Parece increíble que hace más de 400 años (426, para ser exacto), en el confín sur del continente americano se haya instalado una colonia española. Semanas o meses de peligrosa navegación la separaban de cualquier otra población de donde pudiera abastecerse. Pensado así no resulta extraño que el lugar se haya convertido en Puerto Hambre, ni más ni menos que porque sus colonos murieron de eso… de hambre.
Queda muy poco de esta colonia, las ruinas de una capilla, el suelo con ondulaciones poco naturales quizás producto del trabajo de los arqueólogos y un simple monumento con la leyenda “Aquí estuvo España” restaurado recientemente. Recuerdo bien la primera vez que visité el lugar, guiaba un grupo de entusiastas turistas, siguiendo los pasos de Charles Darwin cuyo barco, el mítico Beagle, ancló allí en 1834 para visitar la tumba de un capitán inglés que se había suicidado preso de una profunda depresión.
Partimos de la patagónica ciudad chilena de Punta Arenas, la que aún hoy parece alejada de todo, y durante dos horas bordeamos el majestuoso Estrecho de Magallanes. El oro de América y este paso interoceánico casi obligado eran la clave del asentamiento. España no navegaba por allí, prefería abastecerse del oro peruano cruzándolo a lomo de mula por el istmo de América central. Sin embargo quienes sí utilizaban el Estrecho eran los corsarios ingleses que por allí cruzaban al Pacífico para atacar y saquear las ricas colonias españolas. El objetivo de la fundación de esta colonia era custodiar e impedir el paso de los ingleses por el Estrecho de Magallanes. Y por orden Real así se hizo, pero…
Thomas Cavendish, uno de esos ingleses de los que había que defenderse, navegó hasta la colonia sin encontrar resistencia alguna. Desembarcó y encontró que… ¡los habitantes estaban todos muertos! No dudó en bautizar el paraje como Puerto Hambre y hasta el día de hoy se lo conoce con ese nombre.
Antes de marcharnos las nubes del horizonte se abrieron y pudimos ver a los lejos al Monte Sarmiento que, como siguiendo órdenes del mismísimo Pedro Sarmiento de Gamboa, continúa custodiando el Estrecho de Magallanes.
Junto con mis compañeros de viaje nos sentimos sobrecogidos por el viento, la naturaleza salvaje y el recuerdo de esa trágica historia. Habíamos llevado una botella y unos vasos, para recordar a esos colonos audaces que nunca tuvieron la menor posibilidad de sobrevivir, y para recordar la increíble historia de una España que, más de quinientos años atrás, descubrió, exploró y pobló un continente, “mi” continente. “Aquí estuvo España” leímos, y brindamos “¡Salud España!”.
Elegí Puerto Hambre para inaugurar mi blog patagónico como un homenaje a la historia que, españoles y latinoamericanos, tenemos en común (a veces renegada por algunos). Pero también lo elegí porque el fracaso de esta colonia nos habla de la salvaje Patagonia. Por suerte hoy esta región está mucho más al alcance del turismo que en la época de Sarmiento de Gamboa, el fundador de la Ciudad del Rey Don Felipe, verdadero nombre de Puerto Hambre.
Antes de marcharnos las nubes del horizonte se abrieron y pudimos ver a los lejos al Monte Sarmiento que, como siguiendo órdenes del mismísimo Pedro Sarmiento de Gamboa, continúa custodiando el Estrecho de Magallanes.
Dejo Puerto Hambre atrás para explicarles a mis lectores que este blog será semanal pero con una particularidad. En forma alternada una semana se subirá una foto para que todos ustedes intenten adivinar de dónde es y qué tiene de interesante el lugar haciendo comentarios (que permite este sitio web). A la semana siguiente aparecerá el artículo revelando el lugar y la historia por detrás de la imagen. Y así sucesivamente: una semana una foto y la siguiente, el artículo. Así es este particular Blog de la Patagonia. ¡Los invito a que participen!
¡Salud España!
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Gerardo Bartolomé es viajero y escritor. Para conocer más de él y su trabajo ingrese a www.gerardobartolome.com