Hay libros que marcan el paisaje de una región o de una ciudad, como sucede con La Mancha, por causa de Cervantes, o con Dublín, por causa de James Joyce. Y también hay lugares en los que ha dejado su impronta un film. Así acontece, por ejemplo. con un pequeño pueblo irlandés que se llama Cong, en el condado de Mayo -al oeste del país-, en donde se rodaron casi todos los exteriores de una película mítica: “El hombre tranquilo”, de John Ford.
Ford no llamó a esta aldea con su verdadero nombre, sino que la bautizó con una nombre ideal: Innisfree. Y el término lo sacó de una poesía de uno de los cinco premios Nóbel irlandeses de literatura: el poeta William Buttler Yeats. Todo tiene un sentido que paso a explicar.
Yeats creó el nombre a partir de un término gaélico, “iniss”, que puede identificarse con algo así como “lo irlandés” y le añadió el “free”, que significa libertad
El poema de Yeats se titula “La isla de Innisfree”, que es en realidad un pequeño islote deshabitado de un lago, frente al que el poeta gustaba de ir a sentarse y escribir en soledad. Yeats creó el nombre a partir de un término gaélico, “iniss”, que puede identificarse con algo así como “lo irlandés” y le añadió el “free”, que significa libertad en inglés. Con ello quería retratar el anhelo de independencia irlandesa frente a Inglaterra, tan presente durante siglos en el alma de los habitantes de la isla. “Inisfree” por lo tanto era un ideal más que un lugar real.
Y Ford quiso verlo de la misma manera. Nacido en los Estados Unidos de padres irlandeses, el genial director siempre mantuvo en su corazón la añoranza de Irlanda. Y siempre quiso rendirle un homenaje. “El hombre tranquilo” fue como una suerte de regalo personal a su adorada Irlanda y a sus ancestros. Y a fe que logró realizar, en mi opinión, una de las mejores películas de la historia del cine.
¡Ay, esa primera imagen de Maureen O’Hara cuidando ovejas entre los pinos, con su falda de un vibrante rojo y una blusa de azul rabioso!
“Innisfree, por aquí”, dice Barry Fitzgerald (Michaleen Flynn) a John Wayne (Sean Thornton) a poco de comenzar el film, abriendo así la puerta a una historia que es una suerte de cuento inmortal, en el que el humor y un cierto dramatismo se mezclan con una tierna crítica de la sociedad tradicional irlandesa, y todo ello al ritmo de la música inolvidable de Victor Young. ¡Ay, esa primera imagen de Maureen O’Hara (Mary Kate Danagher) cuidando ovejas entre los pinos, con su falda de un vibrante rojo y una blusa de azul rabioso!…
Cong se ha convertido en una suerte de parque temático de la película. En el pub del pueblo todas las noches se oye cantar la tradicional balada “The wild colonial boy”
Yo he visitado tres veces Cong, que se ha convertido en una suerte de parque temático de la película y que todos los años visitan miles de turistas atraídos por el mito de la gran obra de Ford. En el pub del pueblo todas las noches se oye cantar la tradicional balada “The wild colonial boy”.
“¡Homérico!”, grita Barry Fitzgerald cuando el último puñetazo de Wayne derriba al grandullón Victor MacLaglen (Will Danaher) y lo saca del bar de Pat Cohan rompiendo la puerta. Nunca se habrá aplaudido tanto a un puñetazo como a éste en la historia del cine.