Decidí hacerlo. Dejé el confort de la zona de confort y decidí probar. Hice una lista de lo que dejaba atrás: un trabajo, una casa, una familia y amigos maravillosos, una televisión que entendía, una sombra y un puchero. Luego, cuando ya anochecía el repaso, añadí un coche, mi edredón, mil tabernas y un cd. ¿Qué me espera? Hice otra lista que tras largas noches en vela rellené con un “no lo sé”.