Manila: ¿qué es 1861, 1981? (I parte)

Si son adoquines de hace dos siglos, ¿por qué esta otra fecha del siglo XX? ¿A santo de qué este extraño 1981 tan cercano en el tiempo? ¿Una premonición, una cita con el futuro? No lo entiendo. ¡Qué raro!

1861, 1981, 1961, 1981. El calor a las siete es ya asfixiante. Hace apenas una hora que ha amanecido y parece que sea mediodía. Mis poros se han abierto nada más salir del climatizado ambiente artificial del hotel. En cuanto empiezo a trotar sobre los restos de la muralla me veo anegado por el sudor. Demasiada cerveza anoche, demasiado calor esta mañana. 1981, 1981, 1861, 1981. Mis pasos resuenan sobre los viejos baldosines pero yo no los oigo. Mi cabeza está conmocionada por el ruido que atruena a través de los auriculares. Entonces, poco a poco, voy levantando la mirada del suelo y dejo de contar piedras o adoquines como un autómata. 1861, 1981, 1981, 1981.

La primera fecha me cuadra. Son adoquines españoles pues la colonia se perdió en 1898

Es entonces cuando tomo conciencia de donde estoy. Es entonces cuando doy gracias por el nuevo día, por estar vivo, por ser quien soy y por hacer lo que hago. Es ahora mismo, en este mismo momento, bajo este horrible calor tropical, cuando por fin me doy cuenta de que es mi primer día en Manila y que estoy corriendo sobre la fortificación de la vieja ciudad. De las murallas hacia dentro, es Intramuros, donde está la Catedral o la iglesia de los Agustinos. Ya estoy despierto y empapado en sudor. Ahora veo lo que piso. Los adoquines de la muralla llevan unos números escritos. 1861. 1981. La primera fecha me cuadra. Son adoquines españoles pues la colonia se perdió en 1898. En previsión de la guerra debieron remodelarla solo unos años antes.

Me pican los ojos debido a la traspiración que me mete en ellos llena de sales y residuos de cerveza

Pero la segunda me sorprende: 1981. Si son adoquines de hace dos siglos, ¿por qué esta otra fecha del siglo XX? ¿A santo de qué este extraño 1981 tan cercano en el tiempo? ¿Una premonición, una cita con el futuro? No lo entiendo. ¡Qué raro! Sigo corriendo y sudando. Me pican los ojos debido a la traspiración que me mete en ellos llena de sales y residuos de cerveza. Observo los inútiles cañones asomados a las almenas, los rascacielos de Makati City al fondo, la torre del reloj del ayuntamiento, la muchachada que va apareciendo para asistir a clase en la Universidad, el anómalo campo de golf a la vera de las murallas. Contemplo este paisaje por primera vez. Recuerdo mi viaje hasta aquí y de vez en cuando miro hacia el suelo y veo como mis pies pisan ora un 1981, ora un 1861. Los últimos días han sido duros, muy duros, pero también muy intensos. Llenos de emociones.

El viaje hacia occidente les había hurtado un día entero de su vida

Arribé a la isla de Leyte después de abandonar Luzón y rendir homenaje a Magallanes en el lugar donde lo mataron. Fue un grande que perdió la vida antes de obtener la gloria que merecía. 1861, 1981, 1981, 1861. Cuando desembarcó en Filipinas, islas que él llamó de El Poniente, lo peor de su travesía estaba hecho. De 5 navíos y más de 250 hombres que salieron en 1517 de Sanlucar de Barrameda regresaron solo 18 enfermos a bordo de un maltrecho cascarón. Los peores momentos los pasaron intentando encontrar el estrecho que les permitiera superar el escollo de América y probar que era cierta la teoría de que el mundo era redondo y que yendo más allá se podría llegar a las Molucas, último extremo oriental conocido por los portugueses. Fue en esa singladura atlántica cuando perdió los barcos y la mayor parte de los hombres. Muerto el héroe, Elcano logró concluir el viaje. Lo sabemos todo gracias al cronista a bordo: el veneciano Pigafetta, que nunca enfermó y siempre apuntó cada detalle. A él le debemos también la primera constancia notarial de que se puede robar o perder un día al tiempo. Llegados el 9 de julio a Cabo Verde, ya en la costa occidental de África, preguntaron a los portugueses qué día era. “Jueves”, respondieron, para gran sorpresa de Pigafetta, cuyo puntilloso diario señalaba miércoles. El viaje hacia occidente les había hurtado un día entero de su vida.

En 1542 zarpó de La Nueva España (Méjico) una flota de 4 navíos y 400 hombres al mando de Villalobos con el objetivo de fundar una colonia en ese archipiélago. 1861, 1981, 1861, 1861

Recordar este prodigio me hace fijarme de nuevo en los adoquines. 1861, 1861, 1981, 1861. La ordenación de las fechas es aleatoria, absurda, por más que le busco un orden e intento decenas de combinaciones no encuentro pauta alguna. De algún modo es como cuando una mosca se azota contra una ventana intentando encontrar la salida. Eso fue lo que le pasó al malagueño Ruy López de Villalobos. La división del mundo entre españoles y portugueses tras el Tratado de Tordesillas partía de una concepción plana del mundo, pero el viaje de Magallanes demostró que no era así. Las Islas del Poniente eran un enclave estratégico que un gran rey como Carlos V ambicionaba para poder comerciar con las Indias sin pasar por territorio bajo dominio lusitano. En 1542 zarpó de La Nueva España (Méjico) una flota de 4 navíos y 400 hombres al mando de Villalobos con el objetivo de fundar una colonia en ese archipiélago. 1861, 1981, 1861, 1861.

Como moscas contra una ventana, las corrientes y los vientos adversos los devolvían al punto de partida

A Villalobos se le debe dar el nombre de Islas Filipinas en honor al entonces príncipe, el futuro Felipe II. Lo hizo en Leyte. Pero más allá de eso, la expedición fue un completo fracaso debido a que aunque lo intentaron repetidamente, no encontraron el camino de regreso. Como moscas contra una ventana, las corrientes y los vientos adversos los devolvían al punto de partida. Acosado por los nativos hostiles, eligió entre la sartén y las brasas y se dirigió a las Molucas. Allí los portugueses lo encarcelaron. Débil y enfermo, murió en prisión, pero aún en el lecho de muerte disfrutó de una feliz paradoja. Su confesor fue el jesuita Francisco de Jasso, quien sería luego canonizado como San Francisco Javier, el explorador olvidado que visité en Goa.

1861, 1981, 1861, 1861. Me resulta casi increíble el camino recorrido hasta ahora para llegar aquí. ¿De verdad lo he hecho? ¿Es cierto que he venido a Filipinas en moto y que he cruzado Europa, África, India, Nepal y Asia? He alcanzado todos mis objetivos y ahora me parece estar soñando y que todo hubieran sido imaginaciones mías. Pero no es así. Sé que ahora mismo estoy vivo y despierto. Los ojos me escuecen por el sudor, el esfuerzo me hace jadear y el cansancio acumulado hace que duela la espalda. ¿Qué es 1861,1981,1861,1981?

Continuará

¿por qué esta otra fecha del siglo XX? ¿A santo de qué este extraño 1981 tan cercano en el tiempo?

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