Un paseo en globo sobre el desierto de Namibia

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Con el desconcierto de una noche interrumpida a las cuatro de la madrugada salimos hacia la nada. Habíamos quedado con los responsables de Namib Sky Balloon en algún punto del desierto y allí, con la bruma del amanecer anunciando el día, vimos las siluetas de dos enormes globos aerostáticos.

Denis es un congoleño que ha pasado media vida buscando paz y otra media disfrutándola en la cesta de un globo. Él y su mujer nos regalaron una mañana sobre las dunas rojas de Namibia y acudimos a la cita sin saber cómo encajar la oportunidad que se nos presentaba. Aún no había salido el sol cuando empezamos a ascender en uno de los globos. El paisaje se nos iba presentando con suavidad a medida que tomábamos perspectiva. Poco a poco me iba dando cuenta de dónde estábamos, del universo de arena que empezaba a perfilarse bajo nuestros pies.

Viajar en globo provoca una sensación sedante. No nos dirigíamos a ninguna parte, flotábamos. A 800 metros por encima del Namib no hay ruidos, ni moscas, ni motores, ni viento… el mundo permanece muteado desde allí y la imagen de los campos amarillos y el mar de dunas no provoca ningún vértigo porque el desierto, de tan lejos, está como pintado. Todo es mentira desde un globo.

Nos movíamos despacio en la cesta, cambiando de posición para encuadrar el amanecer, sonriendo sin hablar apenas, para no alterar el orden silencioso de la mañana. Namib significa la nada en el dialecto local y sobrevolando la nada entendimos un concepto de belleza sin artificios.

 las instituciones diamantíferas guardan con tanto celo su tesoro que incluso volar sobre el desierto puede convertirse en una actividad sospechosa

Por eso tal vez, no me encaja la sencillez del desierto con la demencia que producen los diamantes cubiertos por la arena. Namibia ha prosperado en parte gracias a sus diamantes y en parte porque no hay mucha gente para repartir el rédito de esas piedras, que no son más que carbono cristalizado. Hoy en día el gobierno y las instituciones diamantíferas guardan con tanto celo su tesoro que incluso volar sobre el desierto puede convertirse en una actividad sospechosa.

Nos contó Denis que era importante no aterrizar más allá de la barrera de dunas, sobre la arena. Una razón es obvia: resulta peligroso un aterrizaje en ese terreno y el acceso hasta allí resulta muy complicado. La otra razón tiene que ver con la suspicacia del gobierno. El territorio de dunas está protegido por considerarse un espacio donde se pueden encontrar diamantes. Hace unos años, una avioneta con problemas tuvo que realizar un aterrizaje forzoso sobre las dunas. Lo supervivientes, después de ser atendidos por sus heridas, fueron detenidos por haber estado en territorio protegido.

En algunas áreas de Namibia está prohibido parar el coche y caminar unos metros por el desierto. Es tal la obsesión por el diamante que hasta yo acabé contagiado y no dejaba de mirar a mi alrededor por si hallara un destello con el que retirarme para siempre. Pero no, aquella mañana aérea estaba limpia de codicia. Teníamos todo lo que se podía tener en un paseo: una planicie dorada, una barrera de arena roja, el perfil lejano de las montañas y el sol dirigiendo la orquesta. Todo eso cabía en aquel globo. Algunos antílopes pastaban allí abajo, vimos también la silueta de los orix proyectando sobras alargadas.

Teníamos todo lo que se podía tener en un paseo: una planicie dorada, una barrera de arena roja, el perfil lejano de las montañas y el sol dirigiendo la orquesta.

Por otra parte me llamaron la atención unos círculos que agujeraban la llanura, círculos por todas partes. Algunos dicen que son unos hongos que arruinan los pastos, otros hablan de propiedades salinas del terreno y también los hay que defienden teorías alienígenas para justificar su origen. En cualquier caso, lo que sí me pareció extraterrestre era esa comunión mágica entre el sol naciente y la tierra perpetua.

La luz del día juega con la arena. En el valle de Sossusvlei los colores del desierto van mudando, de un rojo pálido a un naranja encendido, tonos violetas y morados, granates y amarillos. Cuando aterrizamos, frente a la barrera de dunas, los operarios de la agencia corrieron a amortiguar el aterrizaje mientras nosotros tratábamos de amortiguar para siempre una experiencia irrepetible.

Más tarde nos desayunaríamos en el mejor restaurante del mundo: una mesa en mitad de la nada, pero ¡ay! Allí, la nada lo es todo.

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Comentarios (12)

  • Juan Antonio Portillo

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    Guauuu¡¡¡¡ Menuda experiencia¡¡¡¡ Espectaculares las imágenes grabadas Daniel y muy bueno el relato. Respecto a los círculos en el terreno, bueno, parece que existen círculos misteriosos similares repartidos por distintos puntos del planeta y con diversas teorías sobre su procedencia…… un día de estos me tienes que invitar a ese maravilloso restaurante en el que acabaste desayunando…. Un abrazo

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  • Daniel Landa

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    El restaurante era barato pero el acceso es un pelín complicado. Eso sí, tiene las mejores vistas del planeta!

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  • Laura

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    Una NADA que es un TODO

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  • ahoratocaviajar

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    Debe ser estupendo ver cómo cambia el color de la arena desde un globo. Gracias por hacernos viajar con la imaginación; en agradecimiento cómo no esta experiencia se merece aparecer en los Tuits favoritos de la semana del blog 🙂

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  • Ines

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    Fascinante Daniel ¡¡. He ido en globo y se de la sensación que hablas, pero el paisaje no era tan espectacular como las dunas de Namibia, que
    arco iris y que buen lugar para desayunar. Un saludo

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  • Daniel Landa

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    Gracias Inés y ahoratocaviajar! Es genial compartir este tipo de viajes, de sensaciones… a veces las imágenes sí acaban llegando.

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  • Ricardo

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    Hola Daniel.

    Mi novia y yo estamos viendo, otra vez, Un mundo aparte. Lo están echando de nuevo en La 2. Te quería preguntar si existe en DVD, libro, etc… y dónde se podría comprar. El capítulo de Namibia es uno de mis favoritos.

    Un saludo y enhorabuena por este pedazo de documental.

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  • Daniel Landa

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    Gracias Ricardo: lo cierto es que nosotros, los creadores de la obra, no sabemos mucho sobre la comercialización. Sé que la Editorial Planeta lo comercializa dentro de un paquete de colecciones más amplio. Tal vez en CIn TV te puedan informar mejor. 😉 Me alegro de que os guste la serie!

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  • Iria Costa

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    aiii!!! a mi me gustaría tenerlo, en DVD para verlo las veces que quiera. Saludos!

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  • Gloria Bárzana

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    Que experiencia !! Combina dos de las cosas más increíbles: Volar y el Desierto… uauu. Los círculos vacíos son absolutamente sorprendentes! están por todos lados!! resulta muy raro ver cómo el «vacío» de esos círculos destaca como si el resto del paisaje fuera un vergel lleno de vida… ¿No queréis organizar otro viaje a Namibia? 😉

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  • Jesús

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    Hola, llevo tiempo buscando el título del tema musical que suena de fondo en el vídeo…¿ alguien me puede ayudar? Estaría muy agradecido.

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  • Daniel Landa

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    Jesús. El autor de la música que sale en este vídeo se muestra en los créditos. Es de Ion de Luis (título «Ganges»). Pero si estás buscando la música original de la serie Un Mundo Aparte cuando también sale un viaje en globo, entonces debes dirigirte a la web de Iván Palomares. El título es Deserts y por cierto es la música con la que se ganó el Premio Jerry Goldsmith 2012:
    http://ivanpalomaresmusic.bandcamp.com/album/a-world-apart

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