Los supervivientes del ataque a la universidad de Garissa han empezado a explicar cómo los terroristas les torturaron psicológicamente durante horas. Según el Daily Nation, los atacantes hablaban en swahili y les hicieron saber a las víctimas que las armas que iban a utilizar para matarles habían sido pagadas por los impuestos de los kenianos.
Karimi, una de las supervivientes que permaneció escondida durante horas, ha relatado cómo los terroristas les ofrecieron ser liberados y aquellos estudiantes que les creyeron y salieron de la habitación fueron asesinados.
Martha, otra de las supervivientes ha explicado que se camuflaron entre los cuerpos de sus compañeros fallecidos y se hicieron los muertos durante horas.
Mohamed Sheikh ha estado trabajando como guardia de seguridad en el hospital de Garissa durante más de tres años. Insiste que Alshabaab tiene el control de la ciudad, y que no reconocerlo es un acto de arrogancia por parte del gobierno. “Hay más gente de la que crees celebrando el asesinato de los estudiantes”, asegura.
El ataque terrorista se ha cometido un día después del aniversario del asesinato de Shaikh Abubakar Shariff, un importante líder religioso que reclutaba jóvenes para unirse a Alshabaab en Mombasa.
Mohamed Saleh, dueño de un pequeño comercio me ha preguntado si los medios vendran a entrevistarles también cuando los muertos sean musulmanes, o se justificarán esas muertes diciendo que eran miembros de Alshabaab y que eran una amenaza para Kenia.
Por otro lado, un grupo de estudiantes musulmanes ha insistido en que a pesar de que Alshabaab tiene poder en Garissa, la mayoría de los habitantes se sienten parte de Kenia y condenan al grupo terrorista. Fatuma Badr, una de ellos, dice que la mayoría de los jóvenes de Garissa han nacido en Kenia, aunque sus padres son de procedencia Somalí, hablan swahili y han estudiado en muchos casos fuera de Garissa.
La salida de los autobuses que trasladan a los supervivientes de Garissa a Nairobi se ha retrasado porque por la mañana fueron encontradas más personas que habían permanecido escondidas desde el día del ataque.
A las 12: 45 hora local de Kenia los autobuses abandonaron el campamento militar, donde se encontraba el gobernador de Garissa que había acudido a despedir a los estudiantes.