Es decir, es en los guetos donde fermenta la muerte en  los ojos de víctimas y verdugos. Miseria sazonada con alcohol, drogas y niebla, que el futuro es opaco para los que nacen en el culo del mundo de espaldas.

Con todo, hay una parte del comentario de mi amiga que me hace reflexionar. Ya escribí en 2011 algo parecido y dos años después sigo con la duda. Mi trabajo como corresponsal condena a estos países a contar muertos y estafas. No puedo, no se publicaría, mandar una noticia que se titule “en Sudáfrica hace una semana que no violan a nadie”. Tampoco imagino a tres columnas o en portada de la web la noticia que explica que el “Ministerio de Trabajo de Mozambique no es nada corrupto”, acompañado de un detallado informe en el que se revela que no se desvió un dólar de la partida presupuestaria para “formación juvenil”.

Mi trabajo como corresponsal condena a estos países a contar muertos y estafas

Sin embargo, es fácilmente vendible y contable que en Sudáfrica se violan cincuenta mujeres al día o que en Mozambique el dinero de cooperación se gasta en alicatar baños de residencias oficiales. Ese es mi trabajo, que a propósito he entendido siempre desde un aspecto crítico. Yo como periodista me siento en el deber de denunciar lo que otros no pueden (esto es un sentimiento propio que no de gremio). Ahora, eso crea una imagen distorsionada de algunos lugares que pueden parecer alicatados hasta las vísceras sin tiempo ni espacio para contemplar los nuevos hospitales de lona ni los mercados en los que se regalan las palabras.

Por tanto, lo malo es que en la noticia se crea un todo también falso, sin matices, que genera imágenes que cuelgan de los grandes titulares de la prensa. Recuerdo que en 2011 me llamaron para entrevistarme de un programa de Punto Radio. Tras hablar durante casi media hora de Sudáfrica me preguntaron por la seguridad de un viaje en solitario. Dije que Sudáfrica era un país fácil para viajar solo. Que se puede alquilar un coche, moverse por allí y que sólo hay que tener un poco de vista de donde te metes, como en todos los lugares donde tras el asfalto no hay arcén, hay hambre. “Tiene fama de peligroso, pero no es tanto. Son más cifras generales  que una realidad palpable. Las muertes se producen en sitios concretos. Claro que hay que andar con cuidado especial, pero sin tener miedo a que pasa nada. A mí en año y medio no me ha pasado. Los sudafricanos son encantadores”, concluí.

Hay que tener un poco de vista de donde te metes, como en todos los lugares donde tras el asfalto no hay arcén, hay hambre

Luego, corté y al día siguiente me mandaron el link para escuchar la entrevista. Por curiosidad seguí escuchando tras terminar mi intervención y escuché a un invitado de acento francés, eso lo recuerdo, que dijo: “Javier habla como un aventurero, pero no es cierto lo que dice. Yo tengo un amigo que ha estado en Johannesburgo y me explicó que no puedes salir del hotel ni de los centros comerciales. Hay robos y disparos. Nadie se mueve por Sudáfrica sin protección y yo me veo en el deber de recomendarle a nuestros oyentes que no lo hagan”. ¿Has estado en Sudáfrica?, le preguntó la entrevistadora al hispano-francés. “Una noche por una escala de un vuelo en Johannesburgo”, contestó él, “pero mi amigo ha ido allí varias veces”.
¿Quién sabe, quizá el amigo del francés esté en lo cierto o quizá yo tengo que comenzar a enviar más propuestas que hablen de que hoy volvió a haber mucha más gente que fue ayudada que robada en Sudáfrica? Algo que certifico que pasa cada día con abrumadora mayoría a favor de los buenos. En el mundo, en cualquier rincón, con una diferencia abismal, hay muchos más buenos que malos.

P.D. La foto está tomada en Pilgrim´s Rest, en la gasolinera más bonita que estuve nunca. Otro post pendiente

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Comentarios (9)

  • Olga

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    Le voy a tener que dejar leer este reportaje a mi madre (tu fan), a ver si te hace más caso a ti que a mí. Mucha razón, Javi! No es más que un juego de realidad y perspectiva. Depende de lo que encuadre la foto, se dejará fuera una parte de la verdad. La cuestión es si lo que se deja fuera es la norma o la excepción. Los turistas de dos días probablemente se empeñen en enfocar la miseria, el terror y la violencia; un viajero seguramente verá más allá. Y un corresponsal, probablemente lo ve todo, y aunque su trabajo le obliga a contar lo malo por noticiable, no por ello toma la parte por el todo y deduce que el país es violento y peligroso, sin matices. Lo dicho, hoy se lo llevo a mi madre!

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  • JC

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    Good news no news, ya lo dijo Celemín

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  • Viajes de Primera

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    Sudáfrica es un país tan fascinante como contradictorio. Como muchos. Como, en realidad, todos; o casi. Quien comunica tiene la responsabilidad de hacerlo con amplitud de miras, aún cuando el tema que aborde en cada ocasión sea concreto. Nosotros hablamos, generalmente, de las bondades del mundo pero eso no significa que obviemos las duras realidades que suele haber detrás. Cuando viajamos, las buscamos porque sólo con un lienzo lleno de degradados podemos entender mejor dónde estamos y llevarnos algo más, del sitio, de las personas a las que conocemos, de nosotros mismos. Pero quien lee también tiene un ejercicio de responsabilidad pendiente: el de contrastar, el de buscar todos los puntos de vista, el de entender que ningún país es el infierno ni el paraíso. Pasa con Sudáfrica y con México y, ahora, con España. Nos quejamos de la imagen que se da de nosotros en determinados medios internacionales y todavía hay una mayoría incapaz de encontrar el equilibrio y la mesura en lo relativo a otros países y a los datos que de ellos dan los medios.

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  • Jordi Casinos

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    Javier, muchas gracias por poner de relieve la batalla del «tercer» mundo con los departamentos editoriales de noticias. Hace tiempo que me pregunto hasta qué punto la inercia que la tendencia editorial de la BBC durante el Apartheid sigue hoy en día influyendo la opinión de medios internacionales sobre Sudáfrica.

    Tengo la suerte de trabajar con el destino África austral y haber recorrido y vivido Sudáfrica en repetidas ocasiones. Comparto totalmente tu opinión. Como comenta Olga, me considero algo entre el viajero y el corresponsal, con muy buenos amigos en el país, y creo que con un poco de sentido común Sudáfrica es el mejor país del mundo para vivir y crecer. Siempre teniendo en cuenta tus sabias palabras «tras el asfalto no hay arcén, hay hambre.» Aunque ¿quién puede NO darse cuenta de la gente caminando por los arcenes, los townships y pobreza?

    He tenido la oportunidad de vivir en EEUU y UK durante años, y es en el primero donde escuché disparos por primera vez y en el segundo donde grupos de jóvenes atacaban a turistas y amigos policías con total impunidad. ¿He temido por mi seguridad en Sudáfrica? Pues alguna vez, pero pasear por Kempton Park cerca del aeropuerto de ORTIA no es nada comparado con coger el desvío equivocado en dirección a LAX y acabar en Inglewood, y el guarda armado que era excesivamente amable en la autopista no tenía ni punto de comparación con los 5 policías que nos detuvieron fuera de un bar en Ciudad de México porque uno de nosotros estaba «bebiendo» en la calzada (después de decirles que era periodista -mentira- le dejaron marchar).

    Sufro por la profesión periodística. Hoy en día parece que telediarios y periódicos no son más que espacios entre anuncios y para llamar la atención y enganchar al público objetivo de los «sponsors», hay que mantener al lector/televidente enganchado con sensacionalismo o titulares alarmantes.

    La excelente gobernabilidad de Botsuana a nivel internacional queda eclipsada por noticias de realeza europea cazando elefantes y poco más cuando más de un país del viejo continente deberían aprender de pequeñas economías.

    Espero con impaciencia el día en que pueda leer tu titular «en Sudáfrica hace una semana que no violan a nadie» y eso, sea de interés general.

    Un saludo y espero tener la oportunidad de conocernos personalmente en el continente.

    Jordi

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  • Jordi Casinos

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    Es la velocidad y la exigencia de simplicidad en los medios que parece minar la realidad. Si es cierto que en países como Liechtenstein o Luxemburgo la mayoría de la población compartan la misma realidad. Para el resto del mundo existen universos paralelos en el mismo espacio. Ni uno es mejor ni el otro es peor, simplemente son paralelos, Planeta Tierra año 2100 y Planeta Tierra año 1500 compartiendo el mismo espacio, al mismo tiempo. Lo simple es hacer una media y exigirla, lo sensato es ver como 2100 puede ayudar a 1500 a avanzar 500 años en 50.

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  • Ricardo Coarasa

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    Tienes razón, Javier. Sé de tu amor por Sudáfrica y nunca he visto en ti una mirada alarmista, tampoco complaciente, sobre el país. Esa perspectiva a la que alude Olga es la clave, lo que pasa que a veces da mucha pereza perder el tiempo alejándonos y mirar la vida a través del angular. Muchos viajan para confirmar sus prejuicios. Son minoría los que están dispuestos a replanteárselos. Yo soy de los que piensan, como decía creo que Balzac, que si no pudiésemos cambiar de opinión nuestras opiniones serían nuestros tiranos. Algo similar intenté explicar aquí respecto a otra ciudad también estigmatizada donde me sentí a gusto y que añoro (sin idealizarla tampoco): Ciudad de Mexico: https://www.viajesalpasado.com/en-defensa-de-mexico-df/

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  • Juan Antonio Portillo

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    Me viene al pensamiento el comentario que esta mañana has hecho a la frase que colgué en fb sobre la historia del río del final del libro de Siddharta: «Siempre es el mismo, todo el mundo lo ve como algo unitario y con un nombre».
    También esta frase se puede aplicar a un sin fin de mentes acomodadas en la rutinaria existencia que produce la seguridad del vivir siguiendo un camino ya trillado. Mentes que han enterrado la inquietud por descubrir por sí mismas, de saborear la verdad viviendo la realidad de cada lugar.
    Creo que la mayoría de ciudades del mundo tienen sus zonas conflictivas o «peligrosas» pero no por ello hay que juzgarlas o etiquetarlas. Al igual que la mayoría tienen sus casos de corrupción a distintas escalas. No hay que irse a África para vivir la realidad de la corrupción palpándola, respirándola y conviviendo con ella aquí en España. O para palpar la manipulación sobre la información que se nos facilita a través de los medios de comunicación.
    Me ha gustado mucho el artículo, y sobre todo el título. Como siempre, un abrazo Javier!!!!

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  • Javier Brandoli

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    Complicado asunto el del periodismo. Contamos el mundo y al mundo, creemos, sólo le interesa la parte más oscura. Lo cual puede que sea cierto, que los lectores tienen su parte de culpa grande. Ahora cuando estaba en España me sorprendió un día en el que vi un telediario que hasta los deportes no dieron una buena noticia. Ni una!!! No pasó nada en aquella jornada digno de explicar y que tuviera relevancia para el público? Son inercias, quizá, fáciles de los editores. No sé si como dice Jordi Sudáfrica es el mejor país para crecer. Adoro Sudáfrica, pero no creo que un sitio en el que cuando cae la noche no ves a nadie por la calle fuera el sitio que yo elegiría para que creciera un niño. Por lo que eso transmite, por la brecha, por la pérdida de cierta libertad. Es una opinión personal como la suya. Ahora, entre ser Disneyworld y ser un lugar en el que te pegan tiros al bajar de un avión, está claramente más cerca de lo primero. Yo fui feliz y soy feliz allí cada vez que voy, que es mucho desde la vecina Mozambique en la que vivo ahora. A Sudáfrica sólo le puedo dar las gracias. Nadie me llamó, no me necesitan y me acogieron con los brazos abiertos para hacerme pasar un apasionante año de mi vida.

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  • Juan Antonio Portillo

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    Buenos días.
    Estoy de acuerdo contigo Javier. La mayoría de las personas están enganchadas a las noticias oscuras, a la información de catástrofes y calamidades, a los programas basura. ¿El por qué de estos gustos? Las respuestas serían infinitas y las tesis abundantes pero este no es el lugar donde plantearlas, creo.
    He optado por no encender la «caja tonta» a no ser para ver algún programa de la 2 de documentales. Muchas veces me hago la misma pregunta que tú: » ¿no hay noticias buenas, esperanzadoras?.
    …. al menos nos quedan páginas como ésta…… Abrazos

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