Estambul en tres bocados
Pero si de comer se trata, de comer seriamente, te recomiendo que te olvides de estas calles un tanto plastificadas y de sus restaurantes donde, oh sorpresa, no encontrarás a ningún turco, sino únicamente turistas. Lugares donde los menús son caros, previsibles y, demasiado a menudo, cocinados sin el ingrediente principal, el amor.