Diego Cobo

Periodista enfocado en temas sociales y cronista de viajes, es un enamorado de América Latina. Suele publicar en diferentes medios de varios países. Ha estudiado en Uruguay, ha vivido en Cuba y ha atravesado Alaska en bicicleta, entre otras peripecias. Casi siempre viaja por tierra y despacio.
21 artículos

Huellas Negras: tras el rastro de la esclavitud

Cinco reportajes y otros tantos países -Jamaica, Gambia, EE UU, Colombia y Cuba- para seguir las huellas del comercio de esclavos. Una experiencia que el escritor y periodista Diego Cobo, colaborador de VaP, plasma en "Huellas Negras. Tras el rastro de la esclavitud" (La línea del horizonte).

Las razones del viajero

Los viajes han sido siempre la excusa perfecta para no mirarnos a nosotros mismos, para volver la cara al espejo. Y lo digo con la conciencia de haber recorrido un puñado de países de cada rincón del planeta, desde Alaska hasta Ushuaia, desde Sudáfrica a Iverness, desde Australia hasta el Himalaya.

Concord: leyendo a Thoreau con los pies

En este tranquilo pueblo de Massachusetts empecé a comprender que el autor que más me ha arañado; que más me ha cambiado, nutrido, desvestido, separado de la tierra (“mi vivienda en las nubes es tranquila”, escribió) y vuelto a vestir hablaba de cosas que yo, ahora, tenía delante de los ojos.

Nantucket: regreso a la isla de Moby Dick

Había decidido ir hacía tiempo, sin saberlo, cuando leí Moby Dick. Me dije: yo quiero vivir en Nantucket. Me imaginé casitas de madera con velas consumiéndose mientras el viento rodaba por calles estrechas y los pescadores, exhaustos, se calentaban alrededor del fuego.

Harlem: una noche con Marjorie

La primera vez me tiró la puerta a las narices. La segunda, susurró un amable “come in”. La tercera comenzó a acariciar el piano. A Marjorie Elliot no le gusta que la molesten en su tiempo de trabajo, que parece inflamarse momentos antes de cada actuación.

Don Quijote en bicicleta por Alaska

Mi viaje comenzó con frío. Había decidido recorrer durante cinco semanas 1.600 kilómetros por estas tierras en bicicleta, sin más compañía que una tienda de campaña, las alforjas atiborradas de comida y cuatro pares de calcetines.

300 días en La Habana

Hay una especie de síndrome que ataca siempre al viajero que pone los pies en Cuba y que éste no entenderá hasta pasado un tiempo. Se trata de un virus que, una vez inoculado, solo podrá crecer hasta devorarnos. Demasiada gente lo sufre. Yo también, y de manera irreparable. Y se llama nostalgia.

Valle de los Ingenios: las cicatrices del azúcar

Este valle es el símbolo del glorioso apogeo de la industria azucarera. Situado en torno a la ciudad de Trinidad, esta inmensa planicie de más de 200 kilómetros cuadrados ya no está tapizada por campos de caña de azúcar, pero las referencias de ese pasado se mantienen vivas.

Escapadas “low cost” desde La Habana

En las últimas semanas he realizado un par de viajes de fin de semana. Primero fui a Cienfuegos y Trinidad, hacia el sur, y después a Viñales, al oeste de La Habana. En todos esos lugares dormí en casas particulares, una alternativa a los hoteles. Además de ser más económicas y personales, suelen ser la opción más accesible.

Tras los pasos de Hemingway en La Habana

Hemingway vivió en el hotel Ambos Mundos, donde, dicen, comenzó a escribir Por quién doblan las campanas. El hotel, de un encanto crepuscular, se encuentra en la principal calle del centro histórico de La Habana. Su planta baja es un gran salón de techos altos donde hoy un pianista arranca a las teclas Yellow Submarine.
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