El proyecto «Zip Zap Circus»

Por: Javier Brandoli

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El 1 de abril publicaba un post en esta revista bajo el título “El circo de los niños con Sida” (luego publicamos también dos videos caseros). Una bonita historia de la que me sentí cerca. Anuncié entonces que iba a intentar ayudar al proyecto y que pediría ayuda a quien quisiera prestarla. Fueron varios los emails y mensajes que recibí ofreciendo echar una mano. “Sólo involucraré a otra gente y me haré responsable de gestionar el dinero que se consiga si todo está lo suficientemente claro para que nadie se sienta engañado”, expliqué.
Comencé a trabajar con Nathalie Rosa Bucher, una alemana que desprende entusiasmo desde que se sienta en la mesa y que puso ganas y profesionalidad desde el primer segundo. Tuve reuniones con el cónsul español en Ciudad del Cabo, que se ofreció desde el primer momento a colaborar con una fiesta benéfica que empezamos a diseñar para finales de agosto. Sin embargo, Nathalie ha sido apartada del circo y el proyecto “español” ha quedado en punto muerto. Mi único contacto era ella, que hasta la fecha ha sido la única persona del circo que se interesó en llevarlo a cabo. Por lo tanto, he decidido retirarme y no encabezar una simple actuación de ayuda; que la idea no era arreglar el mundo, era sólo echar una mano.

No digo, que quede claro, que el Circo cometa ningún tipo de irregularidad ni que las personas que allí trabajan no merezcan confianza; sencillamente no los conozco y hasta la fecha no ha habido por su parte ningún tipo de acercamiento. Las circunstancias, por tanto, no son las propicias y yo prefiero retirarme. A los lectores de esta revista que a nivel privado y público habéis mandado mensajes preguntando como colaborar os doy las gracias. Insisto, el proyecto me sigue pareciendo especial y generoso. No hay ningún reproche a Zip Zap y, desde luego, ninguna gana de perjudicar a los niños. Era un inciativa individual y como tal la empecé y la termino.

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