La completa historia de mi encuentro con Mágico González

Por: Javier Brandoli (texto y fotos)
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En Crónica de El Mundo, por cuestión de espacio, publiqué una versión muy reducida de mi encuentro con Mágico González. Aquí va la historia completa, con anécdotas que nunca se han contado, de aquel encuentro y búsqueda de este genio loco y bueno del fútbol.

A Mágico González le hablaban los pies. El fútbol del salvadoreño se comparaba al de Maradona. Dos genios a los que la pelota se les convirtió en un chicle pegado a sus botas. Pero Maradona, pese a todo, ascendió a Dios mientras Mágico se despeñó en lo humano. Viajo hasta El Salvador a encontrarme con un futbolista convertido en extraña leyenda. El loco bueno que se llevó un trozo de Cádiz a uno de los lugares más jodidos del planeta.

«Hoy no sé si jugará, aunque es su equipo muchas veces si llega tarde no le sacan», nos dice Jaime Alberto Rodríguez, «La Chelona Rodríguez», la otra gran estrella del fútbol salvadoreño y quizá la persona que mejor conoce a Mágico González, mejor que él mismo. En el humilde campo de La Bayer, en San Salvador, el sábado 18 de junio, juegan Los Pachines, el equipo de Jorge Alberto González Barillas, apodado el mago. Mágico está en la banda animando a los suyos. Su pelo es largo y blanco como el de un roquero en retirada. Lleva unas gafas de sol y la vestimenta, como todos sus jugadores, del Cádiz, su Cádiz.

Mágico no juega un sólo segundo. Anima, firma algún autógrafo y se hace alguna foto con aficionados desde la banda. Acaba el partido. «Hola Mágico, vine a hablar contigo desde muy lejos». Y él, con los ojos pequeños, tono simpático y educado, rechaza la invitación por ser absolutamente inoportuna: «Te agradezco mucho, quiero mucho a España, pero es que ahora hemos ganado y me toca ir a celebrar al club con los chicos. Perdóname, pero hoy imposible. En otro momento, ¿ok?».

Llegó a las once de la mañana del día siguiente a su casa. «Habrá que esperar a que se conjuguen los astros, él hace las cosas así», nos explica el también ex futbolista y amigo Mario Escobar.

Deconstruyendo a Jorge Alberto

Mientras el Mágico se pierde en esa privacidad de la que sólo sale por tropiezo o descuido, vamos deconstruyendo la vida del hombre más querido del país. Su imagen se encuentra en los grandes anuncios de las calles y sus leyendas van de boca en boca sin que se distinga la verdad de lo imaginado. «Hace muchos años estuvo metido en la droga y lo humillante es que para ayudarlo se publicó un anuncio en un periódico del Salvador que pedía a los salvadoreños que le ayudáramos a salir de las drogas». «En la ciudad de Santa Ana se le podía ver fornicando con mujeres o dormido en la misma calle». Esas son algunas de las leyendas que en el país nos cuentan de él. La sensación es que más allá de sus míticas juergas, se esconde alguien singularmente bueno. Nadie dice una sola palabra mala de él.

Asomábamos la cabeza para ver el terreno y me decía «mira que lindas están la redes y el pasto»

«Jorge con 16 años entraba en el estadio y lo primero que hacía era decirme que saliéramos a ver el campo. Llegábamos al túnel del vestuario y asomábamos la cabeza para ver el terreno y me decía «mira que lindas están la redes y el pasto». A él lo que le gustaba era ver campos distintos «, explica La Chelona Rodríguez. Ya era entonces rebelde: «Si el entrenador decía que no nos podíamos duchar antes del partido, él se duchaba y salía al campo con perfume. A las tres o cuatro de la mañana un sandwich y batido de leche era su cena típica», dice su compadre.

Entonces llegó el Mundial de España de 1982, en el que por segunda vez y última en su historia se clasificó El Salvador, y su vida giró hacía la Europa que había soñado más que pensado. «Esta historia no se ha contado nunca. Acabó el Mundial y nos fuimos un mes de viaje por España. En Benidorm perdió una cartera con 2500 dólares que le devolvió un camarero. En otra ocasión estábamos en la playa tras tres días sin dormir y llegaron tres hombres trajeados de negro del Málaga que querían ficharlo. Pero nosotros estábamos viajando, de juerga», cuenta La Chelona.

¿Y qué pasó? «Llegó Carlos Jurado y a los 20 días nos llevó a Cádiz. Lo fichó el presidente Irigoyen en un hotel y le dijo que se fuera para el estadio a la presentación. Le dijimos que ya íbamos , salimos del hotel y tomamos un taxi y nos fuimos para Sevilla sin ir a la presentación. De allí nos fuimos una semana a Madrid donde la pasamos siempre en discotecas. Entonces Mágico me dijo que se iba conmigo, que no se quedaba en Cádiz, hasta que aparecieron dos tipos mandados por el presidente Irigoyen que parecían policías y le dijeron que tenía un contrato que debía cumplir o podía ser detenido. Por eso se quedó en Cádiz el Mágico, por miedo», cuenta La Chelona.

Por eso se quedó en Cádiz el Mágico, por miedo

¿Y cómo fue? «Al principio me llamaba diciendo que se quería ir y al poco me llamó y me dijo que fuera para allá, que estaba lindo», recuerda el también futbolista salvadoreño internacional que jugó en Alemania y México.

«Su amor por su tacita de plata es su gran secreto. Sigue escuchando su música gaditana, echando de menos a su amigo -el enano- y deseando volver», explica Mario Escobar. Sólo le queda un pero, su complicada relación con el entrenador que no supo entender que él era un fabuloso jugador amateur que ganaba dinero jugando al fútbol mejor que todos los profesionales. «Cuando escucha el nombre de David Vidal se pone malo», comenta La Chelona.

Pensó incluso irse a México, tras su paso desastroso por el Valladolid, para jugar en el León junto a su amigo La Chelona. «El presidente del Cádiz llamaba y me decía que o lo traía de vuelta a Cádiz o lo echaban a él de la ciudad. Se quedó un tiempo en mi casa, siempre jugando con mi hijo a las pistolas si hacía falta debajo de la mesa, y una vez me dijo que iba a la calle a fumar un cigarro. Volvió dos días después. Apareció vestido con una camiseta y unos pantalones cortos que no llevaba cuando bajó. Lo habían reconocido unos brasileños y se fue con ellos de discotecas y bares a otra ciudad. Así es Mágico».

Luego, tras todas esos goles increíbles que hoy se encuentran desparramados por internet y todas esas leyendas de borracheras y faltas en los entrenamientos, regresa a El Salvador. Quizá su verdadero hito sea que fue capaz de agotar hasta a Cádiz.

Quizá su verdadero hito sea que fue capaz de agotar hasta a Cádiz

Comienza la vida normal del héroe que vuelva a casa. «Es la persona más generosa que he conocido. Jorge Alberto es un tipo cariñoso y humilde, un excelente amigo», dice Escobar que también es miembro hoy del equipo Los Pachines. «Vamos a jugar a campos de pueblos exhibiciones donde si va él pagan mucho más. El corre con los gastos del equipo y le da dinero a los que sabe que no tienen ingresos», incide. «Le preocupa la situación de violencia. Va a los barrios difíciles a jugar con los niños», dice Chelona.

Su vida en El Salvador es de una clase media, alejada de las grandes mansiones de los barrios nobles que con algo de orden vital hubiera podido ocupar. Vive cerca del estadio nacional que lleva su nombre. «Alguna vez me dijo que quizá podía haber ahorrado un poco más», recuerda Mario. «Se quita los zapatos o la camisa, literal, si ve a alguien descalzo que se los pide por la calle», ejemplifica La Chelona.

«Yo fui el diputado que propuse que se le pagara una pensión vitalicia de 600 dólares mensuales. Tengo muy buena relación con él, es un hombre muy generoso que nunca acumuló riqueza», explica el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Guillermo Gallegos. ¿Cómo es? «El Mágico es el Mágico. Bohemio y algo irresponsable. No se compromete con nada, como aparece desaparece, pero en El Salvador es muy querido e intocable», responde el político.

Sobre sus adicciones, todo parece un secreto a voces exagerado y mitigado a la vez. «Una vez en el año 2000 estábamos en Cádiz y me enseñó algo de hachís que le habían dado. Lo tiró al baño. Nunca tomó drogas delante de mí», afirma La Chelona. «Salimos y tomamos sin salirnos de la cordura. Yo nunca en la vida he visto a Jorge con drogas, pero es verdad que a veces se queda dormido y llega tarde», dice Escobar que explica que «a él Mágico no le molesta lo que dicen de él, pero le duele por sus hijos que también lo leen».

Mágico hablando de Mágico

Pese a las muchas voces que hicieron de intermediarios para que pudiera haber un nuevo encuentro con Mágico mientras estábamos en El Salvador, el futbolista no encontró un hueco en su no agenda para que se produjera. «Prometo que hablarás con él por teléfono cuando vuelvas a México (donde vivo)», nos asegura la Chelona Rodríguez. Falla dos veces el día acordado hasta que de pronto, un viernes, suena por sorpresa el teléfono: «Soy La Chelona, te paso a Mágico que lo tengo a mi lado».

-Hola Mágico, es complicado hablar contigo. ¿No te gusta mucho la prensa?

-No, me comenta Jaime que tienes pensado hacer una revistilla por ahí y yo agradeciéndote.

– Estarás feliz con el ascenso del Cádiz, ¿no?

-Hola mi amor (saluda a alguien mientras hablamos)…. Sí, siempre pendiente del Cádiz y de España. A la cultura española le tengo agradecimiento. Permíteme parar un poco (se escucha que habla con unas personas, pasa un minuto y retomamos la charla).

-Mágico, me parece que quieres tener una vida alejada de los medios y la fama, ¿es así?

-Bueno, yo prefiero estar un poco apartado del protagonismo. Estoy cerca del fútbol nacional pero yo trato de que este atractivo sea para los jugadores que es a quien corresponde.

-¿De qué vives hoy?

-Desde el punto de vista económico tengo una vida de lo más normal, Dios me hizo vivir de forma normal como cualquier salvadoreño. Ni me abunda ni me falta nada.

-¿Cuántos hijos tienes? (en una entrevista que le leí dudó ante esa pregunta)

-Uhmm, ¿hijos? Tengooo, ocho hijos (amigos y otras fuentes dicen que tiene 10)

-Cuando recuerdas el futbolista que salió de El Salvador, ¿los sueños que tenías como futbolista los has cumplido?

-Sí he cumplido los sueños que tuve como futbolista. Mientas vivía soñaba y mientras soñaba vivía.

-A ti te comparaban con Maradona, todo el mundo cree que pudiste jugar en un grande como el Barcelona o el Real Madrid. ¿Te arrepientes de no haber jugado con ellos?

-No sé. Cádiz era más que suficiente para mis aspiraciones y para poder hacer algo por mi país. Pude llevar el nombre de El Salvador por el mundo y demostrar que no éramos sólo tiros y muertos, recuerda que entonces eran los tiempos de la Guerra Civil.

-¿Pero el niño que jugaba al fútbol en las calles de San Salvador no soñaba jugar con un grande?

-Cuando era niño me hacía ilusión jugar en el Barcelona, que era el nombre de un equipo de la colonia vecina. Quería jugar con ellos porque allí jugaba mi hermano.

-¿Sabes que pudiste ser uno de los más grandes jugadores de la historia si hubieras entrenado más y hubieras querido vivir menos la noche?

-Sí, pero ninguna persona puede ser quien no es. No me pongo a mirar quien pude ser. Hay gente más ambiciosa y yo lo respeto.

-¿Sigues sintiéndote futbolista?

-Bueno, el fútbol me oxigena, pero yo ya soy un abuelo (tiene nietos). Yo me siento un viejo que tiene el fútbol en la sangre, en sus genes. Viene desde la panza de mi madre, a ella le encantaba el fútbol.

-¿Te molesta todas las leyendas que hay sobre tu vida, tus vicios, tus adicciones?

-No me molesta en absoluto, entiendo que soy una persona pública. Al que le moleste que hablen de él no puede entrar en el mundo del fútbol.

-Muchas de las leyendas que se cuentan de ti tu las desmientes como aquella famosa de que te quedaste dormido en un descanso en el Vicenta Calderón y no saltaste al campo.

-Ah, yo pensé que esa anécdota se contaba del campo del Cádiz contra el Atlético de Madrid (algunos dicen que fue en un córner y otros incluso en el Bernabéu). Hay muchas cosas que se cuentan de mí, pero en mi caso yo ya fui, si es que fui, ahora toca el tiempo de que se fijen en otros.

-Tus amigos dicen que eres muy generoso y ayudas a mucha gente, ¿estás muy concienciado de los graves problemas que pasa tu país?

-Sí, me preocupa lo que pasa en El Salvador, quiero que las cosas vayan bien. Los jóvenes necesitan hacer deporte, estar en mejores condiciones en su adolescencia.

-¿Las pandillas se han metido contigo o tu nunca has tenido un problema porque la gente te quiere y reconoce?

-Son cuestiones de tener respeto. Es un tema muy complejo. Hay que reinsertar y recuperar a la gente. Hay que ir apaciguando, trabajar para mejorar las cosas.

-Algunas personas en El Salvador cuentan que viviste en la calle y tenías fuertes adicciones, ¿cómo estás ahora?

-Hay que comprender y conocer El Salvador. En mi época en las colonias y barrios no había tanta inseguridad y la gente se divertía en la calle. Era algo normal pasarla bien y verla amanecer, quizá a veces por cansancio te quedabas dormido, pero era algo normal. Yo no sé cómo la pasan ahora los jóvenes, pero entonces era así. Para mí el paraíso es la vida…

Se vuelve a escuchar al otro lado del teléfono unas voces de fondo, unos saludos efusivos, un tiempo de espera. «Perdona Javier, es que estoy en un restaurante. Te importa y hablamos en cinco minutos». Y entonces a Mágico, cuyo teléfono dejó de funcionar, la tarde probablemente le volvió a amanecer.

Volvió a la sombra en la que siempre luchó por permanecer; a esas mañanas en las que va a la playa, pide un cubo en algún puesto, se echa arena por encima de su cuerpo y empieza a hacer abdominales. «Prefiero que me tengan lástima a que me tengan envidia», resume él.

 

 

 

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Comentarios (1)

  • Cindy

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    my son; and I love him . For so many reasons and we WOULD TO A like to spend the Chisnast Christmas and New Year with him at the decameron el salvador. 🙂

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